domingo, 30 de marzo de 2014

Sospechando de todo.

La buena y verdadera amistad no debe ser sospechosa en nada
(Cervantes)

¿Cómo puede ser que una persona olvide el significado de dos simples palabras como lo son "te quiero"? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? No puede ser que alguien olvide decirlas y lo que verdaderamente significa así, sin más, de un día para el otro. 

Todo sucedes por un motivo. Todo tiene una explicación razonable. En teoría todo. Entonces ¿Por qué en este caso no la encuentro? Quizás es que no puedo ser objetiva ya que estoy dolida, decepcionada, sufriendo. 

Busco las fotos y recuerdos que hemos compartido últimamente. Rebusco entre todo lo vivido y encuentro pequeñas notas y comentarios que nos hemos enviado mutuamente. Todo esta plasmado. Todo. Pero, ahora parece todo falso. 

Todo ha quedado atrás. Todo ha quedado en el pasado. Los mensajes de amor y cariño, las imágenes, los recordatorios y las pequeñas dedicaciones. Todo ha quedado en el pasado, aquel que no volverá. 

Sigo sin entenderlo. ¿Por qué dudo? ¿Por qué sospecho? Es nuestra amistad, aquella en la que hemos estado siempre la una para la otra. Hemos estado juntas en lo bueno y en lo malo, apoyándonos y escuchándonos la una a la otra. 

Pero, ahora no hago más que sospechar. Sospecho de todo. Sospecho que quizás nuestra amistad no era buena o verdadera. Quizás no dimos nuestro máximo. Quizás todo ha sido una farsa y una mentira. 

Si es verdad lo que Miguel de Cervantes dijo en su momento, quizás lo nuestro nunca fue amistad. Si ahora has olvidado el significado de las palabras te quiero, el demostrarlo con algún que otro pequeño detalle... ¿por qué considerar lo nuestro amistad? ¿Para qué hacerlo si ahora no hago más que sospechar de todo lo vivido?

¿Para qué? ¿Por qué?

viernes, 28 de marzo de 2014

Antes, ahora, siempre.

¿Estás bien?¿Estás mal?¿Cómo estás?

Antes tenías las respuestas idóneas a estas preguntas. Podías contestar con un simple sí, un mero no, un bien o un prefiero no hablar de ello. Antes podías fingir que todo estaba bien, podías sonreír y hacer como si nada pasara. Antes...

Ahora ya no sabes la respuesta. Ahora tan solo te dedicas a mentir o a ocultar la verdad. Prefieres decir que estás cansada o que quizás estás agobiada y pensando y reflexionando sobre como organizar las semanas estresantes que te vienen por delante. Ahora mentimos. 

No es que no queramos hablar, ni expresar aquello que nos pasa. Sencillamente, es que sabemos que a la mínima explotaremos y dejaremos al descubierto todos nuestros sentimientos. 

Si hablo, si me expreso, el miedo y el dolor aparecerán. Todo aquello que intento ocultar, todo aquello que intento que se mantenga tras el resistente muro saldrá. 

Las lágrimas empezarán a salir, si es que no lo hacen ya. No podré evitarlo. Es tan difícil mantenerte fuerte, que a veces un mínimo comentario provoca que sea esa pequeña gota que colmó el vaso. Quizás sea un comentario estúpido, pero tú estás en horas bajas... 

No estás bien, no puedes mentir. No puedes engañarte a ti misma y tampoco a los demás. No lo puedes hacer. No puedes fingir. No puedes. Sin embargo, lo haces. 

A veces, los abrazos son los únicos capaces de arreglarlo todo. Alguien que te apoye incondicionalmente y que no haga preguntas. Alguien que estaba ahí antes y que lo está ahora; tú. 

Ojalá estuvieras aquí, ojalá me abrazarás como siempre lo haces. Ojalá pudieras sin que nada se malinterpretara. Ojalá. Pero, es imposible. No hay manera de que tus abrazos vuelvan a mí provocándome esa sensación de evasión. 

Quizás si me recordaras que me quieres, quizás si me recordaras que te importo... Quizás esto acabe antes e incluso ahora. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Víctima vs. Verdugo.

Víctima de los demás, 
Verdugo de sí mismo. 
(Guy Corneau)

Eres víctima de los demás o eso dices ser. Dices ser la víctima donde todo el mundo te hace daño, donde tú no haces nada malo, tan solo estar ahí para aquellos que te importan. Crees que te dejan de lado. 

