lunes, 31 de diciembre de 2012

Tenemos que cerrar los ojos.

Cerrar los ojos, cerrar los ojos por un instante. Cerrar e imaginar, cerrar y recordar, cerrar y soñar, dejarte llevar y volar... Volar hacia un mar de direcciones.

Hay veces que es tan bonito, tan mágico cerrar los ojos y recordar. Yo aun recuerdo los largos paseos que dábamos en las calurosas noches de verano. Ir tomando un helado, ir riendo, abrazarnos, disfrutar de la noche, pero todo era con un fin, estar juntos. 

Pero en un momento dado todo acabó, esos días felices se esfumaron, igual que tú te esfumaste de mi vida. Y ahora cierro los ojos e imagino... Quiero imaginarme como sería mi vida si estuvieras a mi lado, si estuviéramos juntos. Y en ese momento dejo que pequeñas lágrimas broten de mis ojos... Lágrimas que acaban en el frío suelo. Intento asimilar todo lo que pasó, intento aceptar lo que pasó...

Y llega un momento en que consigo aceptar que lo pasado pasado está y así seguir con mi vida. Y ahora cierro los ojos, cierro y sueño. Sueño con la persona que a día de hoy me importa, que adía de hoy me hace feliz. Y otra vez, otra vez dejo escapar otra lagrimilla pero esta vez es diferente. Ahora lloro de felicidad. Porque tengo la suerte de poder despertarme al lado de una persona a la que quiero...

Y me dejo llevar, me dejo llevar por mis sentimientos, me dejo llevar por lo que mi corazón dicta. Estoy en una nube, estoy flotando, estoy al lado de la persona que me quiere, que me demuestra que soy importante... Y eso es lo que quiero...

Quiero seguir volando hacia un mar de direcciones, volar al lado de él. Volar al lado tuyo, tú que me haces feliz. Tú que consigues sacarme una sonrisa hasta en los peores momentos, en aquellos en los que se puede llegar a ver todo negro, aquellos en los que me veo hundida en un pozo... 

Hemos de volar, hemos de soñar e imaginar. Hemos de amar, de ser felices... Tenemos que cerrar los ojos.

2da dedicatoria: imprescindibles.

Dicen que el 13 es el número de la mala suerte y precisamente de aquí a unas horas entraremos en el 2013. Sin embargo, si para mí el 2012 ha sido un gran año, el 2013 será aun mejor. Porqué sé que a mi lado tendré a dos de las personas más importantes para mí.

Una vez me preguntaron: ¿quién es imprescindible para ti? En su momento no supe contestar, pero a día de hoy, 31/12/12 estoy muy segura de la respuesta. ¡Vosotras dos! Y creo que llegados a este punto no queda mucho más que decir porque creo (y confío en que vosotras penséis lo mismo) que día tras día os lo he ido diciendo tanto. No obstante, hay dos cosas que no me cansaré de deciros nunca: gracias y os quiero.

Ya lo sé, ya... Ya sé que me vais a matar por tanto dar las gracias, porque sé que creéis que no debo hacerlo, pero yo quiero hacerlo. Gracias por estar ahí cuando lo he necesitado, cuando nadie más lo estaba. Gracias por escucharme, por aguantarme, por abrazarme, por hacerme llorar (de felicidad), por hacerme reír. Gracias por ayudarme a ser más fuerte, por hacerme luchar día tras días. Gracias por no dejarme caer, por no dejar que me rindiera. Gracias por ser vosotras mismas!!

Con vosotras he crecido como persona, he madurado, he aprendido a valorar aquello que tengo a mi lado. A vuestro lado he aprendido la hipocresía que hay en este mundo. Hemos sido decepcionadas por personas a las que les teníamos un gran cariño, a las que queríamos, personas por las que, quizás, hubiéramos dado la vida... Pero se fueron de nuestro lado. ¡Y aquí estamos nosotras! ¡Viviendo nuestra vida! ¡Juntas! ¡Siendo felices!

Os quiero, os quiero demasiado. Me hacéis feliz. Veros cinco minutos, estar a vuestro lado una mañana desayunando o una noche celebrando un cumpleaños o una tarde charla, me hace feliz. Estos son los pequeños detalles del día a día, son pequeños detalles que marcan la diferencia. 

El año que viene es 2013... el 13 es el número de la mala suerte ¿no? ¡Pues quien haya dicho eso se equivoca! Porque os voy a tener a mi lado, va a ser otro año más lleno de aventuras, de nuevas experiencias, de nuevas locuras... y todo será a vuestro lado. 

Tengo el privilegio de tener a mi lado a dos grandes personas. A unas personas maravillosas que aunque pasen semanas sin vernos o días sin hablar, sé que cuando nos reencontramos es como si ese tiempo no hubiera pasado. 

Queda todo dicho ¿no? ¡SOIS IMPRESCINDIBLES! 

domingo, 23 de diciembre de 2012

Pétalos...

Pétalos rojos, pequeños pétalos rojos alrededor de toda mi habitación. Pétalos de esas rosas rojas que alguna vez significaron algo, y ¿hoy? Hoy ya no son nada, hoy son simples pétalos marchitos. Pero esos pétalos en su inicio significaron mucho, y aun hoy esconden una gran historia, esconden nuestra historia de amor. 

Parece que fue ayer cuando me regalaste la primera rosa. Esa rosa con la que me dijiste que me querías, esa rosa con la que me dijiste que yo te hacia feliz. También recuerdo que mi cara se iluminó, que en mí volvió ese brillo que hace tiempo que no tenía, ese brillo de felicidad. Te vi a los lejos con esa pequeña rosa roja entre tus manos y jamás pensé que fuera para mí, pero lo fue...

Y guardé esa rosa, intenté mantenerla viva porque pensé que así nuestro amor seguiría vivo. Y hasta cierto punto, así fue... Pero no fue esa la única rosa...

Vinieron más, pero ninguna como la primera. Las siguientes ya no proclamaban tu amor por mí, ya no decían que me querías. Eran rosas de perdón, rosas rojas que utilizabas para pedirme perdón. Y por más que yo intentaba mantenerlas vivas, estas no duraron tanto como la primera rosa...

