sábado, 17 de septiembre de 2016

Ghosts.

Or am I just
Too cynical for my own good,
Too scared to say,
We'll get there if we should
(Heroes or ghosts, The Coronas)

Un día te encontraré, volveré a verte, haré como si nada hubiese pasado. Quizás nos veamos en el mismo sitio en el que lo dejamos. Aquella catedral tan pintoresca que solías admirar, o en el café que siempre abría hasta las 3 AM, fuese el día que fuese. 

Miradas fugaces que nos lanzaremos en el tren de la mañana, ese que nos lleva a destinos diferentes para empezar nuestra rutina. Y es que hoy te veo, igual que siempre. Ahí estás, sentado frente a mí mientras lees mi libro preferido, y la comisura de tu labio se eleva un poco dejando ver una pequeña sonrisa, esa que me cautivó. 

No sé si te has dado cuenta de que estoy aquí, que te he buscado. No ha sido cosa del destino, de una tercera persona queriéndonos unir. He sido yo. Lo he provocado, quiero regodearme en el dolor, en el ayer y en el pasado. Revivir una y otra vez nuestra vida, darle a rebobinar y al play cuantas veces haga falta. 

¿Me equivoqué? No debería haberlo hecho, debería haberme quedado quietecita, como cuando nuestras madres solían regañarnos. Pero -quizás- es la parte en mí que quiere volver a verte, aunque solo sean dos segundos. 

Ojos azules en los que me perdía, haciendo contraste con el verde de los míos. Tus manos que hoy se sujetan para no caerse cuando el tren gira bruscamente y antes sujetaban mi mano. El pálido color de mi piel con el rojo de tus mejillas cada vez que te sonrojabas, cada vez que pensabas en mí. 

¿Soy la única en la que piensas? Cada mañana al despertarme, cada pequeña rutina solía recordarme a ti, a nosotros. El café de media mañana, aquel que solías traerme. Esas tostadas cursis en forma de corazón. Las llamadas tras horas trabajando o después de un examen. Te preocupabas por mí. ¿Quién ocupa tus pensamientos ahora? 

Solías contarme historietas, solías recitar poemas e intentabas tocar la guitarra. Jugabas y reías como si de un niño pequeño se tratase, con la misma inocencia, siendo igual de risueño. Abrir el baúl de los recuerdos es doloroso, a la par que insuficiente, igual que recordarte. 

No te veo más. Cuando te busco y te encuentro eres tú quien no me ve, quien no quiere verme. Me borras y yo deseo hacer lo mismo. Encontrar ese botón que con tan solo pulsarlo borre todo lo malo, todos los recuerdos. No lo encuentro, o quizás no quiero encontrarlo. 

¿Será que es difícil? No tengo tiempo para pensarlo, para buscarlo y encontrarlo. No disfruto del momento, de los pequeños placeres que tengo en mi día a día. Esos pequeños regalos de aquellos que están a mi lado, que me regalan sonrisas. No pienso en los que me rodean, aquellos a los que les importo.

Escuchar tus mensajes de voz, tus notas de audio, sencillamente tu voz. Los dulces susurros, la voz ronca recién levantado. La seriedad que desprendías. Las pocas ganas de hablar que tenías a media tarde, pero que hasta tus silencios decían mucho. Tus miradas hablaban, tus caricias cortaban mi respiración. Tú. 

Y esto se ha convertido en un sin sentido. Palabras que llenan páginas de historias, cuadernos rotos, páginas caídas que guardan secretos; pequeños y grandes. Trenes que ya no salen, besos en medio de la cafetería que desaparecen, caricias debajo de la mesa que ya no existen, que ya no se sienten. ¿Existió alguna vez? 

Fantasías de princesa, recuerdos y memorias de lo que a otros les sucedió, pero tú no fuiste capaz de vivir. Visto desde fuera, desde otra perspectiva. Ya lo dicen: nada es lo que parece. El tren no se mueve, las palabras se amontonan, uno ya no sabe lo que dice. Escribo por escribir. Escribo por rabia y rencor, por no querer callar, por dolor. Todo es un sin sentido. ¿Lo ves? ¿Lo entiendes?

Callejones sin salida en los que uno se encuentra. La discontinuidad de una historia que nunca acaba, que no sé si ha empezado. Esconderme, agachar la cabeza para no verte más, para que pienses que he pasado página. Sin embargo, no sé nada. 

Y es hoy te encuentro, te veo, hago como si nada pasase. Entre tanta multitud ahí estás tú: con la misma sonrisa pícara, con la cara iluminada. Ahí estás tú, silenciando todo ruido a mi alrededor, parando el tiempo. Y es que hoy te veo, te busco y te encuentro; sin catedral, ni tren ni café. Solo tú.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Tras la pantalla.

But I've got high hopes, it takes me back to when we started
High hopes, when you let it go, go out and start again
High hopes, when it all comes to an end
But the world keeps spinning around
(High hopes, Kodaline)

Esta soy yo. Aquella que se esconde tras la pantalla de un viejo ordenador, quien escribe pequeñas frases en servilletas de diferentes bares, quien compra mil y una libretas dejando constancia de pequeños pensamientos. Soy yo, quien abre una página en blanco para poder plasmar cientos de sentimientos, de palabras que cobran sentido. 

