jueves, 15 de noviembre de 2012

¡Date por aludido!

En el post tras una puñalada trapera toca madurar hablé sobre eso mismo, sobre la madurez y el comportamiento de según que personas. Y hoy, por segunda o quizás tercera vez quiero volver a hablar sobre el tema.  

Hoy he relacionado la inmadurez con los comportamientos de mi hermana pequeña (la cual tiene tres años). Sí, he relacionado la inmadurez con las rabietas que ellas se coge a veces, con los llantos sin fin, con las tonterías que dice y hace, con sus comportamientos infantiles. ¡Pero es lo normal! ¡Tiene 3 años! Pero hay personas que ya tienen cierta edad, que ya están bastantes grandecitas, que ya sabes utilizar "correctamente" su cerebro. Y sin embargo, son peor que mi hermana de tres años. 

La verdad, me sorprenden ese tipo de comportamientos en según que personas. Sí, porque ya tengo bastante con aguantar a mi hermana como para encima hacerlo con personas que ya no significan nada en mi vida. Y no es que me molesten, me jodan o me den rabia. No es eso. Sino que me sorprende. 

Quiero decir, a priori, no me lo espero. No, no. No espero según que comportamientos infantiles, como por ejemplo: "pues ya no te hablo" o "me he enfadado" o negarte el saludo, cuando tú o yo las saludamos por simple y mera educación. Y es que como he dicho antes, para eso ya tengo a mis hermanas.

No me quita sueño que me retiren la palabra o que me miren mal, no de este tipo de personas malcriadas, inmaduras y niñatas. Personas que en mi vida ya no pintan nada. Personas que espero que leyendo este post (quizás no lo lean, o quizás les pique la curiosidad y sí) se den por aludidas. 

Este tipo de personas lo que quieren es que entremos en su juego, quieren que nos rebajemos a su nivel. Lo siento, pero creo que yo y todos aquellos que vemos estos comportamientos inmaduros somos muy inteligentes como para rebajarnos a ese nivel, como para caer tan bajo. Creen que van a conseguir algo, que se sentirán satisfechas por "haber conseguido algo". No obstante, soy yo la que se va a sentir satisfecha, soy yo la que por primera vez, y aunque no soy ese tipo de persona, las podré mirar por encima del hombro.

Sí, así es. No soy ese tipo de persona, quiero remarcarlo. Pero por primera vez me sentiré bien conmigo misma. Porque soy una persona madura y por ende, al menos en este caso, inteligente y comprendo que con las personas inmaduras no se puede mantener una conversación civilizada, de personas mayores. ¡No lo puedo hacer con mis hermanas!

Y ahí está la diferencia entre una persona madura y esas personas que son niñatas. Yo busco soluciones a los problemas, yo intento hablarlo. Ellos y ellas, chicos y chicas inmaduros tienen rabietas y dan pataletas. Y así, creen solucionar los problemas. Sin embargo, no consiguen nada. Bueno, corrijo, consiguen quedarse solas. Mientras yo, tengo a mi lado a personas que me quieren y que me valoran por haber soportado este tipo de comportamientos.

Y al final de todo, vuelvo a decir, que me toca madurar a mi, porque en vista de los acontecimientos, a tales personas no las veo capaces. No, no. Lo veo poco probable. Y al final, de tantos y tan largos acontecimientos, solo me queda reírme... de la misma forma que me río cuando mi hermana me dice que se ha enfadado y que no me quiere volver a hablar. De la misma forma que me río cuando se enfada y me da la espalda. Y sí, me río porque es pequeña y me hacen gracia sus comportamientos infantiles y de la manera en que lo dice y lo hace. Y de estas personas me causa gracias, porque se han creído muy importantes en mi vida y no se han dado cuenta de que, para mí, no fueron tanto. 

Y esto es, por una sencilla razón. No saben tanto de mi vida, ni de como soy como otras personas con las que he podido contar y con las que cuento. Creen que los mensajes de navidad, o de cumpleaños lo dicen todo. Pero eso, es por mera educación igual que cuando te saludo y te pregunto como estás. Quizás no me apetece hacerlo, pero no soy inmadura, soy una persona que no va a caer tan bajo y por eso te intenta respetar. Aunque claro, con según que cosas una no puede, yo no puedo. Y me rió y abro los ojos como platos para intentar entender el porque de todo. Pero claro, cuando mi hermana decide decirme que se ha enfadado conmigo y que ya no me quiere, a veces, no tiene un porqué, de la misma forma entiendo que esas personas tampoco.

Así pues, en un último intento de que esto cambie. Así que,  para que aquél que crea que está en la situación de inmadurez, se lo digo alto y claro:

¡DATE POR ALUDIDO Y MADURA!



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