Sin embargo, todos esos pétalos marchitos, todos esos pétalos que poco a poco iban cayendo sobre mi mesa, los iba guardando en una pequeña caja. Sé que te preguntas el porque... Sencillamente, para recordar todas las veces que me habías hecho daño, para recordar el dolor causado y para ver lo estúpida que fui al perdonarte tantas veces, al decirte que te perdonaba, que confiaba en ti y sabía que no volverías a hacerme daño.

¿Por qué lo hice? Porque creí que me volverías a regalar una pequeña rosa roja llena de amor, llena de pasión, una rosa como la que me regalaste la primera vez. Pero nunca llegó.

Y no puedo esperar a que llegue, no puedo seguir esperando a que vuelvas. Por eso, decido abrir esa pequeña caja de pétalos, decido abrirla y esparcir por toda mi habitación esos pétalos llenos de dolor. Están llenos de dolor, pero al liberarlos de su caja, también me libero a mi, me deshago de todo el dolor para intentar volver a ser feliz. Para intentar que mis pequeños ojos vuelvan a iluminarse.

Pero aunque decida tirar todos esos pétalos, habrá unos que siempre conservaré. Los primeros pétalos, los pétalos de nuestro amor. 

jueves, 20 de diciembre de 2012

1ra dedicatoria: hard workers.

Llegan unas fechas especiales, llegan unos días emotivos, llega la navidad. Y con ella, llegan los recuerdos, vuelve la nostalgia,  los reencuentros, los llantos, las risas... Nos hacemos preguntas sobre el pasado, sobre aquellos recuerdos, sobre los momentos vividos, sobre todo aquello que nos ha pasado. ¡Vuelve la navidad! 

Y como no podía ser menos, yo me pongo nostálgica, por un momento echo la mirada atrás. Pero no quiero viajar a un pasado lejano, creo que a ese he viajado tantas veces y prefiero no recordarlo. Quiero viajar a un pasado reciente, a uno más cercano. Y recordar, para así no olvidar, todo lo vivido. 

Mi aventura empezó en Septiembre, empecé la universidad. Era una nueva etapa para mí, un nuevo camino, una aventura, algo nuevo por vivir y descubrir. Pero claro, siempre hay miedos. Y en ese mes, no pudo ser menos. El no conocer a nadie, el no saber que podría encontrarme, ni a quien me atormentaba (si se puede decir así). Pero el curso empezó...

No me puedo quejar, la verdad. Tampoco es que empezara con mal pie, pero sé que necesitaba hacer un esfuerzo, dar un pasito adelante, ¡lanzarme a la aventura! ¿Lo hice? No lo creo, no estoy segura. Creo que todo se dio de una forma más o menos casual. Un hola a la mañana, un perdona ¿esta es la clase de lingüística?, los trabajos en grupo, las actividades orales de inglés a las diez de la mañana, las anécdotas contadas en inglés, las risas mientras mezclábamos el castellano y el inglés, etcétera, etcétera, etcétera... 

Y fue así, como poco a poco se creo un grupo. Eso si, hay que remarcar que lo que se formó en un momento dado es ¡un grupo de locos!. Porque todos lo estamos, de una forma u otra TODOS lo estamos. Sin embargo, nos preocupamos los uno de los otros y no nos cuesta nada tenderle una mano a aquella persona que lo necesita, a aquél o aquella que está mal. No nos cuesta nada dar un abrazo, un beso o decir te quiero. Y no nos cuesta nada porque sabemos que de esa forma sacamos sonrisas, nos reímos. ¡Alegramos el día! 

Por otro lado, tampoco nos cuesta picarnos. Creo que es una de las cosas que más nos gusta ¿o me equivoco? Picarnos, chincharnos, sacarnos los colores, mal pensar e incluso robar. Pero, creo que esto que hacemos es otras de las formas de pasarlo bien, de reírnos juntos y de nosotros mismos. 

¿Qué os quiero? ¡No! ¡Ni loca! Pero ¿cómo no voy a hacerlo? Eso sí que sería de locos. Habéis hecho que esas clases, que en un primer momento parecían aburridas, fueran de lo más entretenidas. Hacéis que mi día a día sea más fácil y que no me cueste levantarme porque sé que os veré. Sé que un día o el otro estaréis ahí para reír, para chinchar, para levantar el ánimo, para dar besos, abrazos y sí, como no podía ser de otra forma, para mal pensar también.   

Y ahora llega la navidad... Llega el momento de separarnos. No obstante, tan solo es una separación temporal, porque sé que dentro de poco estaremos ahí todos, estaremos reunidos explicándonos nuestras vidas, explicando anécdotas, metiéndonos los unos con los otros, comiendo juntos, ayudándonos, etc, etc, etc. Quedaremos en vagones diferentes, haremos nuestras investigaciones, nuestras averiguaciones y nos reiremos con cada tontería dicha. 

También, he de decir que se ha creado un grupo de locos, un grupo que será difícil de separar, un grupo fuerte, un grupo alegre. ¡Un grupo de hard workers! Nuestro grupo. 

Así que solo me quedan por decir dos cosas. En primer lugar, gracias. Gracias por estar ahí, por ser como sois, por picarme y chincharme porque sé que es con cariño. Y en segundo lugar, disfrutad de las fiestas, estad al lado de los vuestros. Porque pronto nos volveremos a unir. Sí! Volveremos a dar la lata. Y como no podía ser menos, yo volveré a mal pensar sobre todo aquello que digáis. Eso sí, lo haré con cariño. Porque ¡os quiero hard workers!  



Espero que us hagi agradat la meva sorpresa. Si no es així, és igual! M'encanta escriure i com no podia ser menys, a vosaltres alguna cosa us havia d'escriure. Picaxu, d¡imoni, pitiman, pelroja, eva, jeroni, estela i com no la meitat de l'Equip A. Bon nadal!!! <3

lunes, 17 de diciembre de 2012

¿Cómo? NUNCA.

Sentarse frente al ordenador, abrir una nueva página de word para ponerte a escribir, para ordenar tus ideas, para escribir aquello que pasa por tu cabeza...  Sin embargo, después de horas frente al ordenador, la página sigue en blanco, sigue vacía...