Sin embargo, todo aquel que está a tu lado respira pensando en ti. Sí, creo que cada paso que damos lo hacemos pensando en si te molestará a ti o no. Todo. Te haces la víctima, pero bien sabes que eres verdugo. 

Lo único que haces es distanciarte con tal de que te prestemos atención. Buscas llamar la atención y sí, lo consigues. Pero te aviso que este juego de víctimas y verdugos hace tiempo que me ha agotado física y mentalmente. 

No puedo seguir tu juego. Hace un buen tiempo decidí poner punto y final a nuestra historia donde de una manera u otra siempre acabo perdiendo yo. Siempre. 

Pones distancia, te alejas. Ya no hay confianza por tu parte. Pero tampoco por la mía. Por eso eres tu propio verdugo. Estás cavando tu propia tumba, ya no buscas mi amistad. No sabes lo que quieres. 

Me excluyes. Cuentas con los demás, pero no conmigo. Yo no lo entiendo. No sé en que me he equivocado como para que me excluyas, como para que vayas con secretismos. 

Tú no te das cuenta, pero jugando a la víctima y al verdugo no haces más que hacerme daño. No lo ves o no lo quieres ver. Pero esto tan solo provocará que te quedes sola, sin nadie que te ayude. Sola. 

Todo por querer ser víctima cuando eres verdugo de todos aquellos que te rodean.  

miércoles, 19 de marzo de 2014

Sentimientos no vistos.

Inseguridades, pensamientos, dudas, preguntas... sentimientos. 

Somos personas diferentes, totalmente diferentes. Cada uno tiene una manera de ser, actuar y pensar. No hay nadie igual. Pero esto ya lo sabemos ¿verdad?

Sé que te estás preguntando a dónde quiero llegar con esa pregunta retórica y qué quiero decir exactamente con ello. No es ta fácil expresarlo directamente y de una manera abierta. No es tan fácil expresarlo con palabras. 

A veces creo que no conocemos a las personas de nuestro círculo y que, obviamente, ellos no nos conocen a nosotros lo suficiente. ¿Alguna vez has tenido esa sensación? Seguro que sí. 

Pues bien, ese es el problema. Creemos conocer y creemos que nos conoces. Sin embargo, sin saberlo y sin conocer lo que hacen, nos hieren. No se dan cuenta, pero nos hacen daño. 

Hay cosas que siempre dolerán y que estarán presentes; una anécdota que para ti resulta vergonzosa, humillante o cansina. Quizás hay alguien que lo recuerde bromeando sin saber que a ti te duele. Piensas que se está riendo a tu costa. 

También, hay pequeños detalles y comentarios hirientes capaces de provocarte inseguridades, dudas. Hacen que tu autoestima vaya a peor. Quizás no hay maldad en sus comentarios, quizás lo hacen por tu bien o tan solo bromean... Quizás. 

Pero tú eres como eres. Y eso es capaz de crear grandes inseguridades en ti. No eres capa de confiar en tus posibilidades, en ti misma. Esos comentarios son capaces de hundirte. ¿Lo ven? No. Nadie lo ve, nadie. 

Es tan fácil fingir una sonrisa, reír frente el público, representar un papel. Y cuando el telón cae vuelves a ser tú. La sonrisa desaparece y tus ojos denotan tristeza. ¿Lo ven? No. Es contigo misma con quien no finges, por eso no lo ven. 

Es tan fácil actuar y que te crean. Y si te creen es que quizás no te conocen, no saben como eres en realidad, como eres de verdad. No son capaces de verlo. Te hundes. No ves la salida. Las cosas no cambian. Buscas una forma de desahogarte pero no la encuentras.

Dicen que la mirada es el espejo del alma... Entonces ¿por qué no lo ven? No tengo la respuesta a esta pregunta. ¡Preguntas! Últimamente, lo único que tengo son preguntas, esto es lo único que se pasa por mi mente. Nunca obtengo respuestas. 

Y al final, todo es cuestión de inseguridades, de pensamientos, de dudas y preguntas, de sentimientos. De mí. 

martes, 18 de marzo de 2014

Cosas sin sentido...

Siempre creemos que el tirar la toalla está relacionado con el darse por vencido, con el admitir la derrota, el final de la batalla. No siempre es así. 

En mi caso, hoy significa cansancio, agotamiento. Estoy cansada de luchar por alguien que cambia de actitud de la noche a la mañana. Sé que lo que digo no tiene sentido, pero para eso sirve un trozo de papel y un simple bolígrafo: para explicarme.

