jueves, 1 de octubre de 2015

Trapped...

Quiero aprender a quererte de nuevo...
(Tanto, Pablo Alborán)

Seguro que en algún momento de tu vida te has sentido atrapado, sin ganas de continuar adelante. Seguro que has vivido esa etapa en la que no sabías como expresarte, en la que sentías atrapado entre cuatro paredes sin poder respirar, sin poder hablar, sin saber como sacar de dentro todo ese dolor y todo ese rencor. 

Han habido momentos en los que ni los largos paseo cerca del lago, ni por aquel parque en el que solías jugar de pequeño solucionan los problemas. Te ves sin salida, en un túnel donde no hay luz, donde no puedes escapar. Lo único que te queda es esperar; esperar que todo cambie, que todo mejore. 

Sin embargo, uno siempre quiere desahogarse, ser libre, escapar sin tener que pensar en los demás. ¿Por qué por esta vez, aunque solo sea por un instante, uno no puede ser egoísta? Tan solo pensar en uno mismo, en lo que uno más desea sin tener que dar explicaciones, sin tener que parar a pensar en lo que los demás dirán o harán. 

Nos pasamos la vida complaciendo a los demás, nos pasamos parte de nuestra vida dando demasiado a los demás y nunca dejando un hueco para nuestros pensamientos, para nuestros sentimientos. Entonces, nos sentimos atrapados, nos sentimos sin escapatoria y sin fuerzas para continuar. 

Siempre hay una razón o un motivo que da a nuestra vida un giro inesperado, siempre hay un cambio en nuestras vidas que provoca que todo vaya a mejor o a peor. Está ahí. Sin embargo, hay veces que uno no es capaz de expresarlo libremente, hay veces que uno no puede abrirse, dejar que los sentimientos afloren y todo por pensar en los demás y no en uno mismo. 

Nos dejamos de querer, dejamos de sentir aprecio y cariño, dejamos todo de lado, nos encerramos en nosotros mismos, escapamos de la realidad, pero sin poder salir de ella. El dolor nos atrapa, no nos deja continuar. Los miedos se acercan a nosotros, nos persiguen y nos recuerdan nuestros errores. 

En definitiva, hay veces que nos sentimos atrapados, que no vemos escapatoria ni manera alguna de desahogarnos. Vemos como todo aquel que está a nuestro alrededor desaparece, que no podemos expresarnos con libertad. Y esto último es lo que me pasa últimamente: no poder expresarme con libertad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...