jueves, 1 de febrero de 2018

Mejor así.

I'm just protectin' my innocence
I'm just protectin' my soul
(Too good at goodbyes, Sam Smith)

Bendita inocencia, santa ingenuidad y la buena fe. Mirada transparente y el voto de confianza depositado en aquellos a los que se le tiende la mano. Estúpida bondad  que nos hace "ver" lo mejor de todo aquel que se acerca a nosotros. No existe maldad ni malas intenciones; solo creemos en los errores, pero no en los pecados imperdonables

Dolor propio que se guarda en un cajón jamás abierto. ¿Quién eres y en quién te has convertido? Mirándote al espejo y viendo las cicatrices, las arrugas y marcas de debilidad. Todo escondido bajo una buena capa de maquillaje, preparados para otro día que afrontar. 

Cajón cerrado para nosotros y abierto para las preocupaciones ajenas. El egoísmo propio no existe y por eso acabamos dando, regalando y entregando otro trocito de nosotros mismos. Otro día más donde no sacamos lo mejor de nosotros mismos, donde no nos sentimos cómodos en nuestra propia piel. 

Sin embargo, seguimos siendo de alma transparente y desprotegida. Difícil decir adiós a quien te persigue en los momentos más importantes. Quien te escribe diciendo preocuparse por ti, quien te llama diciendo querer saber de ti o bien quien cree que con un simple regalo se arregla todo. 

Bendita bondad infinita que nos hace creer que hoy será diferente, pero que al llegar la noche todo cae en saco roto. Ingenuidad y estupidez que nos hace tropezar con la misma piedra maldita que se entromete en nuestro camino. Rasguños y heridas que aparecen con cada caída. 

¿En esto nos hemos convertido? En viejos pesimistas, creyentes de vasos medio vacíos e incluso ya rotos. Personas con objetivos, pero incapaces de cumplir sueños propios. De valiosos corazones y santa ingenuidad. Tantas veces nos traicionan y aun confiamos con los ojos cerrados y las manos atadas. 

Entonces mejor ocultarse, esconderse y protegernos a nosotros mismos, nuestra alma transparente, el brillo de nuestros ojos, la sonrisa pícara que de vez en cuando asoma. Mejor abrir el cajón que una vez clausuramos, quitarnos la base de maquillaje y despedirnos de las derrotas y de las llamadas que no interesan. 

Decir adiós, aun conservando la bondad. Despedirnos de nuestra propia ingenuidad y de los regalos que poco harán por arreglar situaciones. Pisar fuerte y tirar por la ventana los fracasos, las malas vibraciones y los chascos que nos hemos ido llevando. Mejor seguir adelante, mejor olvidar el día de ayer. Sí, mañana será mejor. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...