lunes, 11 de febrero de 2013

Tú.

Déjame que vuelva a acariciar tu pelo 
déjame que funda tu pecho en mi pecho 
volveré a pintar de colores el cielo 
haré que olvides de una vez el mundo entero 
(Donde está el amor, Pablo Alborán)

Y tendida en la cama estoy mientras escucho una y otra vez estos versos. Me dejo llevar por todo lo que dice la canción y me transporto a otro mundo, a mi mundo. Abrazo bien fuerte el cojín, y repentinamente y sin yo poder remediarlo, empiezo a derramar lágrimas, empiezo a llorar... Y cierro los ojos bien fuerte, pensando que así dejaré de llorar, dejaré de estar triste, pero de nada sirve. Todo lo contrario, lloro aun más... 

¿Por qué lloro? ¿De verdad merece la pena estar llorando? Sé que no, sé que de poco me sirve estar mal, estar llorando y derramando lágrimas. Es como si fuera nuestra canción, esa que explica como me siento yo y que es lo que necesito... 

¿Por qué no te das cuenta? Tú, tú que en este preciso momento que estás leyendo esto, que estás sintiendo todo lo que yo siento, que estás viendo como estoy... ¿por qué no te das cuenta? Necesito que me abraces, aunque tan solo sean cinco minutos, pero lo necesito. Necesito tus suaves caricias, esas que me hacen sentir tan especial, tan querida...

Y tan solo necesito eso, tan solo necesito tu cariño, tu amor... No pido mucho más. Solo pido un poco de amor por tu parte. Quiero que pintes el cielo de colores, quiero dejar de ver ese cielo gris, oscuro y triste... Quiero olvidarme del mundo entero, de la realidad que nos envuelve... Quiero que estemos solo tú y yo... 

Y quizás para ti esto es demasiado, quizás te estoy pidiendo cosas que nunca me podrás dar... Y tus razones tendrás para no hacerlo, para no poder o no querer hacerlo... Y yo, ya no puedo decirte nada más... 

Solo puedo esperar a que leas esto, a que veas como me siento, a que te des por aludido... Porque tú siempre tienes la última palabra en esto del amor. (Tu jardín con enanitos, Melendi)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...