viernes, 28 de junio de 2013

El fingir.

A veces nos escondemos tras una máscara para no dar explicaciones, para no tener que estar soportando las miles de preguntas con tono de preocupación de nuestros amigos. A veces, sencillamente fingimos. 

Nos encontramos con nuestros seres queridos y preferimos poner nuestra mejor sonrisa antes que contar la verdad, antes que demostrar y dejar ver cuales son nuestros verdaderos sentimientos. Nos preguntan si estamos bien y somo capaces de mentir con tal de no preocuparles, de no hacerles sufrir. Pero, a la larga es peor.

¿De qué sirve fingir? ¿De qué? Al final, solo conseguimos que se acaben preocupando más por nosotros. Al final, solo conseguimos la desesperación de nuestros seres queridos. Y si ahora estás destrozado, créeme si sigues callando a la larga será peor. 

Una larga noche, una noche dura, de esas que es mejor olvidar. Y entonces, a la mañana siguiente nos despertamos destrozados por fuera y por dentro. Nos miramos al espejo y solo vemos como una lágrima empieza a rodar por nuestra mejilla. Pero la tapamos, la cubrimos y borramos... Y lo mismo hacemos con nuestras ojeras, con nuestros ojos tristes y apagados y con nosotros mismos. Nos cubrimos la cara llenándola de dulces y falsas sonrisas. 

¿Sabes qué? Los demás no son idiotas, no somos estúpidos. Te queremos, y aunque ha costado hemos llegado a conocerte y sabemos que no estás del todo bien, que todo esto no es fácil ni para ti, ni para nosotros que no sabemos como actuar. Pero, estamos aquí. 

Te esperamos con los brazos abiertos para que te quietes esa máscara que cubre tus heridas, que cubre tu sufrimiento. Estamos aquí esperando a que digas la verdad y nos expliques como te sientes verdaderamente. Te apoyaremos, te escucharemos e intentaremos (y lo conseguiremos) hacerte sonreír.

Hay que ser fuerte, tú lo demuestras. Por eso a veces nos escondemos, para demostrar que somos fuertes. Pero, a su vez, a veces no cuesta nada pedir un poco de ayuda. Porque de esa forma serás más fuerte. No tienes porque seguir fingiendo, no sigas escondiéndote. No te pediremos explicaciones, no lo haremos, no las necesitamos. Tan solo te necesitamos a ti.

Tan solo necesitamos que seas esa persona alegre, que nos contagiaba la alegría con tan solo una sonrisa. Fácil no será, pero el fingir dificultará esa tarea. Tan solo necesitamos a esa persona fresca y alocada. Sí, a ti. Porque fingir no conduce a nada bueno. 

miércoles, 19 de junio de 2013

Lo importante. Tú.

Empezaré a pensar solo lo importante 
y aprenderé de lo que vi 
(Lo importante, Pignoise y David Summers)

Tus besos, tus dulces y castos besos. Esos que hacen que mis mejillas se enciendan, que provocan ese rubor por toda mi cara, por toda mi piel. Tus besos. ¡Cómo me encantan tus besos!  

Tus manos, esas que me acarician. Esas manos grandes y suaves que juegan con mi cabellos. Dedos que se enredan por mi cabellera perdiéndose en una oleada de calor. 

Y podría seguir describiendo cada parte de tu cuerpo, cada pequeño detalle de tu piel, de tu hermosa piel. Podría seguir describiendo, describiéndote, pero al final todo se remite a lo mismo... A ti, y cuanto significas tú para mí. 

Eres único, eres alguien capaz de hacer que los problemas desaparezcan en el peor de los momentos. A tu lado creo que no hay nada que pueda ser tan malo, es más soy capaz de creer que las cosas son fáciles de conseguir, aunque en realidad no lo sean. 

Porque tú llenas mi mundo. Tú y tu sonrisa, esa que me trastoca, me lleva a un universo paralelo. Eres mi otra mitad, aquella que me complementa y me lleva a re-descubrir el mundo, la vida, y los pequeños detalles del día a día. Tú haces que mi día a día sea maravilloso, único, espléndido y grande. 

