martes, 16 de junio de 2015

Que digan lo que quieran...

Que digan lo que quieran
Que las palabras vienen y se van
Y yo soy como soy en realidad
Quiero vivir a mi manera.
(Que digan lo que quieran, Natalia Oreiro)

A veces uno no lo entiende, a veces uno no lo ve. ¿El qué? Te estarás preguntando, sencillamente que no todos somos iguales, ni perfectos, ni inteligentes, ni tan sabios como otros. Uno no se da cuenta de que no todos tenemos los mismos gustos, ni hobbies, ni intereses. Y esto, es utilizado por muchos para hacerte sentir inferior. 

Sí, no soy perfecta. Ya lo he dicho en más de una ocasión. Pero ¿por qué me tengo que avergonzar de mí misma como muchos quieren? ¿Por qué tengo que esconderme y no admitir que soy diferente a los demás, que no puedo ser igual? ¿Qué hay de malo en ello?

Ya lo dicen: para gustos los colores. No quiero ser igual a los demás, no quiero ser una más entre el montón, alguien que dentro de unos años será olvidada, que pasará desapercibida. Prefiero ser la rara, aquella que no sigue a la mayoría, pero que será recordada. 

Quiero marcar una diferencia, aunque no sea a gran escala. Quiero dar  un paso adelante siendo yo misma, hacerme notar y hacer entender lo que yo valgo. Porque sí: yo valgo. Quizás no tenga las mejores aptitudes, quizás mis habilidades no sean trascendentales, pero, al igual que muchos otros, valgo para algo. Así que, no hay ningún problema en ser diferente. 

Aquelles "seres superiores" quieren que cambiemos, quieren que seamos parte de esa gran multitud , y no de esa pequeña minoría que, a mi parecer, es mas relevante, y vale mucho más. No dejes que nadie te diga lo contrario, no dejes que nadie haga sentir como una inútil, porque tú, al igual que yo, no lo eres. 

Y en mi caso, sí: me gusta escribir. Me encanta "esconderme" tras una pantalla, estar frente a un teclado y dejar que mi imaginación vuele. Desahogarme sin tener que dar explicaciones, sin dar nombres aunque en el fondo lo diga todo. Siempre hay alguien que se da por aludido...

Lo peor es que, a vceces, quien se da por aludido cree que puede cambiar esa situación, que puede "arreglarla". Lo peor es que, a veces, el aludido y a quien yo verdaderamente me dirijo no son la misma persona. Así qué ¿qué te hace creer que puedes cambiar lo que pienso? ¿qué te hace creer que si no eres capaz de cambiar mi opinión sí podrás con mi persona? Estás muy equivocado. 

Y sí, es verdad, también tengo unos gustos musicales muy poco definidos. Aun así ¿es esto motivo para burlarse o utilizarlo para juzgarme? No, no debería ser así, pero como siempre pasa: esto es así. No puedes sentarte y relajarte escuchando la música que a ti te gusta, no puedes compartir tus pensamientos en voz alta y dar a entender que te gusta un grupo u otro y todo porque siempre habrá la persona de turno que estará ahí esperando para reírse. 

¿Te parece normal? ¿Crees que es lógico? ¿Me río yo de tus gustos? ¿Qué gana uno riéndose de los gustos de los demás? Al final, uno opta por callar, uno opta por no decir nada, por no expresar que música es capaz de calmarla en los malos momentos, o animarla cuando no está en sus mejores días. Uno debe callar ¿no es eso lo que piensas tú?

Pero, la música no es lo único que uno critica o de lo que uno se burla: la vestimenta también. Típica frase de aquél que quiere pisotear a los demás: no vas a la moda. ¿Para qué ir, si lo que esas modas transmiten son tan solo cosas pasajeras? Modas que hoy están, y mañana ya no. Yo visto como quiero, con aquello que me siento más comoda ¿¡es delito!? 

Pues bien, vemos que en el mundo hay personas crueles, personas que utilizan tus inseguridades para hacerte sentir inferior. Pero, mi madre siempre lo ha dicho: en esta vida te vas a encontrar de todo y no vas a agradar a todo el mundo. Y es verdad, no podemos ponernos las expectativas muy altas, porque no somos afines a todo el mundo, ni a todos agradamos por igual. 

