lunes, 29 de abril de 2013

Pase lo que pase...

La lluvia acompaña, la lluvia nos provoca ese sentimiento llamado melancolía. Sí, nos pone melancólicos, tristes, pensativos. Nos hace reflexionar sobre temas diversos. Pero, no podemos dejar que la lluvia sea la que nos provoque ese tipo de sentimientos, esa tristeza. 

A pesar de ser un día gris, unos de esos días donde no tenemos ganas de nada, tan solo de tumbarnos en la cama, cerrar los ojos y dormir... Hemos de sacar nuestra mejor sonrisa, y demostrarle al mundo lo que valemos, demostrarle que no permitiremos que ni siquiera la peor de las tormentas nos borre una sonrisa. 

Y sé que cuesta, sé que hay días en los que los problemas nos ahogan, nos hacen verlo todo negro, y creemos que no hay salida. Por eso, nos hundimos, caemos en un pozo del cual creemos que nunca saldremos. Y claro, como no, la lluvia pues provoca que seamos más pesimistas aun. 

Por eso, debes creer que tarde o temprano el sol saldrá. Pero de mientras, ahora que ves la lluvia tras el cristal, ahora que ves como las finas gotas de agua resbalan por el cristal debes sonreír. Por favor, tú, la persona que en este momento está leyendo esto, debes sonreír. Hazlo. Y ahora, el siguiente fragmento léelo como si fuera esa persona que ha estado a tu lado en las buenas y en las malas... 

Por favor, basta ya... Basta de tristezas, basta de lágrimas y malos ratos. Tan solo quiero verte sonreír. Porque aunque vea un día lleno de luz, un día perfectamente soleado, todo da igual por un simple motivo... Porque tú no estás sonriendo. Entonces, si en tus labios no se dibuja esa bonita curva, el día ya no es tan espléndido, aunque el día esté soleado yo lo seguiré viendo gris. Y si ya es un día gris de por sí, viéndote a ti mal, lo será aun más. 

Me encanta verte sonreír, me encanta verte reír, me encanta verte a lo lejos, ver como te acercas a mí, provocándome una pequeña sonrisa, y una pequeña iluminación en los ojos. Pero, cuando no lo veo tan solo hago que preocuparme. Quiero saber el motivo de tanta tristeza, pero quizás no es el momento adecuado para contarlo, o no creas conveniente contarlo. Pero, debes creerme, me importas, me preocupo por ti. Tan solo deseo verte feliz. 

No puede ser que ni siquiera un abrazo por la espalda sea capaz de alegrarte, no puedo creer que un beso inesperado no te saque una pequeña sonrisilla, no puede ser que el taparte los ojos después de tanto tiempo sin vernos, no provoque ese sonrojeo en tus dulces mejillas. No puede ser... 

Ya no eres la misma, has cambiado. Has entrado en una especie de buque, no sales de él. Debes parar, debes salir de ahí, debes intentar ser la de antes, e incluso ser alguien mejor. Debes dejar de llorar. Sécate esa lágrima que se acaba de escapar, esa que está resbalando por tus mejillas. Sécala, y que sea la última lágrima. 

Amor, tú, esa persona a la que tanto cariño le tengo. No hay razones por las que estar mal. Aunque creas que los motivos son los suficientes como para estar llorando, créeme, no es así. Nada ni nadie, puede arruinarte el día. Aunque la lluvia te pongas más triste de lo normal, aunque provoque esa tristeza. Debes ser fuerte y sonreír. 

Sé que tú puedes. Y si no es así, recuerda que yo estoy a tu lado para tenderte mi mano si así lo necesitas, estoy ahí para que llores en mi hombro, estaré ahí para darte un abrazo. Estoy, estaré. 

En fin, que siempre, pase lo que pase debes sonreír. Pase lo que pase, recuerda que a tu lado habrá alguien, que a tu lado estaré yo. 

jueves, 25 de abril de 2013

Buscando...

Encontrar la inspiración no es algo fácil,y hay veces que pocas ganas de escribir se tienen. No encuentro las palabras correctas, no formulo bien mis pensamientos, ni aquello que escribo. Nada de lo que quiero plasmar tiene sentido, es ridículo. Sencillamente, no tengo la inspiración suficiente para escribir. 