Me enseñas nuevas formas de vivir, de amar y querer. Consigues que vea las cosas de una manera mucho más positiva, mucho más optimista. Y también, me regalas momentos únicos, íntimos, divertidos. 

Y tengo miedo a perderte, miedo a que todo acabe. Sin embargo, sé que no puedo permitirlo. Muchas veces tendremos nuestros problemas, pero somos fuertes, somos muy fuertes y saldremos adelante. Lucharemos y saldremos adelante. Porque hay algo que es más fuerte que todos los problemas que podamos llegar a tener, hay algo que nos une, que nos hace seguir adelante; nuestro amor, nuestra felicidad. 

Y por ser feliz es que seguimos adelante. Porque no habrá tormenta demasiado fuerte que pueda derrumbarnos. Porque tampoco habrá ningún muro lo suficientemente alto como para separarnos, como para no podamos treparlo, porque podemos. 

Somos y seguiremos siendo felices. No lo dudes. Nos queremos, y eso es lo que nos hace seguir adelante. El saber que te tengo a mi lado, apoyándome, ayudándome a alcanzar mis sueños, eso es lo más importante. Tú eres lo más importante. 

lunes, 17 de junio de 2013

Recuerda...

Sí, estás aprobada. Enhorabuena. Te lo mereces. Te quiero. Estoy orgullosa. Ya tocaba. ¿Vamos a celebrarlo? ¿Vamos a disfrutar? Sí, nos vemos. Perfecto. Lo has hecho muy bien. Se te ve fenomenal. Por fin... 

Sé que ahora mismo te estarás preguntando que significa todo esto que está en cursiva. Sé que para ti son simple frases sueltas que no siguen ningún orden y que no tienen coherencia. Lo sé y lo entiendo. Relájate, ahora lo entenderás todo. 

¿Verdad que he dicho que crees que son frases sueltas, incoherentes? Bueno, en realidad no son tan incoherentes. Si te paras a pensar son cortas frases que en un momento dado han sido capaces de darnos felicidad, de llenarnos de alegría. 

La primera te llena de satisfacción. Saber que después de un gran esfuerzo, de luchar y luchar, de incluso querer tirar la toalla, pues obtienes un resultado satisfactorio, te llena de satisfacción, de orgullo. Y gracias a ese gran mérito, porque para ti lo es, ya que quizás en algún momento te sentiste inútil, llegan todas las buenas palabras para ti. Lo bien que lo has hecho, las enhorabuenas de tus más allegados, el merecerte ese gran premio, esa gran satisfacción. El orgullo que aquellos que te conocen te profesan. Todo te llena de felicidad. 

Y disfrutas de ello. Saboreas el triunfo. Disfrutas rodeada de tus amigas y amigos. Disfrutas de la buena compañía. Ríes y sonríes. Lo haces como una niña pequeña. Vas dando saltitos y todo porque unas simples palabras han sido de capaz de darte una gran felicidad. 

Entonces, eres más feliz cuando alguien que te importa mucho te recuerda cuanto te quiere. Bien lo sabes que oír de sus labios un simple te quiero te provoca esa sonrisilla tonta que se asoma en tus labios y también en tus ojos, porque en ellos se ve reflejado tu estado de ánimo. 

Sencillamente eres feliz. No hay palabras para explicar como se siente una persona cuando le dicen te quiero, cuando le dicen hola, cuando le dicen hoy es tu día. Por eso, recuerda siempre todas esas palabras que tan feliz te hacen en esos días tan tristes. Recuerda ese te quiero inesperado, esa sonrisilla que se va asomando, esos abrazos repentinos, esos momentos mágicos vividos. Recuérdalos, tenlos presentes, siempre. Aquí y ahora. 

¡Bendito karma!

Tú, sí tú. Tú quien me miras, y no haces más que mirarme. Tú quien te crees superior a mí, y sin embargo no haces más que mirarme con mala cara, y quizás con envidia. 

¿Envidia? Creo que sí. Pero, por una sencilla razón; he (y hemos) sido capaz de superar ese mal bache. Pusimos distancia, nos separamos y no hubo marcha atrás. 