Sin embargo, confía en ti misma. No dejes que te hagan sentir inferior, sigue siendo fiel a ti misma, a tus principios y a tus valores, a aquello que te hace feliz. Olvida a los que dentro de unos años serán olvidados, aunque no lo crean, el karma existe y el tiempo los pondrá en su lugar. Sigue intentando marcar esa diferencia, a tu manera. 

Yo lo intento, por eso escribo, porque creo que estoy marcando una diferencia. Aunque sea a pequeña escala, la cuestión es hacer algo con lo que tú te sientas bien, de lo que tú te sientas orgullosa. Y recuerda: las palabras vienen y se van, y aquellos que intentan pisotearte también.

miércoles, 10 de junio de 2015

No lo entiendo...

Where did I go wrong? I lost a friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you all night
Had I known how to save a life
(How to save a life, The Fray)

No sé por qué sigo intentándolo. La verdad, no lo sé. No entiendo por qué no soy capaz de tirar la toalla, de sencillamente dejarte marchar, irme de tu lado, ver que todo aquello que hago es inservible. No sé qué hago pensando en ti, acordándome de ti, creyendo que esto tan solo es una fase. La verdad, no lo sé. 

Será que soy ya demasiado estúpida, que soy incapaz de madurar, de seguir adelante, de pasar por tu lado con educación, pero, sin dedicarte un segundo más de mi tiempo. Será que confío en que no haya nada perdido, en que todo esto pasará y que mañana estaremos riéndonos de todo esto que ha pasado. Tan solo es un maldito error. 

¡Y vaya error! Por mi parte, no por la tuya. Por mi parte, por creer en ti, por confiar en ti, en todo lo que decías, en todo lo que prometías. Por creer que aquello que hacías y decías era por mi bien, por continuar adelante con nuestra amistad, pensé que al menos eras capaz de dedicarme un minuto y ver que era lo que me importaba a mí. Pero, no. Me equivocaba, otra vez. Como siempre ¿no?

Aquí estamos, otra vez frente a la misma situación. ¿Nunca tienes algún tipo de remordimiento? No sé, por más pequeño que sea... ¿no lo tienes? No piensas en que quizás tú también te estás equivocando, en que no soy yo la única que tiene parte de culpa. 

Sí, es verdad, yo tengo mi parte de culpa. Soy culpable porque no he sido capaz de decirte la verdad, porque he callado, no me he enfrentado a ti, he dejado que el tiempo pasara pensando que lo curaría todo cuando lo único que hace es perjudicar las cosas aún mas. 

No obstante, tú me has mentido. Lo peor es que piensas que llego a tal punto de estupidez que nunca me enteraré. Pero ¡eh! Lo hago, me entero, lo veo, lo leo, lo recuerdo. ¿Puedo perdonarte? Sí. ¿Olvidar? No lo creo. 

Dime; ¿alguna vez has necesitado un hombro en el que llorar? ¿Quién ha estado a tu lado en los malos momentos? ¿Quién era la primera en cogerte las llamadas, en calmarte cuando no podías ni hablar por culpa del llanto? ¿Quién ha sido la única capaz de estar ahí sin pedir nada a cambio? ¿Quién? 

Tranquila, puedes decirlo. Ahora mismo estoy reprochándotelo todo. Sí, absolutamente todo. Las veces que me has dejado sola, las veces que me has mentido, que te has dignado a decir algo y luego hacer otra totalmente distinta. Te reprocho las veces que mis mensajes han quedado sin contestación, las veces que no he escuchado un solo consejo por tu parte porque tenías cosas más importantes a hacer. ¿Salir de compras lo era? No lo sabía... 

¿Te he fallado? Seguramente,pero, tú no te quedas atrás. Tú nunca te quedas atrás. Haces lo que quieres, dices lo que quieres y a veces no piensas en los demás, en los sentimientos de otros. Te desprendes de las personas como quien tira un pañuelo a la basura, como quien se deshace de aquel viejo juguete que ya no necesita, que ya no quiere, que de nada le sirve. 

