miércoles, 27 de noviembre de 2019

Borrando historias.

I don't want to fight you though
I'm not a one man show
(Love me later, The Blizzards)

Escribir y borrar la misma frase una y otra vez. Escuchar esa vocecita en mi cabeza que me pide que me centre, que escriba lo que siento y que me desahogue, y yo aquí sin ser capaz de convencerme. No saber como describir, ni como ordenar los pensamientos de mi cabeza, los sentimientos de mi corazón. 

Así que me levanto, paseo, escucho música, intento aclarar mis ideas y acabo ignorando el problema. Sencillamente, me encuentro en un momento de agotamiento mental. Darlo todo, tender la mano, derribar tus propios muros, acordarte por qué en un momento dado decidiste que era mejor crear barreras. 

Sabías que acabarías tirada en el suelo, odiándote a ti misma por no odiar a los demás. Queriendo no sentirte culpable, ni sentirte el verdugo de tu propia historia. Te centras en intentar mejorar las cosas, buscar soluciones y sales perjudicada. Preferirías ser la víctima, pero nadie te creería. Siempre hay alguien por encima de ti.

Pasar por al lado de quien una vez sacó lo peor de ti y decidir ignorarlo. Subes la música y prefieres sumergirte en tu mundo, crear una capa invisible que te proteja de hablar con esa persona. Mirarla a la cara y recordar quien fuiste en su día y que no te gustó ser. Las sonrisas sarcásticas, los momentos de comentarios fríos o fuera de tono. Alguien que cambió la perspectiva de tu mundo, capaz de herirte. 

¿No estás harta? ¿No te cansa repetir una y otra vez la misma historia? Es como abrir un libro donde, aunque los protagonistas cambien, el argumento es siempre el mismo. Retroceder en el tiempo, avanzarlo, pararlo ¡qué más da! Si el inicio, desarrollo y el desenlace es el mismo. Sí, cambian un par de nombre, unas cuantas decisiones y cambios de tramas, pero lo básico y la conclusión sigue siendo exactamente la misma. 

La música, los paseos, el ignorar a quien pasa por tu lado es mera parafernalia. Son pequeños momentos en esa montaña rusa de la vida, de nuestro camino. Sin embargo, luego volvemos a darnos cuenta de las cosas, a saber, que no se puede ignorar el problema e incluso entender que se debería hacer algo. 

¿En serio? Es agotador estar una y otra vez en la misma situación. Esa encrucijada de la que crees que has salido por fin, hasta que ves que te metes en otra. Creer que se acabó la guillotina y el verdugo… pero no; aquí estás, otra vez frente a los que te juzgarán y frente a aquellos que tú has juzgado alguna vez. 

¿Cerramos el libro? ¿Acabamos ya la historia? ¿Dejamos de leer otros cuentos con misma trama? Sé que ignorar no es la mejor solución, que el problema seguirá estando ahí y que la historia seguirá sucediendo infinitamente. Aun así, no me importa. No quiero aclarar ideas, no quiero ordenarlas. Prefiero pasar página, saltarme capítulos e intentar crear un cuento distinto. Uno sin víctimas ni verdugos, ni personajes que tropiezan con la misma piedra. Mejor que caigan tras errores distintos o que tiren los muros de quienes merezcan la pena porqué contaran algo interesante. 

Ya no interesa esta historia. Es aburrida, cansa. Y así me siento. Agotada, harta y sin ganas de seguir peleando, ni de comerme la cabeza por problemas que no son míos. Conviene dejar el tiempo pasar, morderse la lengua, reservarse los sentimientos para una misma; la rabia, alegría y el dolor. El odio a los demás y el mío propio quedan guardados bajo llave y esperemos que nadie la encuentre. No quiero acabar en el suelo, tirando la toalla, construyendo nuevos muros y creando la misma triste historia. 

Mejor pasar ya del tema, dejar que tu silencio hable por ti, que diga las palabras que el corazón y la mente no quieren pronunciar. Mejor, mejor borro estas palabras y así nadie sabrá como me siento.

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...