Día tras día, me siento frente al ordenador, me siento y miro la pantalla en blanco y empiezo a escribir las primeras líneas de lo que creo que podrá llegar a ser un gran post. Sin embargo, después de tener un par de líneas escritas, y unas cuantas palabras, lo borro todo pensando que no es el mejor escrito de todos, que aquello que he escrito carece de sentido y significado.

¿Por qué? ¿Es tan solo la falta de inspiración? Creo que los diferentes acontecimientos han provocado que no sea capaz de escribir. No encuentro palabras, no soy capaz de estructurar las ideas, no soy capaz de ordenar mis ideas, de plasmar aquello de lo que verdaderamente quiero hablar. Ordeno y reordeno mis ideas. 

Sigo pensando en el tema del cual quiero escribir, del cual quiero dejar constancia. Quiero que la gente abra los ojos, quiero escribir sobre un tema del cual la gente se quede pensando, sobre el cual estén reflexionando. Intento que sea un texto con coherencia pero estoy demasiado cansada... 

¿Cansada? Sí, estoy exhausta. Y veo que todo lo que escribo se remite a lo mismo, veo que siempre acabo reflexionando sobre lo mismo. Los malos días, los problemas del día a día, el intentar poner buena cara a pesar de la gran tormenta que me envuelve, el sonreír cuando todo peor ya no puede ir, las mentiras, la falsedad, el dolor que producen ciertos detalles, las lágrimas a media noche, la tristeza que ya no se puede ocultar... Y un sin fin de cosas más, que tan solo tienen una única consecuencia: no poder escribir. 

No puedo concentrarme, no puedo escribir aquello que verdaderamente quiero plasmar. Dejo volar mi imaginación, pero de nada sirve porque siempre me acabo remitiendo a lo mismo. 

Quiero dejar atrás todo lo malo, quiero dejar atrás todos los problemas. Los intento afrontar, pero salgo tan malherida que tan solo deseo huir, esconderme, encerrarme en mí misma. Pero sé que no puedo hacer eso... 

Es más, le aconsejo a todo el mundo que no se encierre en si mismo, que no se ponga ninguna coraza, sino todo lo contrario. Lo mejor es hablarlo con aquellas personas de máxima confianza, explicarles como te sientes, que es lo que te pasa. Y entonces, te darás cuenta que lo mejor es zanjar el tema, e intentar sonreír, aunque cueste. Porque seguro que ahí habrá alguien capaz de darte un abrazo que te corte la respiración, un abrazo lleno de cariño y apoyo. 

Así pues, después de tener más de un par de líneas escritas, decido zanjar el tema. Decido leer y releer el texto que acabo de escribir y plantearme si he de  borrar todas las palabras escritas, o si ha sido una buena elección el tema. ¿Lo ha sido? ¿He escrito algo decente? La verdad, no lo sé.  

jueves, 18 de abril de 2013

Tu público.

Un verdadero amigo es aquel que entra cuando todos los demás se van.


La función había acabado. El fingir, la representación se había acabado... Ahora las las luces estaban apagadas, los focos ya no iluminaban el escenario, y el público ya hacía tiempo que había decidido marcharse. 

Pues algunas amistades son así. Son como ese público que ni siquiera espera a que los actores reaparezcan para los agradecimientos, son como ese público que en el momento que las luces se encienden, en el momento que se abren las puertas deciden huir, deciden salir corriendo. 

Sin embargo, unas pocas amistades, esperan. Sí, son como ese público reacio a salir del teatro, ese público que a pesar de que el telón ya se ha bajado, que las luces ya están apagadas, siguen ahí esperando a que reaparezcas para un último saludo. 

Amistades que en el momento que todos se han ido, entran. Sí, reaparecen para darte el último aplauso, para darte el último abrazo o la última enhorabuena, al menos de ese día.

Amistades a las que les da igual que haya sido la peor función del día, tu peor actuación en la cual hayas cometido muchos errores, les da igual... Porque, al fin del cuentas, te acabarán apoyando, al fin de cuentas seguirán estando ahí. Eso sí, primero te criticarán. Pero claro, ellos serán como el público más fiel y te harán las críticas a la cara, de frente.