Yo, a diferencia de ti y tus amiguitas, he sabido superarlo, he sabido seguir adelante con fuerza de voluntad y con grandes personas a mi alrededor. Personas que me han hecho comprender que tu comportamiento es un comportamiento infantil, de niña pequeña, aquella que no sabe lo que quiere. 

Hiciste demasiado daño, jugaste con los sentimientos de las personas que te queríamos, que te teníamos aprecio, y que te valorábamos tal y como eras. Pero, claro, te dejaste llevar por malas influencias y dejaste de lado a las personas que sí te consideraban amigas, para acercarte a aquellas que tan solo eran (y son) unas interesadas. 

Pues bien, yo ahora estoy la mar de bien. Lo he superado, he aprendido, he sido fuerte y he seguido adelante. Y tú, tú solo haces que mirarme mal, con desprecio, como si yo te hubiera hecho algo. Pero no te equivoques, quien se equivocó fuiste tú, quien hizo daño fuiste tú y no yo. 

Durante mucho tiempo aguanté las estupideces de personas como tú. Pero, hemos crecido y (en teoría) hemos madurado. Además, hemos aprendido, hemos entendido como son las cosas... Y la verdad, hay personas que no merecen estar a tu lado, que no merecen ni siquiera que les dediques un simple minuto de tu preciado tiempo. Y todo porque en un momento dado pues decidiste despreciarme y despreciar todo lo que yo hice por ti. 

Y ahora, ahora no haces más que mirarme. Mirarme y mirarme. Morirte de envidia porque te das cuenta que ahora eres tú quien no eres feliz, quien se está quedando sola. Y todo por los errores que cometiste, por todas las estupideces que dijiste e hiciste, todo eso te ha pasado factura. ¡Bendito karma!  

miércoles, 12 de junio de 2013

Hay personas y personas.

Me parece mentira el materialismo de la sociedad, cada vez va a más. 
(El espejo, Sergio Contreras) 

No digo nada nuevo ¿verdad? Esto es algo que todos sabemos. Nosotros bien sabemos que el mundo está lleno de personas que se fijan más en el exterior que en el interior. Personas que valoran mucho más el físico, la belleza de una persona, y no lo que valen. En el mundo hay personas que piensan más en ls apariencias, que en aquello que hay más allá de un simple físico. 

Pues sí, en el mundo hay personas así. Personas que no saben valorarte por lo gran persona que eres, que no saben capaces de ver todo lo que serías capaz de aportar a esa persona, si tan solo te dejara ser su amiga. Pero, claro no te dejará ser tu amiga, porque no tienes un físico 10. ¿Materialistas en el mundo? ¡Muchos! ¡Demasiados!

Pero, en esta vida ya no me sorprende nada. No me sorprende que alrededor nuestro, a mi alrededor haya personas así. Sin embargo, no podemos caer. Quiero decir, si bien sabemos que en el mundo hay personas de este tipo, no podemos derrumbarnos ni dejarnos pisotear. No somos unas hormigas, unos bichitos fáciles de pisar... ¡Somos personas! ¡¡Personas!! Y quizás eso es lo que la gente no entiende. 

Tenemos sentimientos, y somos más inteligentes, valientes y fuertes que esas personas materialistas. Porque sí, quizás a priori el físico puede ser importante. Sí, puede serlo. Pero no te engañes, por encima de todo está la personalidad. 

Pues, no me queda nada más que decir. Bueno sí una cosa. Esas personas materialistas, a las cuales tan solo les preocupa su físico, es porque no tienen personalidad. No generalizo, porque no son todas, pero si aquellas que yo me he encontrado en su camino. Porque hay muchas otras con un físico 10 (y sino 9.99) que me han enseñado que tienen personalidad, que saben valorar a las personas, y todo porque no son materialistas. Porque no se preocupan tan solo por el maquillaje, por tener el móvil más actual, y el mejor coche del mundo. Sino que también se preocupan por tener un gran corazón. 

jueves, 6 de junio de 2013

Cuando alguien...

