domingo, 20 de noviembre de 2016

Madre.

Hoy traigo un post inusual, pero que a la vez sus palabras salen del corazón. La marca Puleva patrocina una campaña para el cambio del significado de la palabra madre. Por eso hoy escribo este post, por ella hoy escribo este post. 

Pues bien, resulta que la RAE (Real Academia Española) da la siguiente definición para esa persona que no sólo nos ha dado la vida, sino que se ha dedicado a cuidarnos, a protegernos: Mujer o animal hembra que ha parido a otro ser de su misma especie

Tuve que cerciorarme bien antes de escribir nada, antes de decidirme y explicar lo que sentía al leer esto. Repasé todas las entradas que el diccionario daba, quizás en otra acepción encontraré aquello que busco. Sin embargo, nada de eso sucedió. 

¡Qué frivolidad! Claro está, el diccionario solo nos entrega su significado más literal y lingüístico, definiendo la estricta realidad. No se detiene en el verdadero significado de la palabra amor, protección, en el confort y consuelo que una madre puede proporcionar. No, eso no es cosa del diccionario. Tan solo debe encargarse de unir palabras frías para dar una descripción gráfica de la realidad. 

¿Es esta mi realidad? El calor de una madre no lo da una definición fría de la RAE. Una madre apoya, cuida y protege hasta su último aliento. Está ahí en todo momento, en lo bueno y en lo malo. Es ella quien me alienta a seguir luchando por lo que quiera, a conseguir todos mis sueños. 

No, no es una relación idílica. No soy la hija perfecta, y ambas aprendemos de los errores cometidos. Nos peleamos, discutimos, queremos ambas tener la razón, sin dar nuestro brazo a torcer. Aun así, tras las discusiones y las tormentas, comprendes que ellas son las que tienen la razón. 

Saben más, han vivido más, quieren lo mejor para ti. No sólo han sido capaces de parirte, también han estado ahí cuando has dados tus primeros pasos, tus primeras palabras. Están ahí, da igual la edad. Nos han enseñado tantas cosas, nos siguen enseñando tantas cosas. 

Hemos aprendido de ellas. Nos educan, saben lo que es el respeto, el amor y la humildad. No les gustan las mentiras, y para nosotros son heroínas capaces de superarlo todo. Estas son palabras que un diccionario es incapaz de dar, de expresar. Y, sin embargo, esta es mi realidad. 

Si tengo un problema, mi madre me escucha. Da igual la hora, el día o la edad que yo tenga; si el día es gris, si me encuentro mal puedo seguir yendo a su cama, esconderme bajo las sábanas, que me abrace y que todo mal se vaya. 

Madre es quien no duda en recogerte a las doce de la noche cuando ya no hay bus que te lleve a casa, quien se preocupa cuando algún mal te acarrea. Llorará contigo, reirá contigo. Te levantará los ánimos, te ayudará a perseguir los sueños que tengas. Y sí, también te regañará, se enfadará contigo, te hará ver todo con perspectiva. 

Es madre, alguien te que quiere, que te ama incondicionalmente. Una fría descripción de un diccionario no las define, las palabras que uno le pueda dedicar a alguien que quiere siguen siendo insuficientes. Aun así, cada pequeño detalle ayuda. Quizás el mundo no vaya a cambiar por una campaña que podría ser tachada de comercial. 

Pero lo que sí es cierto es que como mi madre no hay otra, que soy afortunada, que ella es una mujer de gran corazón, valiente y fuerte. Siempre está al pie del cañón; esto un diccionario no lo ve. Por eso, firmé esta petición, por eso quiero aportar mi granito de arena, saber que una madre no es una simple hembra que pare. Entender que a una madre la definen mil conceptos, pero que estos son incapaces de ser definidos por un diccionario. 


(¡Firmad!)

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Tic-tac, tic-tac.

Tic-tac, tic-tac. Las manecillas del reloj se mueven, hoy van hacia delante, y mañana quizás retroceden. Tic-tac, tic-tac. Uno no se para a pensar, no actúa habiendo analizado la situación. Uno se mueve por impulsos, por inercia. 

Cuando pasa, no te das cuenta. Piensas que ha sido otro de esos pequeños descuidos. Ese fallo que has tenido, como cuando has roto la taza preferida de tu hermano o bien te has comido ese último bombón que tu madre quería. 