Ellos quieren que veas cuales son tus errores, donde te has equivocado y que los enmiendes. Ellos, fieles espectadores los cuales no tienen ni idea de lo que es verdaderamente actuar, te intentarán aconsejar como mejor puedan. De la misma manera que lo harán en tu día a día. 

Ellos, a los que les da las gracias por seguirte a cada paso que das, por estar ahí siempre. Ellos que te miran y te repiten una y otra vez que no hay nada que agradecer. Ellos son tu público más fiel, más verdadero. Aquél que sabes que nunca te traicionaría, porque cuando todos han salido del escenario, son ellos quien han estado ahí. 

No des tanto las gracias, intenta seguir valorando a esas personas que están a tu lado,a ellas que te apoyan, que aparecen cuando ya no hay nadie a tu alrededor, a ellos que te vuelven a encender las luces esperando que vuelvas a actuar una vez más, solo para ellos. 

Tranquila, lucha.

Respira hondo, tranquila, todo acabará. Todo aquello que un buen día empezó, tiene un fin. Y cuando llegue ese momento, ese fin que tanto estás esperando, todo lo malo que te ha podido pasar desaparecerá, se irá, se disipará. 

No dejes de luchar, no tires la toalla, no abandones este combate. Aunque creas que ya no tienes fuerzas para seguir luchando, aunque creas que éstas te están abandonando, no lo hagas, no desistas. No pienses que es un combate sin fin... Porque créeme, acabará. En un momento dado esa lucha acabará. Y tú, sí tú y solo tú, serás el vencedor y no el vencido. 

Esta vez no serás el vencido como tantas veces lo has sido, esta vez esa lucha habrá valido la pena. Por eso, te pido que no abandones, te pido que no tires la toalla. No desistas, no decaigas, no lo hagas. Recuerda que ahí afuera hay un mundo esperándote, un mundo inmenso, lleno de lugares nuevos y maravillosos por conocer, por descubrir. Y recuerda que después de la tormenta siempre llega la calma. 

Y cuando todo acabe, todos los malos recuerdos se irán. Vendrán tiempos de felicidad, de risas, tiempos en los que tan solo harás que reír. Tiempos como los de antes, tiempos en los que tan solo irradiabas felicidad, esos tiempos volverán. 

Y sí, tranquila que después de esa insaciable y cansada lucha, habrá tiempo para el amor. Tendrás tu momento para enamorarte, para renacer, para volver a creer. Llegará ese momento en el que solo existiréis tú y él. Pero, atenta, no lo busques, ya llegará solo. No te preocupes, no te desesperes... 

Aparecerá de la nada. Y en ese momento, en ese preciso instante volverás a luchar, volverás a entrar en un combate. Pero, tranquila, tómate tu tiempo, relájate y disfruta de este combate... Quizás porque puede ser el último, quizás porque este sí que merecerá la pena. 

¿Sabes por qué? Porqué lucharás por amar, por ser feliz.   

domingo, 14 de abril de 2013

Los últimos 5 minutos.

Porque hay días en los que tan solo deseas tumbarte en la cama, cerrar los ojos y desconectar. Desconectar aunque tan solo sean cinco minutos escuchando tu canción favorita, esa que siempre escuchas en los peores momentos, esa que escuchas cuando vas de camino al tren, al trabajo o a la universidad. Esa canción que escuchas mientras te duchas, mientras reflexionas, mientras desconectas... 

Y sin quererlo, mientras tu canción favorita suena una y otra vez, mientras estás con los ojos cerrados, te das cuenta que tus pequeños ojos se han humedecido. Te das cuenta que los últimos cinco minutos que ha durado la canción no has dejado de llorar, no has parado ni un solo instante. 

¿Llorar? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿A qué se deben esas lágrimas? Pensé que dejaría toda esa tristeza atrás, pensé que todo lo malo había acabado, pensé que se habían acabado los reproches, las mentiras y el dolor. 

Creí que podría ser feliz a tu lado. Pensé que tan solo tú serías mi motivo para sonreír, quien en los peores momentos me sacaría una sonrisa, quien con tan solo una mirada haría que los problemas se desvanecieran... De verdad, lo creí. 

Y sin embargo mis lágrimas no cesan. Sin embargo... no puedo, no puedo parar de llorar, no puedo parar de pensar en lo que podríamos haber pasado juntos si me hubieras dado la oportunidad de hacerte feliz. Pero, nunca quisiste darme esa oportunidad. 