Te he fallado porque ha llegado un momento en el que he decidido rehacer mi vida. Un momento en el que he tomado las riendas de mi vida, dejándote en el pasado, sin querer saber ya nada de ti. Ese momento en el que comparto grandes momentos con mis amigos, con las personas que me han demostrado estar ahí, que han sabido soportarme. 

Y aquí estamos otra vez, aquí estamos desahogando sentimientos, intentando entender lo que pasa, lo que sucede. Porque la verdad, yo sigo sin saberlo, sigo sin entender que te hace pensar que nuestra amistad no está perdida, que te hace pensar que nuestra amistad va a ser infinita, que sin ningún tipo de esfuerzo seguirá ahí. 

Y, sí: lloraremos. Pero, no busques consuelo en mí. No creas ni por un momento que soy yo la persona a la que puedes acudir, a la que puedes contarle todo... ni lo sueñes. Vuelve a tus infinitas compras, quizás ellas sí te escuchen. 

lunes, 1 de junio de 2015

Se van.

Llega junio, y con él estamos a un paso más cerca de llegar a las vacaciones, de llegar a la ansiada libertad. Y a la vez, con este mes de junio, también llegan los recuerdos de etapas finalizadas, de caminos que se han separado, de personas que han desaparecido, que han tomado un rumbo distinto y de las que ya poco sabes. 

Hoy tuve un momento de nostalgia y decidí buscar entre mis viejas carpetas esos mensajes, dibujos y cartas que algunos me escribieron el algún momento de mi vida, concretamente cuando estuve en el instituto. Recuperé todas esas palabras para darme cuenta que todo fue mentira, que tan solo fueron palabras dichas por decir, para tener contentos a todos. 

Quien me iba a decir a mi que todo cambiaría de esta manera, que lo que un día fue amistad, ahora es un vago recuerdo del que rara vez me acuerdo y si lo hago es porque hay terceras personas que te nombran. Hoy cojo un recuerdo en concreto de esas viejas carpetas y una frase en especial:

Yo nunca te olvidaré. Espero que tu tampoco. 

No voy a mentir, te he olvidado. O quizás no te haya olvidado, pero, no soy capaz de recordarte con la misma asiduidad con la que antes lo hacia. Te he olvidado de la misma manera que tú lo has hecho conmigo. Porque dime la verdad ¿alguna vez piensas en mí? No lo creo. Ni siquiera fuiste capaz de recordar mi cumpleaños. 

Aun así, para demostrarte que yo no soy como tú, decidí felicitarte el día de tu cumpleaños, decidí felicitarte, dejar a un lado todo el rencor que te había guardado, la decepción sentida por las falsas esperanzas. Lo dejé todo en el pasado y te felicité, aunque no sé para qué. 

Aquí estamos, recordando esos momentos en los que estábamos presentes, en los que había un por y para siempre y en el que ahora ya no hay nada. Porque ya lo dicen "nunca digas nunca" y tú lo dijiste. 

Entonces, una tiende a olvidar esas personas que por más que hayan aportado algo a nuestra vida ya no están en ellas. Pensamos que ahora que estamos en una etapa mejor y más madura conocemos a los que estarán a lo largo de nuestra vida, de nuestro viaje. 

No obstante, eso no quieta que más de uno se lleve una decepción al entrar a la universidad. Ya no se trata de las clases, ni de los profesores, ni de la vida universitaria en sí, sino de las personas que uno conoce y con las que convives. 

Tras tres años con alguno de ellos, es doloroso y decepcionante ver como algunos se alejan, como algunos son capaces de inventar estúpidas excusas con tal de justificarse, de justificar su error. Es decepcionante ver como ya nada les preocupa, como no son capaces ni de decir hola si tú no los buscas. 

Pero, siempre hay que saber que estás cosas pasan, que situaciones como estas seguiremos viviendo siempre, que no se acaban de un día para otro, ni de la noche a la mañana. Aquellos que se van, que no esperan volver, que no esperen a que yo esté con los brazos abiertos, esperando a que vuelvan. Se han ido, se han ido prometiendo falsas promesas, de aquellas que no vuelven, de aquellas que ya no importan. 


Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...