No ha sido un fallo pequeño, uno de esos errores cometidos que se pueden olvidar, en los que no pensar. El reloj sigue funcionando, no se para por que tú hayas metido la pata. Sigue marcando las horas, los minutos y los segundos que pasan. Marcan nuestro presente, parte del futuro. Tú ya no estás, no ves el reloj, no escuchas su interminable tic-tac, tic-tac.

Él no te espera, no piensa en ti. Continua con su vida, girando y girando hasta que dan las doce, hasta que marca el comienzo de un nuevo día. Sus pequeñas manecillas negras marcan nuestros pasos, lo que haremos hoy y lo que haremos mañana. ¿Tendremos tiempo suficiente? Tú no lo sabes. 

Y es que ves el tiempo pasar. Hoy es de día, ayer fue de noche. Hoy todos ríen, bailan mientras ayer tan sólo soñaban. Estabas ahí; queriendo, amando, sufriendo. Y de todo aquello, hoy sólo queda ceniza, polvo. Ese pequeó rastro que con tan sólo un suspiro puede desaparecer, lo hacemos volar. 

Jugabas conmigo. Me hacías creer mucho: creer en mí misma, en mis posibilidades, en mis sueños. Aun así, reías cada vez que yo tropezaba, que me caía, que sufría. De la noche a la mañana, cuando el reloj no había dado su primera vuelta, tú ya te habías esfumado. 

Descubrí todo. Las mentiras, las falsas esperanzas, las burlas, los secretos contados a todo aquél que conocías, todo salió a la luz. No hubo nada más que esconder. Fuiste una persona cínica. Te creías el rey del mundo, pero yo también creí que lo eras. 

Eras fuerte y valiente. No mostrabas debilidad alguna, ni fallos cometidos. Eras importante para mí. Me hacías sentir querida, especial. Una amistad valorada, alguien en quien confíar. Eras con quien me sentaba a media tarde y tomábamos café. Eras la única persona a quien llamaría una y mil veces a media noche. Daba igual si reíamos, si llorábamos, lo hacíamos juntos. 

Creí tanto en ti, en lo nuestro. No me fallaste, tan solo fue la manera más cruel de herir a alguien. Lo bueno se acaba pronto, suelen decir. Tal vez es cierto. Para ti nada de esto fue real, nada tuvo sentimiento. Resulta que no te movías por inercia, resulta que no fueron impulsos. 

Fuiste capaz de planearlo todo. Era tu plan maestro ¿no? Jugar con los sentimientos de las personas. Hacer que, por una vez en su vida, se crean importantes, sean algo más que un simple desconocido. Creí que no sería estúpida, que no sería inútil. Volví a caer. 

Pero el tic-tac del reloj sigue. Yo me sigo moviendo, dejo pasar el tiempo. Te olvido, te recuerdo a ratos, no pienso en ti tanto como antes. Recuerdo tu risa, y poco más. Lo que una vez fue importante ya no lo tengo en mente. Sigo escuchando un tic-tac, tic-tac a lo lejos, quizás eres tú. En un pasado hubiese seguido tus pasos, te hubiese buscado. Hoy no.           

domingo, 6 de noviembre de 2016

Sonríe, sonríe, sonríe...

Sabes, hoy me he preguntado qué hay de malo en llevar tacones, en querer arreglarse, en sentirse bien con uno mismo. La respuesta fue clara: nada. Ser alta y llevar un tipo de tacón que te guste no es malo, como tampoco es motivo suficiente para ser el centro de las miradas de todo aquél que se aburre y decide juzgarte.

¿Y si quiero ponerme una falda, un vestido, algo con lo que yo me sienta cómoda y bien? Verás, hazlo si quieres, porqué lo importante eres tú. Es tu cuerpo y tu vida. No entiendo por qué debería privarme de ciertas cosas por ser más alta que la media, o por no tener la talla perfecta de una modelo de Victoria's Secret.


Cada uno es libre de expresarse como quiera, pues bien... de la misma manera yo puedo vestirme como quiera. No molesto a nadie, tan solo quiero mostrar que yo también puedo ser bonita, que puedo lucir mi cuerpo sin ser una 60-90-60.