No sé porqué no quisiste, no sé porqué pensaste que lo mejor era alejarse de mí, porque lo mejor era dejar que el tiempo pasar, y poner distancia entre nosotros. Y yo, a sabiendas de esto, a sabiendas de que entre tú y yo no habrá nada, ni lo habrá, decido seguir estando ahí. .

Decido seguir intentando. ¿No lo entiendes? ¡Me importas! Me importas demasiado, eres una de las pocas personas en las que puedo confiar, con la que puedo hablar largas horas sin que nos quedemos en silencio, sin que nos quedemos callados. Pero, poco a poco todo cambio. 

Decidimos fingir, decidimos hacer como si nada pasara aunque tú y yo sabemos que no es así, aunque tú y yo sabemos que tenemos cosas por solucionar... Cosas de las que hablar y reflexionar. 

¡No puedo más! No puedo seguir callándome esto, no puedo seguir así. No puede ser que mis últimos 5 minutos antes de dormirme, antes de caer en un profundo sueño te los dedique a ti, te los dedique llorando. Así que decido secarme las lágrimas, decido secarme esas lágrimas que no han parado de cesar y decir que basta, hasta aquí hemos llegado. 

Seguiré ahí, pero tú has tomado una decisión, y yo he tomado la mía. No dedicarte mis últimos cinco minutos antes de caer rendida, no dedicarte más lágrimas, pero tampoco más sonrisas. No más. 

Así, sin más.

Perdimos la confianza, de un día para otro perdimos la confianza. Te deshiciste de mí y del cariño que te entregué como quien se deshace de un juguete roto, como quien tira a la basura el envoltorio de un dulce caramelo... 

Así, sin más. 

Te fuiste, desapareciste sin miedo a hacerme daño, sin ningún temor a la hora de decirme adiós, a la hora de despedirte. En ningún momento pensaste en mí, en ningún momento pensaste en que la forma en que desapareciste podía hacerme daño. Y por eso te fuiste... 

Así, sin más. 

No sé exactamente que pasó, no sé porqué acabó todo, ni como acabó exactamente. Tan solo recuerdo tus últimas palabras. Y a diferencia de lo que pueda pensar la gente, no fueron palabras de despedida, no fueron palabras sutiles, palabras de consolación, no lo fueron. Tus últimas palabras giraban entorno a ti, siempre queriendo ser el centro del universo, siempre siendo egoísta, siempre tú, tú y después tú. Todo lo demás no importaba. Siempre... 

Así, sin más. 

Fue una pena que nuestra amistad se rompiera. Fue una pena que todo por lo que habíamos luchado se desmoronara como decae un muro. ¿Cómo un muro puede derrumbarse? Sencillamente, porque era poco consistente, porqué ese muro no aguantaba ni siquiera el peso de una leve pluma. Fue una pena que esto acabara... 

Así, sin más. 

Pero, yo no puedo hacer nada más. Quiero decir, he estado demasiado tiempo ahí, he estado aguantando, he estado en todo momento, en ningún momento te abandoné, no te dejé sola nunca, ni en el peor de los momentos. No me fui de tu lado, no me fui como tú, no me fui...

Así, sin más. 

Luché, luché por continuar, luché por lo nuestro... Pero creo que fue sin sentido, que luché por nada. Nunca conseguí que nos mantuviéramos a flote, nunca conseguí que nuestra amistad siguiera en pie, que nuestro muro fuera más consistente, nunca lo conseguí. Sin embargo, en ningún momento tiré la toalla, no hice como tú. No abandoné a la primera de cambio, no de esa manera. No...

Así, sin más. 

Así pues, después de todos los esfuerzos, después de todas las oportunidades que te he dado, después de creer que ibas a cambiar, que no me ibas a dejar tirada, que no me ibas a fallar... Después de perdonar tanto y de creerme tus mentiras, después de creer que todo había cambiad... Después de todo eso, decido avanzar, decido dar un paso adelante y dejarte atrás. Dejar atrás todo los malos recuerdos, dejar de estar mal... Decido que puedes hacer lo que quieras con tu vida, porque al final cada uno tiene lo que se merece. Y tú, después de todo el daño causado sé que te quedaras sola. Sí, como lo lees. Y es...

