jueves, 22 de octubre de 2015

See you.

It's been a long day without you, my friend
And I'll tell you all about it when I see you again
We've come a long way from where we began
Oh, I'll tell you all about it when I see you again
When I see you again
(See you again, Wiz Khalifa feat Charlie Puth)

Cuando te vea otra vez, cuando te tenga frente a frente y cara a cara, cuando sea capaz de mirarte a los ojos y poder tocarte, quizás ese día te diga todo lo que un día callé por cobardía, por miedo, por cansancio. El día que nos encontremos, que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, ese día quizás volveremos a hablar y a reprocharnos todo lo que en un pasado no fuimos capaz de decir. 

¿Existirá ese día? ¿Nos atreveremos a vernos? Me gustaría pensar que sí, que un día seremos capaz de dejar nuestras diferencias atrás, los malos recuerdos, los llantos, peleas y gritos, y que seremos capaz de hablar de manera civilizada. Sin embargo, no quiero mentir, no me apetece verte, no me apetece quedar contigo, ni hablar, ni reprochar. 

Han sido días difíciles, no voy a mentir. Aun así, tú no has estado presentes en ellos, no has sido parte de este viaje, de esta aventura, ni de los viajes y experiencias vividas en los últimos tiempos. Has estado desaparecido, borrado del mapa, oculto en algún rincón del mundo, el cual yo ignoro, pero que tampoco quiero aprender el nombre. 

Si bien en el pasado era capaz de pensar cinco minutos en ti, ahora mismo no hay ningún momento en el me pare a pensar en ti, en el qué será de tu vida, o en que o quien estarás pensando en este momento. No quiero saber nada de ello, ni pensar en ello, ni hoy ni nunca. 

El tiempo pasa, y en él muchas cosas suceden. Algunas son buenas y otras no tanto. Nos separamos pensando que será lo mejor, que quizás nos ayude, que nos hará más fuertes. Nos alejamos creyendo que cuando nos reencontremos todo irá a mejor, que las sonrisas serán regaladas fácilmente. Sin embargo ¿qué te hace pensar que quiero volver a verte o que todo será tan fácil?

Quizás un día nos veremos, no digo que no. Quizás un día nos encontremos cara a cara y yo decida ignorarte. ¿Mal por mi parte? Tal vez. Pero bastantes cosas ya has hecho tú mal ¿no crees? 

miércoles, 7 de octubre de 2015

Y los sueños, sueños son.

Y los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca)

¿Has tenido alguna vez un sueño? ¿Alguna vez has pedido un deseo con todas tus fuerzas queriendo que se cumpliera? Todos tenemos sueños, deseos que se piden tras soplar las velas de aquel pasado aniversario, tras lanzar una moneda al aire que cae y rebota en el agua de aquella vieja fuente. Todos soñamos aun siendo mayores. Entonces ¿por qué no cumplir estos sueños? 

Siempre hay trabas, piedras que se encuentran en nuestro camino, que nos impiden seguir, alcanzar ese sueño que teníamos desde hace tiempo, desde hace días, semanas o meses. Son nuestros deseos más íntimos, desde esa profesión que siempre hemos querido ser hasta esa casa o boda de nuestros sueños. Son esos deseos que, aunque sea por unos minutos, nos harán felices. 

Aun así, no siempre es fácil conseguirlos. Quizás, un día encontremos a alguien que tire por tierra todo lo que queremos, todo lo que deseamos. Quizás nos llame inútiles o estúpidos, incapaces de conseguir eso que, aunque solo sea por un instante, a nosotros nos haría felices. Ese deseo que nos recordaría a la mejor etapa de nuestra vida, aquella en la que éramos capaces de verlo todo color de rosa, donde nada malo podía pasar, ni nada ni nadie podía afectarnos. 

Pero ya lo dicen: si uno cuenta su deseo, este no se cumple. A lo mejor este es el problema, el alzar la voz y contar aquello que en un futuro, lejano o no muy lejano, nos haría felices, nos haría sonreír. Quizás no deberíamos soplar las velas, ni dejar que se apaguen, si ya sabemos que por más que lo intentemos, aquello pedido no se va a cumplir. 

Siempre hay alguien capaz de echarlo todo por tierra, de arrebatarnos ese deseo, ese pequeño capricho (o no tan capricho), que está en nuestras mentes. ¿Lo entienden? ¿Lo comprenden? No lo creo. Lo más irónico de todo es que quizás es que ellos tienen sus propios sueños, sus propios deseos, sus ganas de luchar, de soñar e imaginar. Tal vez, es que solo importan ellos y los demás somos simples hormigas que están a su servicio. 

Posiblemente, los sueños son tan solo eso, sueños. Son deseos no tan posibles de conseguir, fruto de nuestra imaginación que están ahí; esperando ser cumplidos, pero que quizás nunca lleguen a nada. Son sueños estúpidos pensados por alguien más estúpido ¿no? Son tan solo eso, simples sueños. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Atención:

Quien se pica, ajos come. 