Lo he dicho muchas veces, aunque nunca está de más repetirlo: da igual si eres alta o baja, demasiado delgada o te sobresalen esos michelines, si tus ojos son verdes o marrones o si bien eres rubia o morena, todo eso da igual, porque tu físico o tu belleza superficial no te define como persona. ¿Eres feliz? Eso es lo que más importa, aquello por lo que debemos preocuparnos.


Deberíamos dejarnos de tonterías. Nos pasamos la vida criticando a los demás, diciendo tonterías sin ton ni son, juzgando a la gente y regalando falsos cumplidos, sin entender que no somos tontos, que sabemos cuándo nos mienten. Tú quizás no lo ves, pero por cada crítica, por cada mentira escupida hay alguien que se resquebraja por dentro.


"La autoestima chicos, recordad la autoestima." Eso solían decir los profesores en sus tutorías, en las clases de educación cívica, cuando aún había de eso. Piensa que no todos somos iguales, que aquél comentario que tú eres capaz de pasar por alto, hay alguien que no puede, que se lo toma a pecho, aunque no quiera, aunque no deba. 


Y sí; hay campañas y canciones de amor recordándote que eres bonita, preciosa. También están tus padres, los profesores y tus mejores amigos -si son amigos de verdad, claro-. Personas que solo quieren verte sonreír, quieren lo mejor para ti. Personas a las que contarles tus inseguridades y no se reirán, tampoco las tomarán a la ligera. Pero claro, ya no sólo vivimos en una sociedad calificada de machista, sino también superficial. Y sí, quizás vamos progresando pasito a pasito, pero eso no es suficiente.



Así que parece se que lo más fácil sería cambiar nuestra táctica, adaptarnos a lo que ellos quieren, ser de la manera que ellos quieren que seamos. No lleves vestidos, ni faldas que no lleguen -al menos- a tus rodillas. Tan solo pantalones, unas bambas bien cómodas y listos. No hay nada de malo en esto último, pero tampoco veo lo malo en llevar aquello que te gusta, que te apetece, te hace sentir bien. 

No me visto para que me miren mal, ni para ser criticada mi juzgada. No me visto para aquellos que les parece divertido cuchichear, contarte secretitos a la oreja e ir despotricando de los demás. Me visto por mí, única y exclusivamente por mí. Intentan darte lecciones de vida, creyéndose mejor que los demás. 

Las personas se creen que somos tontos, estúpidos. Creen que no sabemos cuando nos mienten, cuando tan sólo te lanzan un cumplido por callarte la boca, no porque lo sienta de verdad. El sol sale, se pone y ellos siguen sentados en el mismo banquito sin nada más que hacer que mirarte mal. Se aburren demasiado. 

Recuperar la confianza en uno mismo no es fácil. Créeme; por el camino te encontrarás a mucha gente que no te lo facilitarán. Se reirán, te darán la espalda, intentarán hacerte daño... y ya no sólo por como vistas. Cualquier motivo, detalle o desperfecto es suficiente para hacerte daño, para criticarte, ponerte verde y creerse mejor que tú. 

Muchos te dirán que no hagas caso, que no merece la pena, que son gente sin escrúpulos, que no tienen una vida y que se aburren demasiado. Tienen razón. Aun así, sé que es difícil seguir estos consejos, que no somos capaces de escuchar lo que dicen. Es por esto, que yo no quiero este consejo, sino que quiero algo diferente...

Sonríe. Que la curva más bonita que tienes se eleve, que tu mejor cualidad salga a la luz. Sonríe, que eso da rabia a los envidiosos. Sonríe y cómete el mundo porqué no hay nadie como tú, igual de bonita que tú. Sonríe, que eso da rabia. Sonríe, aunque por dentro duela. Sonríe que eso no le gusta a los envidiosos, ni a los criticones; ellos se mueren de envidia. 


Ponte tu mejor sonrisa, ese vestido rojo o negro, tus zapatos a juego y sal. Sonríe mientras caminas por la calle con tu mejor tejano puesto y ese jersey que te recuerda a alguien especial. Sonríe a todo aquél que te mira cada vez que bajas las escaleras del metro o bien cuando entras al supermercado. 