He dejado de vivir mi vida. Ya no pienso en mí, en aquello que yo quiero o me importa. Ahora vivo condicionada a las acciones y opiniones de otra persona. No quiero hacerle daño, me importa mucho. Sin embargo, soy yo quien acaba sufriendo.

Me acecha la culpabilidad. Si hago algo por y para mí, me siento culpable. ¿Culpable? Sí. otra cosa que no tiene sentido. No he hecho nada malo, tan solo vivir mi vida, disfrutar de un pequeño capricho. Pero hay personas capaces de darle la vuelta a la tortilla y hacer que todo se gire en tu contra. Conclusión: culpable.

Te "desvives" por una amistad y no pides nada a cambio. Pero no es la única amistad por la que  preocuparte. Hay más personas importantes. Aquellas que entienden que esta situación es insostenible. Lo es... Y no tiene sentido que siga luchando por ello.

No tiene sentido que siga viviendo de esta manera, que siga sufriendo así. Y sé que ella no es capaz de verlo, que no sería capaz de entenderlo. Pero yo ya estoy cansada de dicha historia que se repite una y otra vez donde quien acaba mal soy yo.

No obstante, no te confundas. Darse por vencido acaba significando que te ha dejado de importar, que ya no lo valoras lo suficiente. Yo tiro la toalla por cansancio. Aun así, la sigo valorando. Me importa, la quiero y aprecio. Forma parte de mi vida.

Ahora bien, no tiene sentido seguir luchando si lo que hago es abandonar una parte de mí. 

viernes, 14 de marzo de 2014

Tú no has hecho nada.

Errare humanum est.

Todos cometemos errores. Día tras día nos equivocamos. No hay nada de malo en ello. Tenemos que saber rectificar y aprender de nuestros errores, entender en que hemos fallado y enmendarlo. 

Sin embargo, a veces analizamos la situación desde todos los puntos de vista posibles y en todas ellas llegamos a una única conclusión: no hemos encontrado el error. 

La cuestión es que esta vez no nos hemos equivocado. En este momento no hemos hecho nada mal. No obstante, no hacemos más que sentirnos culpables, como si una y otra vez nos hubiéramos equivocado. 

Miras hacia atrás, analizas todo lo dicho y hecho. Buscas en el pasado aquello que haya podido hacer daño a aquella persona que te importa. Y no ves nada, nada. No ves el problema. 

Piensas y piensas. Intentas encontrar el problema. Y sin saber como das con la solución; hay personas, que aunque las quieras, son capaces de darle a la vuelta a la tortilla, son capaces de hacer que tú te sientas culpable cuando verdaderamente no has hecho nada. 

Tus amigos te lo repiten una y otra vez: tú no has hecho nada. Tú no has hecho nada malo. Te lo repiten, te lo dicen una y otra vez... Pero no hay manera, a ti no te cabe en la cabeza. 

Pero es así. Estás en todo momento pendiente de lo que la otra persona piense sobre aquello que tú dices o haces. Siempre. En todo momento. Dejas de hacer aquello que te apetece por intentar hacer daño. 

¿Sabes qué es lo que pasa? Que al final quien sufre eres tú. Te sientes culpable sin motivo aparente, dejas de hacer lo que te gusta... Ya no te sientes cómoda. 

Todo ha cambiado. No sabes que hacer exactamente. Te sientes mal, pero mal contigo misma. Y es que errare humanum est. Pero no siempre te equivocas. ¿Y sabes qué es lo peor? Que tú no has hecho nada. 

martes, 11 de marzo de 2014

Valiosa e importante.

Tu amistad para mí es muy importante, demasiado valiosa. Sé que no te lo digo muchas veces. Pero de vez en cuando vale la pena recordar lo importante que eres para mí. 

Quizás tampoco lo demuestro de la manera más normal posible. Quiero decir, no lo demuestro como lo hago con otras personas. Sin embargo, tu amistad es igual de importante, igual de valiosa. 

No te digo te quiero todos los días, pero tampoco creo que haga falta. Nuestra amistad es especial, única y diferente. Sé que puedo confiar ciegamente en ti. 

Sé que sin que te lo pida me llamarás si es necesario. También sé que serías capaz de cualquier cosa con tal de verme sonreír, aunque tan solo sea una sonrisa fugaz. Me abrazarás en los buenos momentos y en los malos también. 

Te importo, de la misma manera que tú me importas a mí. Valoramos esta amistad por una única razón: porqué somos capaces de dedicarnos cinco minutos si así lo necesitamos aunque haya días en los que no tengamos tiempo.

