miércoles, 18 de abril de 2018

Algo mejor.

Don't take it to heart
Your company is fine
But I get on better with mine
(On my own, Niall Horan)

Hoy me he acordado de ti, de nuestros momentos justos. Una nota musical que me devuelve al pasado, una canción que me transporta a un baile lento para dos. Una copa de vino dulce y un beso de frío labios. Un par de acordes tocados en la vieja guitarra desafinada y una púa partida en dos tras varias melodías. Era tuya.

Volví a pasar por el bar de los rompecorazones, por el restaurante de los secretos guardados, aquél donde tanta citas tuvimos. De los escondites donde nuestro amor afloraba, de los sitios de la pasión desenfrenada, de besos alcohólicos y abrazos envueltos en perfume.

Te volví a ver en sueños. Soñaba con tus caricias, con los momentos de paz que me aportabas, con las sonrisas secretas bajo palmeras en la playa. Recordé los paseos y el perdernos por las abarrotadas calles de nuestra pequeña ciudad. Pensé en las madrugadas en vela, en las charlas sin fin y las confesiones que yo no sabía que me traerían problemas.

¿Será eso? Quizás tendría que haber callado, no haberte enseñado esa parte de mí que pocos conocían, no deberías haber visto mis inseguridades, los laberintos de mi loca cabeza, de mis tantos pensamientos. Tal vez, no hubiese cambiado todo de la noche a la mañana, ni se hubiese convertido en una mera amistad más, en una relación fría y cordial.

Se acabaron las llamadas sorpresas, las ansias de hacer planes, de escaparnos y de comernos el mundo. Se acabó el vernos en momentos inesperados, de emborracharnos y levantarnos queriendo comernos a besos. No hay más caricias, ni momentos de tranquilidad.

Tampoco discutimos. Sólo una conversación tranquila donde cada uno expuso sus ideas, planteó motivos y razones. Quizás no los entienda, ni tampoco los comparta, pero cada vez que recuerdo, me doy cuenta que ya poco me importa. Fueron días alocados, llenos de sonrisas, de espectáculo y películas entretenidas.

Fueron días para atesorar, así sin más. Caminos que se convirtieron en uno durante un tiempo, mientras bebíamos, mientras reíamos y que luego se se separaron, siguieron por otro sendero bien distinto. Lugares donde otros nos abrazarán, nos protegerán y nos querrán.

No sabemos si será mejor, si las copas tendrán un gusto diferente, ni si la guitarra tocará acordes nuevos o quizás otros que me recuerden a ti. Los bailes lentos se cambian por melodías de fuerza, melodías más movidas, que nos apetece bailar. No sé si será mejor, pero hoy somos libres, hoy tomo las riendas y eso es lo único que me apetece.

Mi propia compañía, conocerme a mí misma, saber lo que yo quiero y a quien quiero. Moverme por nuevos bares, por otros salones de baile y tocar otros instrumentos. Conocer y reconocerme, experimentar y vivir experiencias de las que escribir, de las que inventar historias. Y ante todo, seguir sonriendo, seguir viviendo, mantenerse positiva.

No te lo tomes a mal, fueron buenos momentos. Y te lo he dicho, me acuerdo de ti, pienso en ti. Lo bueno y lo malo e incluso las inseguridades están allí. Sin embargo, no sacaré nada en claro si sigo lamentándome, si sigo pensando en lo que puedo pasar, en lo que no pasó.

Mejor seguir caminando por mi propia montaña, por ese sendero de piedras, rocas y playa. Un paseo que no es fácil, pero que me reconforta. Sigo conociendo a personas, aunque siempre me ponga a mí misma por delante de los demás. Me vuelvo un poco egoísta y prefiero mi propia compañía.

Decisiones que tomo durante el viaje, mientras el avión despega, cuando nadie me ve o cuando todos se fijan en mí. Pienso en lo que quiero y me tiro de cabeza a la piscina, agua de nuevas oportunidades. Así que me despedido, todo fue bonito... Pero quiero un adjetivo mejor que solo el de bonito.

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...