Así, sin más. 

viernes, 12 de abril de 2013

Intentar fingir.

Intento ser fuerte, intento demostrarle al mundo lo que valgo, intento demostrar que sí, que soy fuerte, lo intento. Cada día que pasa, me levanto con una sonrisa, diciéndome a mí misma que hoy va a ser mi día, que hoy será diferente, que será un gran día. Siempre, y día tras día, me repito lo mismo. 

Y siempre es la misma historia. Aun repitiéndome todo esto, aun intentando ser fuerte, caigo y recaigo en lo mismo, siempre se repite lo mismo. La misma historia una y otra vez, los mismos hechos, los mismos actos y acciones, los mismos detalles que tanto daño hacen. 

Y como todo se repite, también vuelvo a lo mismo. Las lágrimas no cesan, no dejan de caer, no hago más que llorar por algo que no tiene mucho sentido, no hago más que llorar por ti. Vuelven los reproches, el sentir que yo soy la culpable de todo, que soy yo quien se ha equivocado... 

Quizás pude acabar con todo, quizás pude finalizar todo esto, pararte los pies, frenarlo todo, pude hacerlo y sin embargo no lo hice. Todo lo que me ha pasado sé que ha sido porque soy estúpida... Aunque una y otra vez me repitan que no, aunque una y otra vez me digan que eso no es así, la cuestión es que así lo siento yo... 

Me siento como una tonta, alguien a quien han dejado tirada, alguien a quien han fallado una y otra vez, alguien a quien has intentado pisar siempre, día tras día. Y yo, sigo sin entenderlo. 

No entiendo como puede ser yo quien caiga día tras día un poco más, quien se derrumbe cada vez que te escucha hablar, cada vez que se entera de un nuevo detalle, de algo dañino, cada vez que recuerdo todo el daño que me has hecho. Y, sin embargo, sigo al pie del cañón, intentando ser fuerte, intentando no derrumbarme, intentando que no se note esa tristeza que tengo... 

Escondo mis tristezas, mis lágrimas tras una sonrisa, escondo todos los problemasy todo lo malo tras la mejor de las sonrisas. Escondo todo lo malo, pero llega un momento en el que no se puede esconder más, en el que no se puede seguir fingiendo. 

No puedo hacer como si nada pasara, como si no hubiera problemas entre tú y yo, como si fuéramos las mejores amigas del mundo, como si no hubieras hecho daño, como si no me hubieras amargado. Me gustaría intentarlo, pero no puedo.

Y sin embargo, he de aguantarte, sentarme a tu lado y hacer como si nada pasara. seguir fingiendo que todo está bien, que puedo seguir confiando en ti. 

Se acabó intentar, se acabó fingir.

lunes, 8 de abril de 2013

¡Me gusta!

Me gusta llegar y verte concentrada entre tus cosas,
Matar el tiempo repasando nuestra historia, no te quiero perderte...
(Me gusta, Auryn)


Repasar nuestra historia, repasar nuestra historia una y otra vez... Y cada vez que la recuerdo, cada vez que revivo nuestros momentos, nuestros paseos, sonrío... Es nuestra historia, esa que construimos, esa que día tras día seguimos construyendo. 

No quiero perderte, porque me gustas. Provocas mil y un sentimientos, esos que no sé explicar, algo raro pasa entre tú y yo, algo que no sé como explicarlo. Esas mariposas en el estómago que tengo cada vez que te veo, cada vez que me sonríes, cada vez que me das la mano y damos esos largos paseos... 

He confiado en ti des del primer momento en el que te vi, desde ese momento en el que apareciste en mi vida, llenando mi día a día de color y de sonrisas como nadie antes lo había hecho. 

No puedo parar de pensar en nosotros, en nuestra historia. Y no hago mas que reescribirla, no hago más que añadir nuevas situaciones, nuevas mini historias que se complementan a la nuestras... Esa que esta llena de amor. 

Sí, me gustas. Sí, te necesito. Verte a mi lado, ver tu serena y calmada mirada esa que me transporta a otro mundo, esa que me lleva a una isla desierta, a una playa de suave arena y agua cristalina me encanta. Estar cenando los dos juntos, mientras al mirarnos no hacemos mas que ruborizarnos, reírnos y sonreírnos mutuamente, me gusta. 