Y es que el tiempo es algo que no se recupera y si te dedica aunque solo sean cinco minutos de su tiempo esa persona te está dando algo que nunca recuperará; tiempo. Y también algo muy valioso; su amistad. 

No quiero perder tu amistad.  No quiero que todo acabe mal o en saco roto. Quiero que luchemos por nuestra amistad. Sé que tropezaremos con muchas piedras, juntos y por separado. Pero hemos de luchar. 

Todos deberíamos entender que hay amistades demasiado importantes como para tirarlas por la borda, para deshacerse de ellas por un simple malentendido. Ahora bien, si dejas que un malentendido arruine tu amistad, quizás es que no era igual de valiosa e importante para las dos bandas. 

viernes, 7 de marzo de 2014

El mensaje.

¿Por qué? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo puede ser que un simple mensaje sea capaz de arrebatarme la sonrisa, de borrarla de golpe? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿De qué vale? 

Aparece el dolor, las lágrimas vuelven a salir. No soy capaz de esconderlas, no puedo sonreír. No puedo. Un simple mensaje, la forma en que se escribe, la ausencia de emoticonos te causa dolor. 

La sonrisa ha desaparecido. Ahora te falta confianza en ti misma. Te sientes como si no valieras para nada... Mejor dicho, es como si una y otra vez te repitieran que eres una inútil. Así me siento. 

Hay veces que se debe entender  que cada uno tiene la personalidad que tiene. Y, aun más, también se debe entender que si una persona es de las que no tienen la mejor autoestima o bien no confía mucho en sus propias posibilidades, habrá mensajes y comentarios que le afectarán. 

Pierdes la confianza en ti misma, te sientes como un cero a la izquierda. Crees que nunca serás capaz de conseguir tus metas, sueños y objetivos. Crees que todo está perdido. Quizás haya cosas para las que no valgas. 

¿Se preocupan por ti? Sí. Puede ser. Pero hay formas y formas de decir las cosas. Debes conocer a esa persona y escoger la mejor. Y no es fácil hacerlo, cuesta mucho. Al igual que también cuesta creer que eres fuerte y que puedes confiar en ti misma o en tus posibilidades.

Quizás deberías expresarte y responder ese mensaje que tanto dolor te ha causado. Quizás deberías hacerle ver como te sientes tras su mensaje y comentario inoportuno. Deberías hacerlo. Sin embargo, te sientes tan mal contigo misma que crees que ni siquiera serás capaz de enviar un simple mensaje. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Home, sweet home.

May I remind you, 
May I remind that you've got nowhere to go,
So I'm staying beside you, 
I'm staying beside you 'til you find a way back home...

We're coming home,
We're coming home,
Light a fire
We're coming home.
We'll write it down,
We'll write it all down
(Coming Home, Kaiser Chiefs)

Hogar, dulce hogar. El único sitio donde me siento segura, donde los miedo desaparecen. Mi casa, mi hogar. Ese sitio donde poder esconderse, ahuyentar los monstruos, los miedos. Ese sitio que me protege de lo malo, de las dudas, de lo que me asusta. Volver a mi sitio, mi casa, el lugar donde puedo ser yo. 

Sin embargo, a veces necesitamos que nos lo recuerden. Necesitamos tener a alguien a nuestro lado que nos diga que volveremos a casa. Necesitamos que nos pronuncien esas palabras, que nos recuerden al lugar que pertenecemos. 

Tener a alguien a nuestro lado. Alguien detrás tuyo que decida ayudarte y guiarte por tu camino de vuelta a casa. Y llegar. Entrelazar los dedos con esa persona, no perderla. Volver a casa. 

Volvemos. Recordamos nuestra vida, todo lo vivido en la casa de nuestros sueños o de nuestra infancia. Repasamos lo bueno y lo malo. Los recuerdos vuelven a nosotros. Somos capaces de sonreír. 

Sonreímos y las lágrimas desaparecen. Plasmamos los recuerdos. Lo plasmamos todo en pequeños trozos de papel, en fotos guardadas en una antigua y pequeña lata. 

Sí. Volveremos a casa, juntos. Volveremos para ser protegidos.. Volveremos para recordar y escondernos durante un tiempo de los problemas. Volver a nuestro hogar nos hará pensar y reflexionar. 

Enséñame el camino. Quiero volver a casa. Volver a mi hogar, a nuestro hogar. Quiero escribir nuestra historia, nuestro camino, nuestra vuelta a casa.    

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...