Tienes todas las palabras, sabes que quieres expresar pero la pregunta es : ¿cómo lo expreso? ¿cómo lo explico? No lo sé... Pero en un momento dado las palabras empiezan a salir, salen solas y dicen lo siguiente:

No sabes cuántas ganas tengo de gritarle al mundo entero cuanto te quiero. Me encantaría gritarlo a los cuatro vientos, que todo el mundo lo sepa y tú, sí tú, el primero. 

Y aquí es donde debería acabar todo, pero no todas las historias tienen un final feliz y hay veces que las personas se entrometen. Algunas lo hacen para bien, otras para mal... 

A veces, no gritamos aquello que sentimos por miedo. En este mundo, en esta vida hay personas que nos hacen sentir como que no valemos, hay personas que nos hacen creer que nunca se fijarán en nosotros, sea por físico (lo cual es la principal razón) o por razones de carácter... Da igual, lo que importa es que te hacen creer que no vales, que nadie nunca se fijará en ti, nadie te querrá... 

Y vivimos atormentados con ese pensamiento, vivimos pensando que nadie querrá estar a nuestro lado. ¡BASTA! No podemos seguir pensando eso, no podemos tener miedo a las burlas, al rechazo de esa persona... Lo que tenga que pasar pasará, quizás sino sucede nada es porque no es el indicado, porque no vale la pena, pero no podemos quedarnos sentados a esperar a que pase algo si nosotros no hacemos nada.

Hemos de lanzarnos, hemos de dar el primer paso, tirarnos a la piscina, como queráis decirlo. Pero ¡tenemos que hacerlo! Sé que es algo muy importante y algo que cuesta de hacer, pero si no lo intentamos no sabremos que podría haber pasado...

Creo que esas personas que se ríen de ti, tan solo están celosas, tienen envidia. Porque tú puedes llegar a encontrar la felicidad, puedes ser feliz, te pueden querer tal y como eres y tu querer a esa persona. Lucha por ella, olvídate de lo que digan ciertas personas que no te conocen, que no saben quien eres verdaderamente. Fíate de ti misma, de lo que te diga tu corazón...

Así que no te rindas, sigue luchando, sigue ahí al pie del cañón. Y si me preguntas ¿cómo has dicho? Yo solo diré NUNCA.  

Y si me preguntas ¿cómo expresarlo? Dí:

No sabes cuanto tiempo llevo esperando para gritarle al mundo entero, para gritar a los cuatro vientos ¡cuánto te quiero! ¡cuánto te amo! Y hoy lo saben todos, pero principalmente tú. Porque nunca, NUNCA he querido a alguien como te quiero a ti. Y por eso lucharé por ti...

Y sin darme cuenta, las horas han pasado y yo he sido capaz de ordenar mis ideas para decirte lo que siento... Para decirte que te quiero. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Opiniones vacías y sin importancia...


Muchas veces nos dejamos llevar por la opinión de los demás. Sí. Lo hacemos. ¿Por qué? Sencillamente, porque intentamos agradar a según que personas, intentamos caerles bien sin darnos cuenta de algo muy importante: dejamos de ser nosotros mismos.

Cambiamos porque, en un momento dado, la opinión de los demás se convierte de vital importancia para nosotros. Aquello que se llega a decir de nosotros nos afecta, es como si no nos dejara vivir. Por eso, para intentar "vivir tranquilos", cambiamos, creyendo que así nuestra vida será mucho más fácil. 

Pero en un momento de nuestra vida, después de una larga temporada sin hacerlo, nos miramos al espejo. Y nos vemos en la clase de persona que nos hemos convertido. Yo no digo que ahora seamos malas personas, ni mucho menos. Pero, por querer agradar a los demás, por querer que las opiniones de los demás cambien, nos convertimos en ese tipo de personas que no queríamos ser... 

Porque cuando las personas opinan pueden llegar a ser muy crueles, hasta el punto que nos hagan sentir como un cero a la izquierda, como si no valiéramos nada. Y nos volvemos a mirar al espejo y nos preguntamos: ¿quién soy? ¿en que me he convertido? ¿que he hecho? ¿de verdad valgo tan poco?

No podemos llegar hasta este punto. No puede ser que nos dejemos llevar por las opiniones de personas que nos juzgan sin conocer, de personas que no tienen nada mejor que hacer con su vida que criticarte, que hacer daño... No puede ser. 

Por eso, sin en algún momento te plantas frente al espejo y llegas a preguntarte eso o algo por el estilo. Vuelve a ser tu misma, olvídate de las opiniones de los demás, solo ten en mente aquello que piensas. Vuelve a ser esa persona que eras antes, aquella que se valoraba a si misma...

Porque quizás los demás comenten, opinen y digan. Pero ten por seguro que tarde o temprano todo llega... Y tú estarás al lado de gente que te valorará por como eres, sin juzgarte... Y entonces aquellos que opinaron serán los juzgados...

Porque, al fin de cuenta, aquello que opinan y juzgan aquellas personas que no te conocen y por las que en un momento de tu vida cambiaste, son solo opiniones... opiniones vacías y sin importancia...

viernes, 14 de diciembre de 2012

Nuevas etapas: tener miedo.

Muchas veces hemos tenido miedo a los cambios. Sí, hemos tenido miedo. Pensamos que esos cambios son malos, pero hemos de pensar en positivo y creer que no todo será malo.

He empezado una nueva etapa de mi vida, una en la que no sabía que me encontraría, una etapa donde sabía que habría muchos cambios. Una etapa a la que no puedo ponerle un nombre, no por nada, sino porque cada lector, cada persona le pondría un nombre diferente... porque para mí es de una forma, pero para los demás es de otra. 

He de admitir que al principio, cuando recién empecé, tenía miedo. Sí, lo tenía. Pero es normal, ¿no? Es como si empezáramos de nuevo, de cero. Nuevas amistades, nuevos lugares, cosas por descubrir y desconocidos por conocer. Y no saber a lo que te enfrentas, no saber exactamente que habrá en este nuevo camino asusta. Asusta y mucho. Y fue así, a mí me asustó. 

Pero poco a poco, me fui adaptando. Poco a poco fui conociendo gente, personas que me aceptaron, que poco a poco me fueron conociendo y que ahora son grandes amigos. Personas en las que puedo confiar, amigos a los que les puedo contar mis miedos sin que ellos me juzguen. Sé que simplemente me escucharán e intentarán entenderme. No son simples compañeros de fiesta...