Pongamos las cartas sobre la mesa, vamos a decir alguna que otra verdad, vamos a abrir los ojos a todos aquellos que parecen ser ciegos y no ver más allá de sus narices, aquellos que se creen el centro del universo entero, aquellos que creen ser el ombligo del mundo y creen que nadie más existe alrededor de ellos. 

Hace más tres años que tengo este blog. Hace más tres años que vengo escribiendo y publicando más de 300 posts. Es desde el 2012 que vengo publicando, expresando aquello que siento en el momento, desahogándome sin importarme lo que piensen los demás de mi blog, de lo que publico, de lo que escribo.

Sin embargo, a lo largo de estos tres intensos años me he encontrado con el mismo problema: todo el mundo se siente dolido por lo que escribe, todo el mundo se da por aludido por aquello que expreso. Lo peor es que, en vez de preguntarme, se enfurruñan, se encierran en su propia rabia y van maldiciendo ahí por donde van. Pero no, preguntar está fuera de la carta. 

Yo sé a quien me dirijo, yo sé en quien pienso cuando escribo, cuando me siento frente al ordenador, pantalla en blanco y dejando volar mis pensamientos y sentimientos. Yo y solamente yo. Nadie más sabe a quien va dirigido, ni porqué he decidido escribir eso y no otra cosa. O bien porqué he querido nombrar a esa persona y no a otra. 

Pues bien, el refrán lo dice bien claro: quien se pica, ajos come. Así que si te das por aludido, tú tienes un problema. Si crees que va dedicado a ti, cuando ya te voy avisando que ciertamente no va para ti, tú tienes un problema, yo no. Si de verdad he herido tus sentimientos, chico háztelo mirar. 

No es mi problema que seas tan egoísta e inmaduro para pensar que todo va dirigido a ti, que solo pienso en ti y que todo gira entorno a ti. Créeme, hay vida más allá de lo que tú piensas, dices y sientes. 

Si te das por aludido, tus motivos tendrás. Pero, no me vengas a mí con reprochas ni quejas. Lo he dicho mil veces y lo vuelo a repetir -más que nada por si aun no ha quedado claro- es mi blog. Yo escribo en él, yo me expreso abiertamente y por supuesto: yo decido. 

Si no te gusta lo que escribo, si te duele lo que leo (aunque no me haya dirigido a ti) no lo leas. No repases cada una de mis entradas buscando todas y cada una de las palabras y frases que hacen referencia a ti. Más que nada porque no las hay. Existe algo llamado libertad de expresión, y eso es lo que uso yo. En ningún momento insulto, ni falto el respeto, así que puedo seguir haciendo lo que yo quiera. 

Así que si eres uno de esos que se identifica de manera hiriente con lo que escribo, por favor, por favor te pido que recuerdes preguntarme antes de sacar conclusiones precipitadas. Y si no vas a preguntar, no me reproches lo que escribo. Porque ya se sabe: quien se pica ajos come y este es mi blog. 

Infinidad de mentiras.

How many nights does it take to count the stars?
That's the time it would take to fix my heart
Oh, baby, I was there for you
All I ever wanted was the truth, yeah, yeah
How many nights have you wished someone would stay?
Lie awake only hoping they're okay
I never counted all of mine
If I tried, I know it would feel like infinity
(Infinity, One Direction)

A veces, uno debe dejar que todo siga su cauce y darse unos días para uno mismo. Debemos dejar que todo se calme, que nos dé tiempo a pensar lo que queremos, lo que deseamos decir sin acabar hiriendo los sentimientos de alguien. Debemos pensar en frío, hablar cuando ya han pasado los días de rabia y ansiedad. Ahora es el momento de expresarse. 

Durante días me he sentido decepcionada, dolida, llena de rabia por todo lo que ha pasado y por aquello que ha dejado de pasar. Me he sentido como el verdugo de una situación en la que, si bien tuve mi parte de culpa, no fui yo quien cometió todos los errores. 

Te fuiste, decidiste marcharte. No hubo despedida, ni un adiós, ni un mensaje avisando que emprendías un nuevo camino del que yo no formaba parte, en el que tú no me querías ver más. Desapareciste sin ni siquiera una triste llamada para avisar que ya no volverías. Fue fácil para ti ¿verdad? Porque para mí no. 

Me costó desprenderme de ti, de tus sentimientos, de los recuerdos vividos. Me costó seguir adelante, aceptar la verdad, admitir que ya no volverías más, que ya no estarías aquí cuando te necesitara. Me costó entender que habías encontrado otras personas que encaban más en el perfil de amistades que buscabas, que "necesitabas". Aun así lo hice. 

