miércoles, 23 de mayo de 2018

No sabes arriesgar.

Sabes, no sé cuantas veces lo habré dicho; pero nadie sabe lo que tiene hasta que al final lo pierde. Frase repetitiva y bastante cierta. Lo que un día ahí estuvo, de la noche a la mañana puede esfumarse, desvanecerse y jamás volver, ni ser capaz de recuperarlos. 

Ese es el problema. Las personas no somos propiedad de nadie, no tenemos un collar con el nombre de un propietario, ni una tarjeta con a quién llamar en caso de pérdida. Y aun así, algunos creen y dan por sentado que siempre estaremos ahí, que pueden cometer el mayor error de su vida, hacernos daño y que seguiremos estando ahí; por y para ellos. 

Piensan que somos de piedra, fríos como el hielo, que nos pueden echar de su vida, pero que con un simple chasquido de dedos volveremos como el perro que vuelve a su amo, como el gato que sabe el camino de vuelta a casa, o como aquél a quien esperan por navidad. Grave error.

Los motivos por los que nos pierden son varios. A veces, necesitamos nuestro propio espacio, otras veces los caminos se vuelven paralelos ya que hemos dejado de aportar cosas el uno al otro. A veces, nos cansamos de batallar, de dar y no recibir. Fue bonito mientras duró. 

Sin embargo, hay una razón "de peso": el no tener valor para arriesgar. Esconderse tras la falda de sus masdres, crear un "muro" e incluso echar balones fuera. No coger el toro por los cuernos, ni tampoco tirarse a la piscina. Buscan la salida fácil, quierenlo fácil, la bandeja de plata y la quieren ya. 

Así que llegan las decepciones, los baldes de agua fría, la pérdida de ganas y también el perder a las personas de nuestro alrededor. Un día paseamos cogidos de la manos y al siguiente esa mano aterciopelada se pierde, se suelta y no hay como recuperarla. 

Por un instante crees que no es necesario volver a ver a esa persona, crees que no hace falta volver a tener a esa persona, ni para acariciarla, ni besarla, ni abrazar ni tampoco para verla sonreír. Pero claro, derrepente, una foto lo cambia todo, un simple cotilleo, un mensaje a altas horas de la mañana o bien una mirada fugaz en las calles de tu ciudad natal. 

Ahora es un giro drástico y deseas recuperar a esa persona. Ya no es tan fácil. Mientras tú miras esa foto, yo ya he pasado página, se queda en un recuerdo vago. Los cotilleos son meros rumores y no tengo motivos por los que dar explicaciones. Los mensajes a altas horas de la mañana no son contestados hasta el día siguiente y ni siquiera te reconozco si llegamos a cruzarnos por las calles del viejo pueblo. 

Buscas ganarte mi confianza y dices preocuparte. No sé si son mentiras, solo sé que es parte del pasado y que aquello que se perdió no tiene ni salida fácil, ni una búsqueda sin complicaciones. No es que haya muros que trepar, tan solo hay falta de interés. No cuento las horas para volver a verte, ni me desespero cuando no contestas, cuando dejas de dar señales de vida. 

Vi tu foto y recordé lo bonito, pero también las veces que fallaste y las mentiras que contaste. Ahora quieres recuperar el tiempo perdido, quieres tirar la toalla en otros aspectos para poder acercarte a mí. Otro grave error. Yo no pido eso, ni quiero que abandones los sueños por los que luchar con el fin de recuperar nuestra amistad. 

Lo único que busqué fue que arriesgases. Igual que yo estaba dispuesta a dar, a luchar y vivir nuevas aventuras, quería que hicieses lo mismo. Supongo que la falda de mamá es muy cómoda, que tus muros no los quieres derribar y que la piscina sin agua no tiene diversión alguna, ni tampoco es lo sencillo. 

Así que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y jamás recuerdan que no se puede recuperar. 

miércoles, 16 de mayo de 2018

Colores.

Live, love, laugh. Vive, ama, ríe. Mantra a repetir cada día, cada mañana tras el café y las tostadas, por las tardes mientras el agobio del trabajo se vuelve insoportable, a la noche cuando el día finaliza y creemos que peor no podría haber ido. 

Vive creyendo en ti mismo. Que las inseguridades no se conviertan en el problema, sino en el defecto que te hace más fuerte. Vive pisando fuerte, tomando tus propias decisiones y teniendo confianza en ti mismo. Sáltate las reglas y regálate un momento para ti mismo, tu pequeño capricho. 

No por hablar más alto se es más valiente. Demuestra como eres y no te dejes vencer por las adversidades. Lucha, pelea, plántate frente al más feroz de los leones e incluso de los dragones. No crees un muro de protección, que sean las batallas y la experiencia las que te den sabiduría suficiente para salvaguardarte. 

Ama. Enamórate, pasea por las calles con la sonrisa como único complemento. Dale la mano a quien te importe, quien te robe el corazón, quien te quite el sueño y te dé esperanza. Pensando en el futuro y viviendo el presente. Cree en los que te rodean y rodéate de quienes te aporten risas y buenos momentos. 

Risas. Este es el quid de la cuestión. Veas el mundo blanco y negro o bien de colores pasteles o quizás de aquellos más fuertes, que la risa sea tu compañero de viaje. No dejes que te la sombra de la trsiteza se alargue, ni que los malos pensamientos inunden tu mente. Ríe como terapia, ríe por amor, ríe para vivir

Vive cada instante, experiencia, aventura como si fuese la última. A pesar de la tormenta, de los días grises y lluviosos, piensa que siempre habrá un bar en el que cobijarse, en el que refugiarse, tomar un par de cervezas y echarse un par de risas. 

Recuerda que la risa es la mejor terapia, el mejor amigo. Piensa en reír rodeado de los tuyos, amando, viviendo. Sécate las lágrimas y túmbate a reír. Creer que estás llena de colores, de aquellos más vivos, resplandecientes y también de otros que ensombrecen un poco. 

Colores para reír y para amar. Otros son para vivir. Días y noches con anécdotas a explicar y secretos que callar. Momentos de silencio y otros tantos de gritos, de batallas y peleas. Da igual el momento, porqué viajando por el aire siempre se oyen los susurros de la amada y viva risa. Esa que siempre te recordará los motivos por los que seguir viviendo, seguir amando, y ante todo seguir riendo. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...