Sin embargo, no podemos olvidar ni descuidar las "viejas" amistades. Esas que han estado ahí, esas que están ahí pase lo que pase. Personas que cuando hemos empezado nuestro nuevo camino nos han tranquilizado. Esos "viejos" amigos que nos han dado la mano cuando teníamos miedo, cuando pensábamos que no podríamos seguir ese nuevo camino sin ellos. En cambio, al menos a mí, me han demostrado que iban y que van a estar ahí.

No les ha costado levantar el teléfono y llamarme, no les ha costado darme ánimos cuando los necesitaba... están ahí. Y mis nuevas amistades, ellos que me los he encontrado en este nuevo camino, en esta nueva aventura también lo han hecho y lo hacen. Creo que somos capaces de combinar nuestras nuevas amistades con aquellas de toda la vida sin olvidar a nadie. Y es algo que todos deberían hacer... algo que muy pocos hacen.

Creo que, cuando por fin somos capaces de dejar el miedo atrás, a veces nos centramos demasiado en los nuevos comienzos dejando atrás todo lo vivido. ¡Esto no puede ser así! Por otro lado, hay personas que creen haber encontrado verdaderas amistades en sus nuevas etapas cuando en realidad son simples compañeros, personas con las que salir de juerga. Gente a la que no le podrás confiar tus secretos, personas con las que divertirte y reír pero no con la que llorar. Entonces te preguntarás ¿porqué olvidé a esos que siempre estuvieron a mi lado?

Yo no lo sé, porque igual que admito que he tenido miedo, soy capaz de admitir que he sido capaz de mantener a mi lado a las personas que consideraba y considero que deben estarlo. Pero hay gente que deja de lado sus amistades, centrándose en gente nueva que no ha demostrado ser un verdadero amigo. Pero, en fin, son cosas que pasan en las nuevas etapas, porque intentamos tener a nuestro lado a alguien lo antes posible y claro... no entendemos que las cosas tarde o temprano llegarán, que no hay que tener prisa...  

miércoles, 5 de diciembre de 2012

No saberlo: frases para ti.

Pequeñas notas con miles de palabras, frases cortas, frases sin coherencia, frases incongruentes, frases sin acabar, frases sueltas, frases, frases y más frases... Sin embargo, todas se remiten a lo mismo...   a ti.

No sé si estoy enamorada, no sé si es simple atracción, no sé si es que me gustas o tan solo eres uno de esos amores pasajeros, no lo sé.

Pero sé que no hay día en que no piense en ti. Tal vez, es una obsesión, pero aunque así fuera, tampoco sé que hacer... 

Hay días en los que estoy mal, en los que veo que mi mundo se desmorona, donde todo lo veo negro y lo que quiero y lo que necesito es hablarlo... hablarlo contigo, contártelo a ti y escucharte a ti. Pero, quizás por miedo o por falta de confianza entre los dos, prefiero callar y desahogarme con las personas que están a mi alrededor, con mis amigas, ellas que me apoyan... pero hay veces que siento vergüenza de como se tomarán aquello que necesito decirles. Y, en esas veces en las que tengo vergüenza, desearía que fueras tú con quien pudiera desahogarme.

Hay días en los que necesito verte... porque con solo verte cinco minutos, cambias mi día. Verte sonreír, me alegra el día. ¡Me alegras el día! 

Y si de sonrisas se trata, solo imaginarte en mi cabeza, verte paseando entre mis pensamientos me hace sonreír. Me saca una sonrisa, de esas que no se pueden explicar... Es como si por un instante, todos los problemas se desvanecieran, como si todo lo malo desapareciera y solo estuvieras tú. Tú y tu felicidad. Tú y tu sonrisa. Tú y tu risa... Tú y solo tú.

Y los días en los que no puedo verte, los días en los que no te tengo a mi lado durante cinco míseros minutos, el día que no puedo ni sentir ni oler tu aroma... ese día es como si el mundo se me viniera encima. Y no sé si es porque siento algo demasiado fuerte por ti, si es porque estoy loca... no lo sé.

Solo sé lo que he venido diciendo, solo sé que me haces feliz. Y aun sí, sé que entre tú y yo no hay nada, y tampoco habrá nada. Tan solo hay una amistad, como tantas otras, que se quedarán en eso y que no irán más lejos, no irán más allá. Porque tú, en mí, no ves nada más que una persona con la que poder hablar, alguien que te escuchará... Pero siendo sinceros, yo no soy esa chica guapa y perfecta con la que tú estarías. Yo no pertenezco a tu mundo de novias perfectas...

Tampoco quiero aparentar algo que no soy. No quiero amoldarme a las características deseadas por ti. Quiero ser quien soy, pero que tú me quieras. Que seas capaz de ver más allá de esa amistad que tenemos. 

En fin, esto son pequeñas notas, frases cortas, frases sin coherencia, frases incongruentes, frases sueltas, frases, frases y más frases... Pero, esta vez, son frases que poco a poco van tomando sentido, van cobrando sentido y así se convierten en un relato de mis sentimientos hacia ti. Espero y deseo que algún día lo leas, te des por aludido y seas capaz de entender que me pasa... 
Porque yo... yo no lo sé.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

~De pequeña a mayor~

Cuando era pequeña, me acuerdo de que mi madre me leía cuentos de hadas. Recuerdo que me leía la Cenicienta, Blancanieves o la Bella Durmiente. Entonces, yo soñaba con ser una princesita y soñaba que un príncipe azul vendría a buscarme, mi príncipe azul. Pero ¿quién no lo soñó? Estábamos en la infancia... Me acuerdo que pensaba que algún día ese príncipe vendría en su caballo blanco, que preguntaría por mí, que montaría en su caballo y cabalgaríamos sin rumbo fijo, pero siempre... SIEMPRE siendo felices. Todo sería igual que en los cuentos de hadas, sería nuestro cuento de hadas. Seríamos felices y comeríamos perdices.
 