Cuando alguien deja de gustarte:

Cuando alguien deja de gustarte, en realidad no sabes exactamente como ha pasado. Quizás la distancia, los cambios o el tiempo han provocado que ya nada sea lo mismo. Ya no ves con los mismos ojos a esa persona, ahora ya es solo un amigo más. 

Cuando alguien deja de gustarte, dejas de ponerlo en un pedestal. Él (o ella) deja de ser la máxima prioridad. Ahora lo eres tú. Tú eres lo primero. Tú y solo tú. 

Cuando alguien deja de gustarte, uno se valora más a si mismo. Eres tú quien vale la pena, quien merece ser feliz, quien merece lo mejor. Tu autoestima empieza a subir como la espuma. 

Cuando alguien deja de gustarte, ves el mundo con nuevos ojos. Crees que todo será mejor, que cambiará. Crees que al final del camino encontrarás aquello que verdaderamente vale la pena. 

Cuando alguien deja de gustarte, al principio te ves hundida, creyendo que las cosas peor no pueden ir, que nunca serás capaz de encontrar a alguien. No te engañes, eso es solo al principio. Después todo cambia. Todo va a más, a mejor. Al final, sonríes. 

Cuando alguien deja de gustarte, intentas entender que ha pasado y porqué ahora tan solo es un amigo más, un amigo que ni siquiera es especial. Intentas entender porque ya no te provoca esa sonrisa tonta, ese escalofrío nada más verlo, ese sonrojeo natural. Lo intentas, pero no hay nada que entender. 

Cuando alguien deja de gustarte, se acabó. Tan sólo hay que mirar al frente, seguir en pie, luchar y sonreír. Reír y no llorar.

Cuando alguien deja de gustarte, debes conservar esa amistad si aun no habéis empezado nada, y "reconstruir" la amistad si hubo algo. 

Cuando alguien deja de gustarte, debes pensar en ti por encima de todo y todos. Que nadie más te importe. 

Cuando alguien deja de gustarte,quizás hubo decepciones. Pero debes aprender a olvidar y perdonar. Pasar página, acabar capítulo y cerrar libro. 

Cuando alguien deja de gustarte, di adiós.  

martes, 4 de junio de 2013

De cero, si estás a mi lado.


Quiero 
Que todo vuelva a empezar 
Que todo vuelva a girar 
Que todo venga de cero 
De cero... 
Y quiero que todo vuelva a sonar 
Que todo vuelva a brillar 
Que todo venga de cero 
De cero... 
(Cero, Dani Martín)

Quiero que todo vuelva a empezar, quiero que todo vuelva a girar, a sonar, a brillar, quiero empezar de cero, lo quiero. Eso sí, quiero que todo eso suceda siempre y cuando tú estés a mi lado. 

A tu lado he aprendido a ser verdaderamente feliz, he entendido que no me hace falta nada más que verte sonreír para ser feliz, para estar sonriendo todo el día. Y es que tu sonrisa es capaz de hacerme olvidar de los problemas, al verte sonreír provocas que todo lo malo desaparezca aunque solo sea por cinco minutos. Y si de cinco minutos se trata, verte aunque sea 300 segundos (5 minutos), provoca la mayor felicidad en mí. Es como cuando a un niño pequeño le regalan un caramelo o un nuevo juguete, y es feliz. Pues yo igual, pero cuando estoy a tu lado. 

Quizás hayamos tomado rumbos diferentes, empezando nuevas etapas, y empezando de cero, pero lo que tengo claro es que tú has estado ahí. Aguantando mis estupideces, mis tonterías, mis locuras, enfados, y lágrimas. Estando ahí sin esperar nada a cambio, nada. Has sido capaz de tenderme la mano si así lo he necesitado, has descolgado el teléfono y me has llamado si en algún momento lo necesité, y escuchar tu voz, y oír tus palabras fueron lo que me ayudaron a calmarme, a respirar. Por eso, a pesar de empezar nuevas etapas sigues estando ahí, sigues presente. A pesar de empezar de cero, sigues ahí, y quiero que sigas ahí. 