No, no me he vestido con "mis mejores galas" -aunque deberíamos definir este concepto, todos tenemos una concepción distinta- para ir a comprar el pan. Lo hago para sonreír, para mirarme al espejo y decir esta soy yo. Así, al natural. Ponte maquillaje o no, píntate los labios rojo pasión si así consigues que te sonrisa resalte. No hagas nada y ponte unos cómodos leggins, unas zapatillas y a respirar aire puro. 


Haz lo que quieras, pero hazlo por ti. Yo lo hago por mí. Sonrío, me visto, salgo. Me quedo en casa si me apetece. Peli y manta nunca sonaron mal ¿verdad? Me paso un día en pijama o bien salgo a pasear. Voy a trabajar, a estudiar, camino por pasillos vacíos y por los más concurridos. Sonrío, aunque el día no acompañe, aunque mis emociones sean distintas. No dejo ver mis debilidades. Sonrío, y lo hago por mí. 

martes, 1 de noviembre de 2016

Saber y no saber.

She is a day dreamer and a night thinker. 

Miras una foto, resigues su silueta con un fino dedo, lees el pie de foto y así, como si nada, surge la inspiración. Tu perfil es único, mágico y misterioso. Me quedo embobada mirando tu sonrisa, pensando en aquello que tu mirada oculta. Quisiera saber tantas cosas de ti, conocerte, comprenderte...

No sabemos nada los unos de los otros. Buscamos respuestas sin poder encontrarlas, sin saber exactamente dónde buscar. Vivimos pensando en nosotros mismos, sin mirar a nuestro alrededor, sin preguntar por los demás. Vivimos, pero somos incapaces de conocernos a nosotros mismos. Aun así, aquí estoy: queriendo saber de ti, conocerte. 

Quiero poder mirarte e interpretar tus sonrisas. Saber si estás triste, si eres feliz. Entender y comprender que hoy es el día para llorar, mientras mañana celebraremos juntos. Poder preguntarte tantas cosas, de lo más común hasta aquellos pequeños secretos que todos tenemos. Quiero que confíes en mí. 

¿Llegará el día en que me digas tu color preferido? Sí, lo sé; suena tan estúpido. Sin embargo, para quien poco significa para otro mucho significa. Son pequeños detalles que hacen lo nuestro más fuerte, que construyen la confianza, que hacen que nos armemos de valor. Pequeños pasos que nos llevan a querernos, a protegernos, a que, cuando más lo necesites, una persona te conozca con tan solo un gesto. 

Pero, no. Ellos no saben de ti, yo no sé nada de ti. Somos dos desconocidos, personas con un lago viaje por recorrer que aun no se han cruzado, que van en paralelo buscando respuestas. Somos trotamundos buscando nuestro fin, nuestro futuro y parte del presente. Yo busco conocerte, quizás tú buscas ignorarme. 

Y si los papeles se invirtiesen, si fueras tú quien busca resolver dudas, yo sería capaz de proporcionarte cada una de las respuestas. Llámame tonta, no te lo tendría en cuenta. Puedes pensar lo que quieras, pero solo sé que quiero ser yo quien plante esa sonrisa que veo una y otra vez en las fotos. 

Y sí, lo soy: una romántica empedernida. Sueño de día, con los ojos abiertos, pensando que tengo un mundo lleno de fantasías que me esperan. Aventuras por vivir. No guardo rencor a las personas que se han ido, a aquellos que hoy no muestran interés. Los recuerdo, y sueño con los momentos vividos y todo aquello que pudo ser y pasar pero no hubo posibilidad de cumplirlo. 

Sueño de día, pero por las noches decido reflexionar. Saber en lo que me he equivocado, por qué he ido perdiendo personas por el camino. Quizás si hubiese dado más, si hubiese sido más abierta, hablado, explicado como me siento. Por eso, reflexionando aprendo aquello que quiero, lo que deseo vivir contigo. 

No me conformo con mirar tus fotos, con tenerte tan cerca, pero no poder tocarte. Es como perseguir un fantasma, no te encuentro y aun así no hay día que no te vea. Estás ahí, una cara demasiado angelical que parece esperar algo, o alguien. Sueño con ser yo. 

Una foto que parece ser lo único que me queda. Ni eso, ni el dulce olor de tu perfume, ni aquella bufanda que solías ponerte, nada es suficiente. Deseo que sepas tantas cosas, que puedas verme, oírme, saber de mí cuando nadie más lo hace. Ser yo, ser nosotros. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...