Pero, crecí. Pasé de ser esa pequeña soñadora que creía en los cuentos de hadas, en las fábulas, a una jovencita que no creía nisiquiera en el amor y que se dio cuenta de que los cuentos de hadas son invenviones. Me di cuenta de que están escritos para que dejemos volar la imaginación, pero en realidad, en la cruda realidad, todo aquello enseñado en los cuentos de hadas no es posible, nada existe. Ni el famoso príncipe azul, ni el amor verdadero, ni la felicidad eterna...
 
Por otro lado, no puedo decir hasta que punto he madurado. No sé hasta donde llega esta madurez en mi, por lo que no puedo afirmar que el amor verdadero no existe, no de esa forma tan rotunda. Sé que he madurado y veo las cosas desde una perspectiva diferente. ¿Cuánto he madurado? Que cada uno juzgue.
 
Muchos dirán que si digo que el amor verdadero no existe es porque aún no lo he conocido. Y quizás están en lo cierto, quizás no lo he conocido. O a lo mejor no es eso, quizás no quiero conocerlo, no por ahora, quizás me da miedo conocerlo.
 
Pero, ya lo he dicho antes, he crecido. Y prometo que me encantaría seguir soñando y seguir creyendo en los cuentos de hadas. Y me encantaría pensar que un día aparecerá mi príncipe azul, tal vez no en su caballo blanco, quizás en su precioso coche, en una bicicleta o a pie, bueno, en definitiva, que me encantaría creer que vendrá...
 
Creer que algún día aparecerá ese hombre perfecto, ese hombre que me haga feliz durante el resto de mi vida. Ese hombre que no tenga ningún defecto, un hombre con el que no discutiré, con el que podré compartir mis miedos y mis dudas. Creer...
 
Pero, como mi vida no es un cuento de hadas, como no vivo en una cajita de cristal y tampoco veo las cosas color rosa, me conformo con alguien que me quiera. A lo mejor, no es un amor verdadero, un amor para toda la vida. Sin embargo, será un amor que me querrá tal y como soy. Él no será perfecto, pero yo tampoco lo soy. Que vea que tengo defectos, pero que por encima de ellos valore mis virtudes.
 
Y sé que no será el hombre perfecto. Sé que no eres el hombre perfecto, sé que tienes tus defectos, tus más y tus menos. Sé que los demás los ven, y veo como día tras día me repiten que no eres para mí. Que yo me merezco algo mejor...
 
Pero, ahí está el problema. Yo no quiero algo mejor, yo te quiero a ti. Te necesito a ti, eres tú quien todos los días cuando te veo, aunque solo sean cinco minutos, me alegras el día. Eres tú quien hace que todos los problemas se desvanezcan con esa sonrisa de oreja a oreja que siempre traes. Eres capaz de ver más allá del aspecto físico, más allá de esos pequeños defectos que tengo, ojalá algunos fueran como tú, ojalá fueran capaz de ver más allá. Pero, sabes, en el fondo ellos no me importan, me importas tú. Y es que, para mí eres perfecto.
 
Eres todo lo que soñé de jovencita que quería para cuando fuera mayor, para ahora...
 

¿Y después? Después, gracias.

Hay veces que arriesgamos todo lo que tenemos por aquellas personas que creemos que son importantes para nosotros . Y utilizo el verbo creer y no hago una aformación rotunda, por la sencilla razón que, al final, nos acabamos desengañando o desilousionando, como queráis llamarlo. Porque, total, al final siempre pasa lo mismo...
 
Y es así, porque nos sorprenden y quizás no para bien sino para mal. Nos engañan, nos mienten, nos decepcionan y así un sin fin de cosas más, y así un sin fin de comportamientos y actitudes. Y sé que últimamente me remito a lo mismo, pero qué hacer cuando la realidad es así...
 
Vayamos por puntos. Nos engañan y nos mienten (primer punto). Nos hieren. Sí, porque nos hacen creer que estarán ahí siempre, nos hacen creer que podemos confíar en ellos ¿y después? Después, desaparecen. Después, no están. Después, nos desengañamos. Después, abrimos los ojos. Después, nos damos cuenta que todo ha sido mentira, que todo ha sido una farsa.
 
Y, después, esto conduce a la decepción(segundo punto). Las mentiras, las dolorosas mentiras de aquellos que "queríamos" conducen a todo  tipo de decpciones y sufrimientos. Y así, después, vuelvo a apuntar otra puñalada trapera en la lista. Otra más... Y hay veces que siento que esto no acaba, que el juego sigue cuando yo lo único que quiero es que acabe y así poder seguir con mi vida. Pero sé que me acabo metiendo en el juego, porque de una forma u otra quiero demostrarles que soy fuerte, que soy mejor amiga y persona que ellos... Pero, sin embargo, me debilito, me quitan fuerzas...
 
Y una vez más, intentando llevarle la contraria a todo aquél que creyó que esas personas no eran de fiar me veo humillada, y me veo decepcionándome a mi misma.
 
Pero, después de todo, después de todo lo vivido he aprendido cosas. Sí, porque mi amistad contigo, perdón, corrijo, mi falsa amistad contigo fue un error. Y ya lo dicen, de errores se aprende.
 
Así que, después... después de tantas mentiraras, de tantos abrazos falsos, de tantos te quiero sin sentido. Después de todo esto he aprendido a valorar aquello que verdaderamente tiene sentido para mí. Por eso, al final solo me queda darte las gracias.

lunes, 19 de noviembre de 2012

A vuestro lado...

Tú, que me enseñaste a ser sincero,
sin temor a lo que pienso, evitando la mentira,
tú, que siempre has estado presente
y cuando no estaba la gente que tanto me prometía.
(Tanto, Pablo Alborán)


Y me enseñaste a ser sincera. No con los demás, que también, sino conmigo misma. Creo que gracias a ti veo la vida de otra forma. Quiero decir, he aprendido a aceptarme tal y como soy, con mis más y con mis menos, con mis defectos y con mis virtudes, en definitiva, aceptarme a mi misma. 

Pero no sólo eso... Hoy, por hoy, puedo decir que he dejado de mentirme a mi misma. Sí. Y creo que es algo que deberíamos hacer todos. No sé... hay veces que, por ejemplo, seguimos manteniendo relación con algunas personas, aun a sabiendas de que no se merecen estar a nuestro lado. Y creo que lo hacemos porque siempre nos queda una pequeña esperanza de que van a cambiar. Y es así, como nos engañamos a nosotros mismos, Pero gracias a ti, he aprendido a decir basta y a admitir que he de sacarlas de mi vida. 

