martes, 29 de enero de 2019

¡Ciego, sordo y mudo!

“Kindness is a language which the deaf can hear and the blind can see.” -Mark Twain

Aunque hay personas que siendo ciegas y sordas no saben ese lenguaje, no entienden lo que significa la gratitud, ni la amabilidad. Empatía más bien poca y mejor criticar y echar balones fuera antes que pronunciar la palabra gracias

Será que nunca se tuvo tiempo de aprenderlo, tal vez no se tuvo un buen maestro a quien pedir ayuda, quien pudiese dar consejos y enseñar que nunca está de más dar las gracias a quienes te rodean, a quienes en un momento dado son capaces de tenderte la mano sin buscar nada a cambio. Miento, tal vez sólo se busca un momento de gratitud. 

No creo que se sea ciego o sordo, sino que no se quiere ni escuchar ni oír. Hacemos la vista gorda, giramos la cara y miramos para otro lado como si la situación no fuese con nosotros. ¿Sabes lo qué eso provoca? Desánimos, querer tirar la toalla, sin ganas ni pasión. 

Sentimientos encontrados porqué quieres seguir peleando, pero a la vez, por un momento, no eres capaz de encontrar un motivo, una razón para decir sí, esto vale la pena. La motivación decae, nos encontramos en tensión continua y aun así, riendo por no llorar, sigues manteniendo la esperanza viva, creyendo que hoy sí serán capaz de darte las gracias. 

Volver a renacer, energía renovadas y un agradecimiento que tan sólo cuesta dos minutos. Que no sea yo quien cargue con las culpas de los errores de otros, que no deba ser yo quien intente arreglar una situación que ni me va ni me viene. Es un desgaste continúo donde siempre te aferras al deseo de escuchar esa maldita palabra. 

Así que, lo sé, sé lo que se siente cuando alguien es incapaz de escuchar ni de ver, cuando quiere ser ciego, sordo y además mudo. Por eso, y por otros muchos inconvenientes donde te sientes sin ganas, cansada, infravalorada, yo te doy las gracias. 

Haces lo que puedes, das lo mejor de ti y pocos serán los que valoren eso, pero, por favor, si lo llegan a hacer, no sueltes ese sentimiento ni a esas personas. Valen la pena, y quizás no será suficiente, no es lo que buscas. Sin embargo, no te dan la espalda, sino que te ven, te oyen y te lo dicen. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...