miércoles, 7 de octubre de 2015

Y los sueños, sueños son.

Y los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca)

¿Has tenido alguna vez un sueño? ¿Alguna vez has pedido un deseo con todas tus fuerzas queriendo que se cumpliera? Todos tenemos sueños, deseos que se piden tras soplar las velas de aquel pasado aniversario, tras lanzar una moneda al aire que cae y rebota en el agua de aquella vieja fuente. Todos soñamos aun siendo mayores. Entonces ¿por qué no cumplir estos sueños? 

Siempre hay trabas, piedras que se encuentran en nuestro camino, que nos impiden seguir, alcanzar ese sueño que teníamos desde hace tiempo, desde hace días, semanas o meses. Son nuestros deseos más íntimos, desde esa profesión que siempre hemos querido ser hasta esa casa o boda de nuestros sueños. Son esos deseos que, aunque sea por unos minutos, nos harán felices. 

Aun así, no siempre es fácil conseguirlos. Quizás, un día encontremos a alguien que tire por tierra todo lo que queremos, todo lo que deseamos. Quizás nos llame inútiles o estúpidos, incapaces de conseguir eso que, aunque solo sea por un instante, a nosotros nos haría felices. Ese deseo que nos recordaría a la mejor etapa de nuestra vida, aquella en la que éramos capaces de verlo todo color de rosa, donde nada malo podía pasar, ni nada ni nadie podía afectarnos. 

Pero ya lo dicen: si uno cuenta su deseo, este no se cumple. A lo mejor este es el problema, el alzar la voz y contar aquello que en un futuro, lejano o no muy lejano, nos haría felices, nos haría sonreír. Quizás no deberíamos soplar las velas, ni dejar que se apaguen, si ya sabemos que por más que lo intentemos, aquello pedido no se va a cumplir. 

Siempre hay alguien capaz de echarlo todo por tierra, de arrebatarnos ese deseo, ese pequeño capricho (o no tan capricho), que está en nuestras mentes. ¿Lo entienden? ¿Lo comprenden? No lo creo. Lo más irónico de todo es que quizás es que ellos tienen sus propios sueños, sus propios deseos, sus ganas de luchar, de soñar e imaginar. Tal vez, es que solo importan ellos y los demás somos simples hormigas que están a su servicio. 

Posiblemente, los sueños son tan solo eso, sueños. Son deseos no tan posibles de conseguir, fruto de nuestra imaginación que están ahí; esperando ser cumplidos, pero que quizás nunca lleguen a nada. Son sueños estúpidos pensados por alguien más estúpido ¿no? Son tan solo eso, simples sueños. 

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