Y por tenerlos a mi lado, he basado parte de mi vida en una mentira. Sí. Y por eso, gracias a ti aprendí a evitarla, aprendí a que he de admitir que las cosas son como son y contra eso no se puede hacer nada. Tan solo convivir con ello, tan solo hacer que eso, que antes era mentira, forme parte de tu vida, pero ahora como verdades.

Y también creo que eres tú quien ha estado a mi lado. Tú quien nunca ha pedido nada a cambio ha estado ahí... ¡y yo que pensaba que no lo estarías! Me sorprendiste, entraste en mi vida sin prometerme nada y, sin embargo, cumpliste todas las promesas que los demás nunca cumplieron.

Después de esto, y a través de los versos del principio, llego a la conclusión que si tenemos a alguien a nuestro lado que nos brinda ese amor que nadie más lo hace, si tenéis a vuestro lado a una persona que os brinda un amor sincero, donde no hay mentiras ni engaños, si tenéis a vuestro lado una persona que os ha quitado la venda de los ojos, que os ha hecho ver la realidad, si tenéis a vuestro lado una persona capaz de darlo todo, una persona que os apoya en cada paso que dais, que os ayuda a levantaros, NO LO DEJÉIS MARCHAR.  

Da igual si es vuestra pareja, si es el amor de vuestra vida, si es un amigo, una amiga, vuestro hermano, hermana, da igual... Eso sí, no lo dejéis marchar, valorarlo ahora que lo tenéis, Porque sino, después, cuando os quedéis solos vendrán los reproches, y dar las gracias, quizás y solo quizás, será un poco tarde. Ellos algún día, aunque creamos que no, se cansarán... 

Así que, a esa persona que está a vuestro lado, sea quien sea, no debéis quererla, sino AMARLA.


jueves, 15 de noviembre de 2012

¡Date por aludido!

En el post tras una puñalada trapera toca madurar hablé sobre eso mismo, sobre la madurez y el comportamiento de según que personas. Y hoy, por segunda o quizás tercera vez quiero volver a hablar sobre el tema.  

Hoy he relacionado la inmadurez con los comportamientos de mi hermana pequeña (la cual tiene tres años). Sí, he relacionado la inmadurez con las rabietas que ellas se coge a veces, con los llantos sin fin, con las tonterías que dice y hace, con sus comportamientos infantiles. ¡Pero es lo normal! ¡Tiene 3 años! Pero hay personas que ya tienen cierta edad, que ya están bastantes grandecitas, que ya sabes utilizar "correctamente" su cerebro. Y sin embargo, son peor que mi hermana de tres años. 

La verdad, me sorprenden ese tipo de comportamientos en según que personas. Sí, porque ya tengo bastante con aguantar a mi hermana como para encima hacerlo con personas que ya no significan nada en mi vida. Y no es que me molesten, me jodan o me den rabia. No es eso. Sino que me sorprende. 

Quiero decir, a priori, no me lo espero. No, no. No espero según que comportamientos infantiles, como por ejemplo: "pues ya no te hablo" o "me he enfadado" o negarte el saludo, cuando tú o yo las saludamos por simple y mera educación. Y es que como he dicho antes, para eso ya tengo a mis hermanas.

No me quita sueño que me retiren la palabra o que me miren mal, no de este tipo de personas malcriadas, inmaduras y niñatas. Personas que en mi vida ya no pintan nada. Personas que espero que leyendo este post (quizás no lo lean, o quizás les pique la curiosidad y sí) se den por aludidas. 

Este tipo de personas lo que quieren es que entremos en su juego, quieren que nos rebajemos a su nivel. Lo siento, pero creo que yo y todos aquellos que vemos estos comportamientos inmaduros somos muy inteligentes como para rebajarnos a ese nivel, como para caer tan bajo. Creen que van a conseguir algo, que se sentirán satisfechas por "haber conseguido algo". No obstante, soy yo la que se va a sentir satisfecha, soy yo la que por primera vez, y aunque no soy ese tipo de persona, las podré mirar por encima del hombro.

Sí, así es. No soy ese tipo de persona, quiero remarcarlo. Pero por primera vez me sentiré bien conmigo misma. Porque soy una persona madura y por ende, al menos en este caso, inteligente y comprendo que con las personas inmaduras no se puede mantener una conversación civilizada, de personas mayores. ¡No lo puedo hacer con mis hermanas!

Y ahí está la diferencia entre una persona madura y esas personas que son niñatas. Yo busco soluciones a los problemas, yo intento hablarlo. Ellos y ellas, chicos y chicas inmaduros tienen rabietas y dan pataletas. Y así, creen solucionar los problemas. Sin embargo, no consiguen nada. Bueno, corrijo, consiguen quedarse solas. Mientras yo, tengo a mi lado a personas que me quieren y que me valoran por haber soportado este tipo de comportamientos.

Y al final de todo, vuelvo a decir, que me toca madurar a mi, porque en vista de los acontecimientos, a tales personas no las veo capaces. No, no. Lo veo poco probable. Y al final, de tantos y tan largos acontecimientos, solo me queda reírme... de la misma forma que me río cuando mi hermana me dice que se ha enfadado y que no me quiere volver a hablar. De la misma forma que me río cuando se enfada y me da la espalda. Y sí, me río porque es pequeña y me hacen gracia sus comportamientos infantiles y de la manera en que lo dice y lo hace. Y de estas personas me causa gracias, porque se han creído muy importantes en mi vida y no se han dado cuenta de que, para mí, no fueron tanto. 

Y esto es, por una sencilla razón. No saben tanto de mi vida, ni de como soy como otras personas con las que he podido contar y con las que cuento. Creen que los mensajes de navidad, o de cumpleaños lo dicen todo. Pero eso, es por mera educación igual que cuando te saludo y te pregunto como estás. Quizás no me apetece hacerlo, pero no soy inmadura, soy una persona que no va a caer tan bajo y por eso te intenta respetar. Aunque claro, con según que cosas una no puede, yo no puedo. Y me rió y abro los ojos como platos para intentar entender el porque de todo. Pero claro, cuando mi hermana decide decirme que se ha enfadado conmigo y que ya no me quiere, a veces, no tiene un porqué, de la misma forma entiendo que esas personas tampoco.