Todo aquello que haces por verme feliz, por verme sonreír, incluso en el peor de los momentos es algo que me llena, es algo que me hace valorarte, valorar lo que tengo a mi alrededor, a mi lado, a ti. Porque llenas mis días, los pintas de color. Y tú bien sabes que no necesito grandes regalos, no necesito cosas caras, bien sabes que no soy materialista. Tan te necesito a ti, a tu sonrisa, a tus labios, a tu mirada, a tus abrazos. El simple roce de tus manos me alegra, tú me alegras. 

Y todo porque me gustas, todo porque me gusta cada gesto tuyo. Y seguimos viviendo nuestra vida, juntos mientras me repites una y otra vez me gustas. Mientras me sonríes, mientras te mueves nervioso por casa, mientras me persigues como si jugáramos al gato y al ratón. 

Y yo... yo disfruto de cada pequeño momento que tengo a tu lado.  

Por confiar...

Otra vez me has fallado. Perdón, corrijo, esta vez me has fallado. Sí. Esta vez ha sido así, esta vez me has fallado. Y es así por el hecho que las otras veces tan solo eran errores que cometías, simples equivocaciones. Errores que causaban mucho dolor pero que yo te perdoné porqué yo fui la primera en equivocarme, pero nunca te fallé y así te lo demostré siempre. 

Sin embargo, esta vez has traspasado los límites, has llegado demasiado lejos. Ya no es una mera equivocación, ni una simple decepción que con el tiempo se arreglará. Esta vez no hay solución, esta vez el tiempo no podrá hacer nada. Has traicionado mi confianza, a mí, que te tendí la mano cuando lo necesitaste. 

No suelo creer en las promesas que se hacen, más que nada porque las personas suelen no cumplirlas, suelen olvidarse de que han hecho una promesa. Pero contigo fue diferente. A ti te creí. Confié en ti, confié por el cariño que te he tenido, y que quizás ya no te guardo, confié por los momentos que vivimos, confié porque una parte de mi me decía que así lo hiciera. 

Confié cuando dijiste que no me fallarías, cuando dijiste que me querías, cuando me prometiste una y otra vez que no volverías a hacerme daño, cuando me repetiste mil veces que no harías nada que me causara dolor, que me hiciera llorar, sufrir, que me hiciera pasarlo mal. Confié cuando me miraste y me dijiste que todo estaba bien, cuando pusiste tu mano sobre la mía y con un tono dulce me dijiste que tan solo querías hacerme feliz. Confié, confié, confié... ¡CONFIÉ!

Y volviste a tirar todo a la basura, pero esta vez ha sido peor. Esta vez... Tú bien sabías como me sentía, tú bien sabías que era lo que sentía en ese momento. Y yo, confié en que no harías nada malo por destruir todo aquello por lo que había luchado, todo aquello que he ido construyendo pasito a paso, poco a poco... Todo lo destruiste. 

Resulta que yo soy tu amiga ¿no? Porque la verdad, no lo parece. Tus actos se contradicen con todo aquello que dices. Y yo, estúpida de mí, confié en tus palabras y no en tus actos. Durante un tiempo estuve ciega, durante una larga temporada no hice caso de las advertencias, y ahora sí... Porque aun no es demasiado tarde para hacer caso. Se acabó. Nuestra amistad se acabó. 

Las dos sabemos la verdadera razón por la que actúas así. Tan solo por querer impresionar. Dejas de lado tus principios, por querer impresionar. Crees que cayendo bien a todo el mundo, tendrás amistades aseguradas y así no te quedarás sola... ¿Sabes que estás consiguiendo en este momento? En este momento te estás quedando sola.... SOLA. 

Y yo... Yo ya no puedo hacer nada, yo ya no puedo estar ahí, apoyándote y dejándote mi hombro para llorar. Lo siento pero no. Así que en vista de que no vas a cambiar y que ni siquiera harás el intento, soy yo quien te dice que hasta aquí hemos llegado. A partir de ahora, habrá una relación de respeto, una relación cordial, pero no llames a mi puerta cuando necesites llorar, ve a llorar a aquellos que dicen estar a tu lado y que no es así... Ya te darás cuenta de lo que has perdido. Adiós. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...