Aquí estoy otra vez. Me abro en canal para quien quiera leerme, lo haga. Me desnudo frente a un público invisible con el fin de que me conozcan un poco más, y para que aquellos que son amigos me desconozcan un poco más. Aquí estoy una vez más, frente a este ordenador que más de una vez he mandado a arreglar, pijama puesto y bien cómoda en una enorme cama, en la que sola estoy. 

Pijama viejo, pies descalzos y música importada de Irlanda. Sí, siempre que puedo demuestro mi amor irracional hacia Irlanda. ¿Por qué la Isla Esmeralda? No hay motivo aparente, en su momento me gustó por gustarme uno de los cantantes de una boyband... Sin vergüenza lo digo, One Direction. Años después tuve la suerte de viajar a Irlanda, y allí me enamoré. Ciudad pintada de verde, barrios pintorescos, gente amable, simpática, acogedora. 

Más cómoda imposible. Esta soy yo; quien no se deshace de la típica tripita cervecera. Inseguridades que van y vienen, la autoestima que sube y baja como si yo fuese una montaña rusa. ¿Serán las hormonas, la edad? Será eso... Así me presento yo. Una persona llena de inseguridades, ni guapa ni fea, demasiado alta, siempre intentando sonreír e intentando dejar huella en alguien. ¿Lo habré conseguido? Quién sabe... Aquí estoy, llena de esperanzas y sueños, deseando que se cumplan, luchando por que se cumplan. 

A veces me desmorono, pero al día siguiente remonto. Tomo con fuerza el timón y voy a babor o a estribor, según la corriente, según la dirección de mis sueños, de mis esperanzas. Empiezo de cero si hace falta, sin avergonzarme, sin esconderme. Me presento con todo tipo de imperfecciones, intentando mejorar, aunque a veces no lo consiga. Me presento con sueños salidos de una película de Disney, y otros un poco más realista, me presento tal y como soy. 

Soy esa chica de gafas de pasta color negro, quien esconde su sonrisa, quien se avergüenza de muchas cosas, que quiere y desea muchas otras. Esa persona con gustos eclécticos en cuanto a música se refiere. Hoy pop, mañana rap, quien sabe. 

Hay veces que me dejo llevar por las presiones de los demás, aunque no quiera, aunque crea que soy más fuerte. Callo por no querer problemas, agacho la cabeza, escondo el ala. Soy alguien con opinión, y con voz aunque a veces no la alce, aunque haya personas que no me pidan opinión, aunque crean que soy tonta. 

Esta soy yo, quien se esconde tras la pantalla para poder expresarse con libertad. Una chica vergonzosa, que cuando se pone a escribir deja volar la imaginación, arrastra el dedo hacia el pequeño cajón de publicar y no le da más vueltas al asunto. 

Yo; a quien ya poco le importa lo que piensen de ella, lo que digan de mí. A quien, aunque me pueda llegar a afectar, no se preocupa por quien no se merece ni dos minutos de mi tiempo. Yo; quien con grandes esperanzas, con grandes sueños, si me esfuerzo conseguiré aquello que quiero. Yo. 

martes, 6 de septiembre de 2016

Hemos perdido el tiempo.

Running out of time
I really thought you were on my side
But now there's nobody by my side
(Don't let me down, The Chainsmokers feat. Daya)

Cierro los ojos y pienso en los momentos que has estado a mi lado. Siento tu presencia, el aroma a lavanda que solías dejar en pequeños rincones de cada habitación. Pienso que sigues a mi lado, creo que puedo coger tu mano y caminar, aunque vaya a oscuras, aunque tenga los ojos cerrados. Sin embargo, ya no estás aquí. 

Hemos perdido el tiempo jugando al gato y al ratón, al escondite, a las peleas que poco a poco se convirtieron en peleas de verdad. No había gritos, ni insultos, pero estos no hacían falta. Las palabras más dulces podían herirnos en lo más profundo. Miradas frías, y abrazos que ya no ocurren. 

Hemos perdido el tiempo reprochándonos los errores del pasado, de las imperfecciones que cada uno tienes. No éramos capaces de sonreír, de mostrarnos felices con la compañía del otro. Nos mostrábamos dolidos e indiferentes cuando se trataba de los sentimientos de los demás. 

Confiaba en ti, en lo nuestro. ¿Te fallé? Sí. ¿Me fallaste? También. No tengo miedo a admitir mis errores, a admitir que me equivoqué, que no fui todo lo perfecta que debería haber sido, y que en más de una ocasión te mentí. Pensé que podía protegerte si te mentía, si ocultaba pequeñas verdades que podían dañarte, romperte. 

No fui capaz de ver que eso era lo que más daño te hacía. Lo admito, pido perdón. Aun así, tú callas. No admites que cometiste tus propios errores, aquellos que provocaron el "declive" de nuestra amistad. Estabas, pero ya no estás. Fuiste, y ya no eres. 

Eres un recuerdo que se esfuma. Un aroma casi imperceptible, pero que recuerda al dulce olor de la lavanda. Un suave viento, una brisa marina que te despeina, que roza tu cabello. Una sonrisa de esas íntimas, de aquellas que no se ven. Eras lo que ya no eres, eres lo que nunca llegaste a ser. ¿El qué? Sólo tú lo sabes. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...