Así pues, en un último intento de que esto cambie. Así que,  para que aquél que crea que está en la situación de inmadurez, se lo digo alto y claro:

¡DATE POR ALUDIDO Y MADURA!



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Decir basta...

Tantas noches me he pasado llorando por ti, he pasado tantas noches en vela esperando por ti. Tantas lágrimas he derramado por ti, por todo lo que pasó en nuestro pasado juntos. Vivimos grandes momentos, momentos mágicos, momentos nostálgicos... pero no todo fue tan bueno.

Tantas noches me dejaste sola, tantas noches esperé a que regresaras a mi lado, a que estuvieras para abrazarme, para decirme que me amas y que me quieres. Fuiste capaz de sobre pasar los límites, fuiste capaz de traspasar esa raya que nadie debería traspasar...

Pero la estúpida fui yo. Yo fui la tonta. Sí, lo fui. Te amaba, te necesitaba y pensé que todo cambiaría, que iría a mejor. Y lloré. Pasé noches llorando por ti. Muchas noches, demasiadas creo yo, pensé que podríamos ser los de antes, que podríamos ser felices... ¿podríamos?

No lo creo. Y digo no por una sencilla razón. En el instante, en el momento que se traspasan según que barreras toca decir basta. Sí. No puedes permitir que tu humillen, no puedo permitirlo. No puedo dejar que me sigas haciendo daño, que me sigas haciendo llorar... no puedo.

He de decir basta, he de empezar mi vida des de cero. Sé que es difícil. Sé que construir mi vida des del principio, cambiar todo aquello por lo que un día luché, reconstruir todo aquello que un día construí, sé que no será fácil. Sé que me costará, pero he de hacerlo.

Debo y necesito tener mi vida. Necesito ser feliz. Necesito sonreír, volver a amar y a creer. Necesito vivir mi vida. ¡Lo necesito!

Por eso, hoy toca decir basta. Debo de dejar de derramar lágrimas, debo dejar de pensar que un día volverás a mi lado, debo dejar de pensar que algún día volveremos a ser felices, que algún día volveré a sonreír. Sencillamente, basta. 

Ya no soy esa estúpida que se pasaba noches esperando por ti. No soy esa estúpida que se creía tus mentiras, que se creía que la vida era color de rosa a tu lado. Ahora soy otra, he cambiado. Y en mi vida no te necesito. Hay límites que uno nunca debe cruzar y tú lo has hecho.

No soy una persona débil, estas situaciones me han hecho ser fuerte. Tú has hecho que hoy sea una mujer fuerte y sea una persona que no necesite a nadie para vivir su vida. Y mejor aun, que no te necesita a ti.

Así que basta de estupideces. ¡Basta de hablar de ti!


viernes, 9 de noviembre de 2012

Dejarlo de lado, y todo por ser estúpido...


La veracidad de la vida, que a veces perdemos personas por el orgullo, en lugar de perder el orgullo por una persona que queremos. Y que a veces por no rectificar, podemos perder a quienes queremos sin poderles decir lo que sentíamos. 
(Luli) 

Hoy, falta de inspiración a causa de las aburridas charlas familiares, decidí preguntarle a una de mis mejores amigas que me diera un tema, una idea sobre la que escribir en el blog. Pues bien, este es el tema que ella me dio. Y aquí estoy yo, horas más tarde, dando mi opinión sobre este tema, sobre lo orgullosos que somos capaces de ser.

¿Somos orgullosos? Sí. Lo somos. A veces, quizás demasiado. Nos cuesta demasiado dejar nuestro orgullo atrás, nos cuesta dejar de lado esas pequeñas diferencias con las personas que queremos, dejar de lado esos pequeños problemas e intentar solucionarlos. ¡Se nos hace imposible!

Creemos que al dejar atrás el orgullo, nos estamos humillando, nos estamos arrastrando y eso... eso no es propio de las personas. ¿Humillarme? ¡No! ¡Jamás! Es impensable. "Eso no va conmigo", "antes muerta", "¿quién se cree qué es?", "tampoco es tan importante en mi vida"... y así un sin fin de frases más que hacen que no seamos capaces de tragarnos nuestro orgullo, que no nos deja mostrarnos tal y como somos, que no nos deja mostrar lo que de verdad sentimos. 

¿De verdad son personas sin importancia? No sé. Quiero decir, hemos compartido momentos inolvidables con esas personas, hemos vivido nuestros mejores años, hemos compartido confidencias, y en un momento dado la cagamos. Sí, es así, Hay veces que la cagamos, que cometemos errores, que nos equivocamos, y hacemos daño a nuestros seres queridos. A ellos que nos han estado apoyando, que han estado ahí. Y causamos problemas que pueden llegar a tener remedio, si tan solo fuéramos capaces de perdonar, de hablarlo con la persona en cuestión. Y entonces, cuando no somos capaces de pedir perdón, cuando no somos capaces de agachar la cabeza y admitir que nos hemos equivocado porque somos demasiado orgullosos ¿de verdad esas personas no han significado nada en nuestra vida?

¡Hemos compartido parte de nuestra vida juntos! ¿Tanto cuesta, tanto cuesta agachar la cabeza y decir lo siento? ¿A qué viene tanto orgullo? ¿Por qué, por una vez, solo por una vez, no podemos dejarlo de lado? 

Y así, dejándonos llevar por el orgullo perdemos a esas personas. Y así, por no querer hablarlo, por no querer escuchar, por no querer darle importancia, la importancia que se merecen a esas personas... las perdemos. LAS DEJAMOS DE LADO.

Entonces, vemos que ya es demasiado tarde para rectificar, para volver al pasado, y entonces nos llenamos de reproches, nos maldecimos a nosotros mismos por dentro. Nos hundimos. Y ahí, justo en ese momento nos damos cuenta que esas personas eran de gran importancia para nosotros, que eran personas que, en cierta forma, eran vitales. Y salen más reproches.

