miércoles, 14 de noviembre de 2018

Don't doubt it.

That I'm still here
I'm the light that's surrounding you
Everytime your darkness comes
Yeah, I'm still here
(Postcards, The Blizzards)

¿Nacimos optimistas, realistas o pesimistas? ¿Nacimos? Creo que no es nuestra fecha de nacimiento lo que nos define, ni tampoco la estación del año, ni siquiera nuestro horóscopo. Somos quienes somos a base de defectos, errores y decisiones tomadas fríamente o bien en noches de borrachera. 

¿Quienes somos? ¿Cómo serías capaz de definirte solo en un puñado de adjetivos? Y estos, ¿te definen desde el día en que naciste? No. Aprendemos a cada paso que damos, con cada día vivido, con las aventuras y experiencias que se tienen.

Somos optimistas, realistas o pesimistas según lo que sentimos. Es cambiante y no estático. Los cambios nos hacen madurar, ver las cosas desde otro punto de vista. Con el paso del tiempo todo toma otra forma, nuestra forma de pensar evoluciona, se transforma y nosotros con ella. 

No es un cambio para bien o para mal. Se trata de una evolución de nosotros mismo, de entender y comprender que era hora de adaptarse, renovarse y reinventarse; de no morir. Se trata de ver lo que nuestros fallos, cambios y faltas nos aportan, nos enseñan. 

¿Tú qué eres? ¿Quién eres? ¿Qué o quién te consideras? ¿Qué crees que son los demás, yo? Difícil elección para muchos y demasiado fácil para otros tantos. Yo soy optimista. Sí; veo el vaso medio lleno. No; no todo es color rosa ni un mundo de flores y unicornios. 

Se intenta ver el lado bueno de todo aquello que me mueve, que me motiva. Llenar de buenas sensaciones y energías a quien me rodea. Hacer feliz a aquellas personas que me importan, que aportan serenidad, buenas vibraciones y motivos para continuar aprendiendo día a día. 

Por culpa de la bondad, soy de pecar bastante. Caer en las mismas trampas una y otra vez. Ahora ya no pienso en quien se fue, en quien me falló o en las personas que he ido perdiendo. Amigos que tuvieron su momento y no supieron como aprovecharlo, que ahora son un mero fantasma. 

He aprendido a soltarlos, a dejarlo de lado y a que no me importe tanto como me debería importar. ¿Duele? Dolió. Son parte de un pasado que no se puede ir rememorando cada dos por tres. Sé que yo he perdido oportunidades y ellos han perdido la oportunidad de conocerme. No quisieron arriesgar y ver si valía la pena. Todos perdimos ese tren... 

Por eso, ahora no pierdo ni un instante en recordar a los que quiero que son merecedores de mi tiempo, de todo lo bueno que le pase, de los trenes que deben coger y los saltos que han de dar. Y lo malo y los inconvenientes tan solo son cuestión de tiempo, de ímpetu y reflexiones. 

Sí llevo una sonrisa de oreja a oreja. No, eso no significa que cada día yo sepa ser la persona más feliz del mundo, ni que no me lleve algún que otro disgusto o quebradero de cabeza. Desafortunadamente, this is life. Y lo repito hasta la saciedad: tengo mis miedos e inseguridades. 

Me alimento y aliento a base de sueños y objetivos, miro hacia adelante pensando en mis metas, en el porqué de mis respuestas. Soy mi propia luz, mi propio guía. Pero, me paralizo. Me quedo en blanco o me invaden los nervios que no me dejan pensar con claridad. Sigo adelante sonriendo por no preocupar a los demás y me apoyo en quien sé que será capaz de dedicarme  minutos. 

Creamos muros que no queremos que traspasen. Mentira, deseamos que lo hagan y no queremos ponerlo fácil. Algunos lo consiguen y ¿otros? Han sido decepciones. Tenías fe ciega en que lo treparían y al final prefirieron dar media vuelta. ¿Miedo, inseguridad, pesimismo? 

Sé que mi manera de ser puede asustar, cansar o irritar... ¿Sigue siendo motivo para decidir que no merece la pena escalar ese muro? Quizás fue que no proyecté mis prioridades de manera correcta, que no fui capaz de entender lo que los demás querían o que no fui clara. Y es que al final es esto, las sonrisas altaneras, la postura firme y el orden de prioridades lo que hizo que algunos decidieran huir. 

Creen ser realistas y entender que, en según que situaciones, no conseguirán nada... Resulta que son cobardes

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...