El tiempo pasa, y a medida que crecemos construimos nuevos caminos. Entonces deseamos que todo brille con más fuerza, que todo mejore, que todo  vaya mejor que antes, que seamos capaces de progresar, de crecer y madurar. Pero, yo me he dado cuenta que es contigo y gracias a ti que he crecido y he madurado. Porque de ti he aprendido mucho, porque has sabido levantarte a pesar de los malos momentos y has sido capaz de poner buena cara aunque se avecinara tormenta. Has sido fuerte, has ganado una dura batalla. No todo el mundo puede hacerlo. 

Esa es una de las razones por las que me siento orgullosa no solo de ti, sino que me siento orgullosa de poder ir pregonando que te tengo a mi lado, que eres especial y una gran persona. Tengo el gran privilegio de tenerte a mi lado, de poder crecer a tu lado. Soy una gran afortunada. 

Por último, yo no sé que pasará mañana, yo no sé donde estaremos mañana o dentro de diez años, yo solo sé que es lo que va a pasar hoy. Y también sé que si mi vida tiene que empezar de cero, todo brillará más, todo será mejor porque sé que te tendré a mi lado, porque así me lo has demostrado. 

TE QUIERO.



lunes, 3 de junio de 2013

Creer y caer.

Y siento por dentro que nunca más seremos dos.
(Nunca más seremos dos, Pignoise)

Pensé que todo había vuelto a la normalidad. Creí que nosotros volvíamos a ser los mismos. Esos amantes de medianoche. Aquellos enamorados a los que les gusta pasear su amor allí por donde van. Creí haberte encontrado, creí que no te había dejado escapar. Creí, creí, creí... Creí demasiado.

Y entonces, cuando creí, me caí. Me di cuenta que ya no quedaba nada. Ni tan solo una simple chispa de aquel amor que tanto profesábamos. De tanto creer en ti, en mí, en nosotros, abrí los ojos y me di cuenta que estaba todo vacío, desierto. Entonces caí. Acabé en el suelo, derrotada, vencida, acabada, exhausta, cansada, sola, amargada, sin ti. Llegó un punto en el que vi que nunca más seríamos dos. Que ahora cada uno iría por su lado. Que tú ya no me esperarías, pero yo tampoco.
Al caer, entendí todo. Comprendí que nuestra historia, nuestro libro había llegado a su fin. Entendí que tú empezabas a escribir un nuevo libro, una nueva historia, con largos capítulos y relatos. Y yo, de mientras, aun seguía repasando, releyendo el nuestro. Ahí había algo que no cuadraba... Y tuve que creer y caer para darme cuenta que ya no había un nosotros. 
Ahora, en estos momentos, cada uno va por su lado. Cada uno vive su vida por separado, si pensar en el otro, sin creer en el otro. Porque después de todo lo pasado, de todo lo vivido, yo no puedo creer más en ti. Sin embargo, muchas veces pienso en nuestra vida juntos... 
Recuerdo despertarme a tu lado, despertarme con una sonrisa de oreja a oreja, con tus labios besando mi cara, mi cuello, mis ojos, mis labios. Recuerdo cuando eras capaz de traerme el desayuno a la cama, y recuerdo quedarnos en la cama hablando, soñando, creyendo. Y creí en todo aquello que vivimos, creí en ese nosotros que había... Pero de nada sirvió. 
Porque hubo un momento en mi vida que sentí, que me hiciste sentir que ya no éramos dos. O más bien, ya no éramos uno, ahora cada uno iba por su lado, ignorando al otro, girándole la cara... O eso era lo que hacías tú.  Pero, tiempo al tiempo. 
No entiendes lo que quiero decir ¿verdad? Pues muy sencillo. Ahora eres tú quien presume, quien dice estar feliz, quien dice estar en su mejor momento. Pero, me hiciste creer demasiado, causando así una gran caída. Así pues, puedes estar tranquilo que en un futuro yo seré (y no estaré, que es muy diferente) feliz, yo viviré mi mejor momento... Y tú, tú volverás a abrir nuestro libro, para ir repasando toda nuestra historia, para ir creyendo y así ir cayendo, para darte cuenta que has perdido tu tren, que no hay vuelta a atrás, para saber que nunca más seremos dos. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...