¿El típico reproche? Fácil. ¿Por qué? Sí. ¿Por qué no le pedí perdón? ¿Por qué no la valoré lo suficiente? ¿Por qué no la escuché? ¿Por qué, por una vez, no me tragué mi orgullo? ¿Por qué no le dije cuánto la quiero? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿¿¿Por qué???


¿Sabes por qué? ¡¡Por estúpidos!! Sí. Como lo lees. Solemos decir "estúpido orgullo que no me deja pedirle perdón, que no me deja estar ahí, a su lado". Pero el orgullo no es estúpido. No. Nosotros somos los estúpidos. 

Podríamos haber dejado todo de lado. Podríamos habernos acercado a esa persona, nos podríamos haber dado cuenta de que hemos cometido un error, de que necesitamos a esa persona. Pero por estúpidos no lo hemos hecho, por estúpidos no hemos sido capaz de valorar a esa persona, por estúpidos los hemos acabado apartando de nuestro lado, por estúpidos.... ¡por estúpidos!

¿Lo qué más rabia me da? Que cuando definitivamente pierdes a esa persona es cuando más la valoras. Y es cuando hay personas que creen que se les puede llegar a aplicar el cuento de "más vale tarde que nunca", son los otros los que se vuelven, en cierta forma, un poco orgullosos. Y deciden, que quizás esa amistad no valía lo suficiente y que no merecía la pena. Y ese orgullo les hace ver que un sin fin de "te quiero" no arreglaran todo lo que el orgullo del otro ha hecho.

En fin, somos orgullosos. Somos estúpidos. Somos personas. Por eso, antes de dejar que tu orgullo te gane, sé inteligente y demuéstrale a esa persona porque la valoras, porque la quieres. Hazlo antes de que sea demasiado tarde y antes de que te preguntes ¿por qué fui tan estúpido?





Gracias a la persona que me ha dado la inspiración para este post. Al fin de cuentas, es más suyo que mío.  Gracias por ser como eres, y aportar tanto ami vida, por demostrarme que, a pesar de ser diferentes, podemos estar juntas. Gracias por ser tú. Gracias por darme la trama principal de este post. 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Enseñándome a ser feliz.


Día tras día crecemos como personas. Y he de decir que no es algo sencillo y tampoco es algo que hagamos solos.

Creo que si crecemos es gracias a nuestros seres queridos. Es gracias a aquellas personas que aportan su granito de arena en nuestras vidas. Es gracias a esas personas que hacen más llevadero nuestro día a día. Son ellos, las personas que apreciamos y queremos las que a lo largo de nuestra vida nos enseñan a ser mejores personas y a crecer a nivel personal.

Y a mí me han enseñado muchas cosas. Me han enseñado a no derrumbarme cuando creo que las cosas peor no pueden ir, cuando creo que nada puede cambiar y mejorar. Me han enseñado a ser fuerte delante de todo y todos. Me han enseñado a luchar por aquello en lo que creo. Me han enseñado a defender todo aquello por lo que he luchado.

Pero, estas son pequeñas enseñanzas del día a día. Sin embargo, hay algo que he aprendido gracias a aquellos que quiero, algo que me han enseñado y que es para siempre, algo que no cambio por nada del mundo. Y algo que a todos, en mayor o menor medida, nos han enseñado.

Me han enseñado a SER FELIZ. A disfrutar de las personas que tengo a mi lado, a descubrir un nuevo mundo. ¡Un mundo lleno de cosas sensacionales! Me han regalado grandes momentos. Me han regalado sus sonrisas, sus besos, sus te quiero y esos grandes abrazos que cortan la respiración. 

Y eso hemos de tenerlo en cuenta. Esto son los verdaderos regalos y no esos regalos caros, llenos (algunos) de falsedades, de mentiras, y de cosas que, a mi parecer, no nos llenan como personas. Porque sí, un coche podrá ser un gran regalo, pero para mí lo es a corto plazo.

Para mí es mucho más satisfactorio una pulsera con las iniciales de las grandes personas que quiero (y es algo que tengo conmigo y siempre lo llevo conmigo). Y este regalo es un mero ejemplo. Pero para mí significa mucho más. Y es así, por la sencilla razón de que, cada vez que veo esta pulsera, se me escapa una sonrisa y recuerdo los grandes momentos vividos a su lado y como gracias a ellas hoy puedo decir que soy mejor persona. Porque con cosas como estas o con cosas como una postal, una carta o una foto, recuerdo que me han enseñado a ser feliz y que gracias a ellas (y obviamente a mi familia), hoy puedo decir que SOY FELIZ. 



Por eso, creo oportuno decir, que si tienes amistades de este tipo. Personas que te llenan, no las dejes marchar, no las desperdicies. Valóralas, porque de igual forma lo harán contigo, te valorarán. Porque si una persona de verdad quiere a otra, hará lo imposible para que esa amistad no se pierda, no se marchite. Y tú intentarás hacer lo mismo. Y yo también haré lo mismo.

Y si en algún momento ves que hay alguien que, a pesar de tus esfuerzos, está dejando que esa amistad se marchite, te aconsejo (aunque no soy una experta), que tú también la dejes marchar. Porque serás capaz de ver que quizás no te ha enseñado nada y que solo habéis compartido momentos irreales. Momentos ficticios que para ella, momentos que no han significado nada.

Así pues, solo me queda decirte, ¡SÉ FELIZ!


Hoy es un día especial para una de las personas que me ha enseñado a ser feliz y que está a mi lado. Una persona a la que no soy capaz de describir ni en 100 ni en 1000 palabras. Alguien que me apoya y me escucha. Aunque me digas mil y una veces que no he de darte las gracias, he de agradecerte todo lo que has hecho y haces por mi. He de darte las gracias porque has sido tú quien me ha demostrado que uno no se puede derrumbar, eres tú quien día a día ha sido capaz de superarse. No me cansaré de repetirte lo mucho que te quiero, lo orgullosa que me siento de ti y lo feliz que soy teniéndote a mi lado como amiga. Este post está dedicado en especial a ti, y obviamente a esas personitas que están a mi lado y con las que tengo el privilegio de compartir grandes momentos. Y va dedicada a vosotras las que me habéis apoyado cuando decidí escribir este blog. Y a ti, que siempre me pides post!

Te quiero, os quiero. Ana.

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...