martes, 18 de febrero de 2014

Van y vienen.

Decepciones van, decepciones vienen. Pequeños secretos acumulados que poco a poco se van descubriendo sorprendiéndote y no precisamente para bien, sino todo lo contrario. 

Mentiras y secretos guardados que piensan que nunca descubrirás. Sin embargo, al final todo llega a tus oídos, te enteras y no por la persona correcta, no por quien te tenías que enterar. Te llegas a enterar por terceras personas. Duele. 

Duele mucho, porque esa persona que para ti era importante y que sigue siéndolo te ha ocultado una pequeña tontería. sin embargo, eso hace que ya desconfíes de cualquier cosa que te vuelva a decir. 

Te lo replanteas todo y ya no eres capaz de poner la mano en el fuego, al menos en algunos aspectos. No eres capaz después de una pequeña mentira que te ha dolido, te ha herido. Definitivamente, te ha decepcionado. 

Mentiras van, mentiras vienen. Y puedes prometer, pero tú dudas, lo cuestionas todo, ya no crees nada. Puedes hablar, contar, explicar, todo lo que tú quieras. No obstante, ya no eres capaz de confiar de la misma manera. 

No quieres distanciarte, pero hay pequeños detalles que duelen. Pero el dolor, al igual que las mentiras y las decepciones van y viene. Y tarde o temprano todo se sabe, y el dolor se irá. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...