miércoles, 28 de noviembre de 2012

~De pequeña a mayor~

Cuando era pequeña, me acuerdo de que mi madre me leía cuentos de hadas. Recuerdo que me leía la Cenicienta, Blancanieves o la Bella Durmiente. Entonces, yo soñaba con ser una princesita y soñaba que un príncipe azul vendría a buscarme, mi príncipe azul. Pero ¿quién no lo soñó? Estábamos en la infancia... Me acuerdo que pensaba que algún día ese príncipe vendría en su caballo blanco, que preguntaría por mí, que montaría en su caballo y cabalgaríamos sin rumbo fijo, pero siempre... SIEMPRE siendo felices. Todo sería igual que en los cuentos de hadas, sería nuestro cuento de hadas. Seríamos felices y comeríamos perdices.
 
Pero, crecí. Pasé de ser esa pequeña soñadora que creía en los cuentos de hadas, en las fábulas, a una jovencita que no creía nisiquiera en el amor y que se dio cuenta de que los cuentos de hadas son invenviones. Me di cuenta de que están escritos para que dejemos volar la imaginación, pero en realidad, en la cruda realidad, todo aquello enseñado en los cuentos de hadas no es posible, nada existe. Ni el famoso príncipe azul, ni el amor verdadero, ni la felicidad eterna...
 
Por otro lado, no puedo decir hasta que punto he madurado. No sé hasta donde llega esta madurez en mi, por lo que no puedo afirmar que el amor verdadero no existe, no de esa forma tan rotunda. Sé que he madurado y veo las cosas desde una perspectiva diferente. ¿Cuánto he madurado? Que cada uno juzgue.
 
Muchos dirán que si digo que el amor verdadero no existe es porque aún no lo he conocido. Y quizás están en lo cierto, quizás no lo he conocido. O a lo mejor no es eso, quizás no quiero conocerlo, no por ahora, quizás me da miedo conocerlo.
 
Pero, ya lo he dicho antes, he crecido. Y prometo que me encantaría seguir soñando y seguir creyendo en los cuentos de hadas. Y me encantaría pensar que un día aparecerá mi príncipe azul, tal vez no en su caballo blanco, quizás en su precioso coche, en una bicicleta o a pie, bueno, en definitiva, que me encantaría creer que vendrá...
 
Creer que algún día aparecerá ese hombre perfecto, ese hombre que me haga feliz durante el resto de mi vida. Ese hombre que no tenga ningún defecto, un hombre con el que no discutiré, con el que podré compartir mis miedos y mis dudas. Creer...
 
Pero, como mi vida no es un cuento de hadas, como no vivo en una cajita de cristal y tampoco veo las cosas color rosa, me conformo con alguien que me quiera. A lo mejor, no es un amor verdadero, un amor para toda la vida. Sin embargo, será un amor que me querrá tal y como soy. Él no será perfecto, pero yo tampoco lo soy. Que vea que tengo defectos, pero que por encima de ellos valore mis virtudes.
 
Y sé que no será el hombre perfecto. Sé que no eres el hombre perfecto, sé que tienes tus defectos, tus más y tus menos. Sé que los demás los ven, y veo como día tras día me repiten que no eres para mí. Que yo me merezco algo mejor...
 
Pero, ahí está el problema. Yo no quiero algo mejor, yo te quiero a ti. Te necesito a ti, eres tú quien todos los días cuando te veo, aunque solo sean cinco minutos, me alegras el día. Eres tú quien hace que todos los problemas se desvanezcan con esa sonrisa de oreja a oreja que siempre traes. Eres capaz de ver más allá del aspecto físico, más allá de esos pequeños defectos que tengo, ojalá algunos fueran como tú, ojalá fueran capaz de ver más allá. Pero, sabes, en el fondo ellos no me importan, me importas tú. Y es que, para mí eres perfecto.
 
Eres todo lo que soñé de jovencita que quería para cuando fuera mayor, para ahora...
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...