Me hizo falta tiempo y grandes personas a mi lado que me hicieran entender todo esto y mucho más. Entendí que, si bien yo cometí errores, los tuyos fueron igual de graves que los míos, igual de imperdonables que los míos. Aprendí a seguir adelante sabiendo que tú ya no ibas a estar ahí, que ya no volverías, o eso creía yo. 

Porque tras tiempo sin saber de ti, tras tiempo sin pensar en ti como tan solo parte de mi vida pasada, parte de mis recuerdos pasados, vuelves. ¿Y todo para qué? Tan solo para reprochar el dolor vivido, tan solo para recordarme que ya no me necesitas, tan solo para mentirme una vez más. 

Estuve tanto tiempo a tu lado, tantas veces contigo. Te escuché cuando nadie más quiso hacerlo, aguanté tus berrinches, tus malos humores, tus peleas inacabables con aquellos que iban desapareciendo. Aguanté tus dolores, tus llantos y tu rabia. Y no lo voy a negar, también tuve tiempo de vivir y ver lo bueno de ti. Sin embargo, volviste a mentirme. 

No basta con decir te quiero, ni tampoco lo siento. No basta con enviar palabras de apoyo y cariño. No basta, si no se siente. Infinidad de veces me has mentido, quizás pensando que yo no lo iba a saber o quizás queriendo que yo lo supiese, no lo sé. La cuestión es que me apartaste de tu lado sin motivo alguno, sin darme tiempo a responder, sin darme tiempo a comprender. 

Sin embargo, todos podemos jugar a ese juego. Todos somos capaces de poner una sonrisa falsa, de hacer como que nada pasa, de hacer como que olvidamos el dolor y la rabia. Todos podemos hacer creer que todo está arreglado, que ha quedado en el pasado, que nada ha sucedido de verdad. Y yo también puedo. 

Las mentiras son lo que más duelen, nos rompen por dentro, abren una pequeña brecha en nuestro corazón que deja paso a las inseguridades y no solo al dolor. Contamos estrellas, contamos el tiempo, pensando que si llegamos a un número definitivo, también habrá llegado el final del dolor. Pero, no es así.

Porque da igual lo que pase, o lo que digan, o que verdaderamente podamos contar todas las estrellas. Da igual, porque el dolor, el reproche, la rabia estará siempre ahí, aunque sea escondido, detrás de esa brecha abierta tras la mentira, detrás de todo lo malo vivido. Aunque ahora esté en el pasado, siempre resurgirá, porque al igual que las estrellas, el dolor es infinito. Y uno puede perdonar, pero nunca olvidar. 

jueves, 1 de octubre de 2015

Trapped...

Quiero aprender a quererte de nuevo...
(Tanto, Pablo Alborán)

Seguro que en algún momento de tu vida te has sentido atrapado, sin ganas de continuar adelante. Seguro que has vivido esa etapa en la que no sabías como expresarte, en la que sentías atrapado entre cuatro paredes sin poder respirar, sin poder hablar, sin saber como sacar de dentro todo ese dolor y todo ese rencor. 

Han habido momentos en los que ni los largos paseo cerca del lago, ni por aquel parque en el que solías jugar de pequeño solucionan los problemas. Te ves sin salida, en un túnel donde no hay luz, donde no puedes escapar. Lo único que te queda es esperar; esperar que todo cambie, que todo mejore. 

Sin embargo, uno siempre quiere desahogarse, ser libre, escapar sin tener que pensar en los demás. ¿Por qué por esta vez, aunque solo sea por un instante, uno no puede ser egoísta? Tan solo pensar en uno mismo, en lo que uno más desea sin tener que dar explicaciones, sin tener que parar a pensar en lo que los demás dirán o harán. 

Nos pasamos la vida complaciendo a los demás, nos pasamos parte de nuestra vida dando demasiado a los demás y nunca dejando un hueco para nuestros pensamientos, para nuestros sentimientos. Entonces, nos sentimos atrapados, nos sentimos sin escapatoria y sin fuerzas para continuar. 

Siempre hay una razón o un motivo que da a nuestra vida un giro inesperado, siempre hay un cambio en nuestras vidas que provoca que todo vaya a mejor o a peor. Está ahí. Sin embargo, hay veces que uno no es capaz de expresarlo libremente, hay veces que uno no puede abrirse, dejar que los sentimientos afloren y todo por pensar en los demás y no en uno mismo. 

Nos dejamos de querer, dejamos de sentir aprecio y cariño, dejamos todo de lado, nos encerramos en nosotros mismos, escapamos de la realidad, pero sin poder salir de ella. El dolor nos atrapa, no nos deja continuar. Los miedos se acercan a nosotros, nos persiguen y nos recuerdan nuestros errores. 

En definitiva, hay veces que nos sentimos atrapados, que no vemos escapatoria ni manera alguna de desahogarnos. Vemos como todo aquel que está a nuestro alrededor desaparece, que no podemos expresarnos con libertad. Y esto último es lo que me pasa últimamente: no poder expresarme con libertad. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...