lunes, 29 de octubre de 2012

Pasado, presente, futuro.

Hoy ha sido uno de esos días en los que he decidido mirar al pasado. Sé que no es bueno hacerlo, o al menos eso creo yo. Y lo creo así porque, al menos yo, cuando lo hacemos nos sentimos las personas más estúpidas del mundo. Sí, las más estúpidas.






Pero, en fin, el porqué ya lo explicaré más adelante. La cuestión es que me he parado a leer antiguas publicaciones en los muros de la gente a la que yo quería. Y sí, utilizo el pasado porque no sé si las sigo queriendo. Todas esas publicaciones me han hecho recordar los grandes momentos vividos, todo aquello en lo que creíamos. Las eternas clases que se hacían menos largas gracias a las charlas. Los ataques de risas, las confesiones, y un sin fin de cosas más.

Y en un momento dado, decido detenerme en unas pocas declaraciones donde nos declarábamos amor. Donde jurábamos estar la una para la otra en todo momento. El típico "por y para siempre". 

Sin embargo, poco a poco nos hemos ido dejando... nos hemos ido abandonando, y ahora no hay nada. Dicen que toda amistad empieza con un "hola", y sí, es verdad... pero a veces desearía que me explicaran como van a acabar las cosas. Si con un simple adiós o con broncas monumentales... Si con un pacto "amistoso" o con un odiarse hasta la muerte. 

Y sí, al recordar todo esto me siento estúpida. Llego a creerme la culpable de todo. A creer que quien se ha equivocado soy yo y que ya no hay forma de enmendar esos errores. Quiero pedir perdón pero tampoco tengo una razón lógica y coherente para sentir ese perdón. Y de esa forma, me siento más estúpida aun...

Pero en fin... no puedo mirar ese pasado. No puedo estar recriminándome por algo que pasó y en la que yo, hoy por hoy, no me siento culpable. Sencillamente, esa amistad quedó en el olvido. Ahora bien... ¿cómo una amistad cae en el olvido? No lo sé a ciencia cierta. No estoy segura de como. Pero creo que llega un punto en el que las personas no quieren saber nada de otras personas y las olvidan como quien se olvida de las llaves del coche. ¡Ojalá yo pudiera hacerlo!

Porque a pesar de todo, sigo queriendo a esas personas. Pero es mejor dejarlas de lado. Si ellas lo han hecho, yo he de hacer lo mismo, abandonarlas como quien deja tirado un libro que ya no utilizará más. 

Y sé que últimamente me remito a lo mismo. A las amistades, a los engaños de estas.... pero... ¿qué hacer cuando todo en esta vida acaba girando entorno a nuestras amistades, a sus engaños, farsas y mentiras? 

Eso sí, después de mirar al pasado, después de sentirme estúpida. Vuelvo al presente, vuelvo a ser yo. Ahora mi presente lo miro des de otro punta de vista. Y, a día de hoy, ya de nada serviría una publicación en mi muro diciéndome lo mucho que me extrañan o lo mucho que me quieren. Porque, de según que personas, no sería capaz de creérmelo, no podría... Y tampoco quiero creérmelo. Porque me dejaron, me abandonaron...

Tuvieron una oportunidad para estar a mi lado y la desperdiciaron... Y después de tanto tiempo, sé que he dado demasiadas oportunidades y uno se cansa de dar oportunidades...

Es en ese momento, en el que empiezo a mirar a mi futuro. A perfilar como quiero que sea y a quien quiero tener a mi lado. Sé y entiendo que es inevitable encontrarse falsedades, lo sé. ¡Vivimos en un mundo lleno de hipocresía! Pero mirando a mi futuro, y a pesar de que aparezcan dichas personas, yo elegiré a quien quiero a mi lado, para que esté ahí. Al igual que yo estaré para ellas.

Y así, miro lo estúpida que fui en mi pasado... Miro como estoy en mi presente... Y veo lo que quiero para mi futuro.  

domingo, 28 de octubre de 2012

El tiempo es el problema.


Tiempo al tiempo...


Cada vez que leo o escucho esta frase suspiro. Pienso en todo lo que nos ha pasado, en las buenas y en las malas experiencias, en el momento en que escucho esta frase y suspiro.

Me piden que espere, me dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar, que tranquila, que con el tiempo las cosas se verás, saldrán a la luz. Pero ese es el problema. El tiempo. 

Tiempo, tiempo... ¡tiempo! Es que hay veces que no podemos esperar. Hay veces que no podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar que el tiempo todo lo arregle. Hay veces que no puedo. No, porque esperar me llena de impotencia... El tiempo pasa, las cosas no se arreglan, todo sigue igual... ¿y qué ha hecho el tiempo? Nada, absolutamente nada.

Sin embargo, a pesar de esa impotencia. Sigo creyendo que el tiempo podrá arreglarlo, podrá arreglar lo que yo no he sido capaz de hacer. Y no por no tener ganas, sino porque me cansé. Y eso pasa. Nos cansamos, desistimos y decidimos esperar, esperar que el tiempo lo arregle.

Y no solo esperemos que el tiempo lo arregle. También creemos que el tiempo todo lo cura. ¿De verdad el tiempo va a ser capaz de curar mis heridas? No lo sé. Y ahí vuelve a haber un problema... que no puedo esperar a ver como el tiempo cura mis heridas. Creo que soy yo quien tiene que curar mis propias heridas. Soy yo quien ha de superarlo... no el tiempo. 

¿Qué el tiempo pone a cada uno en su lugar? ¿Sí? ¿Seguro? Yo hay veces que no lo estoy tanto. Sigo aquí viendo como todo pasa, y como las personas que tanto daño han causado, que tanta hipocresía han derramado siguen ahí. Siguen en el mismo lugar donde yo las dejé. Y entonces me pregunto que es lo que el tiempo ha hecho. ¿Dónde las ha colocado? ¿Dónde me ha colocado el tiempo a mí? Y ahí sigue habiendo otro problema...

Entonces, llegados a este punto no sé si el tiempo es la solución a algún problema... Creo que el tiempo es el problema. Creo que somos nosotros mismos los que tenemos que solucionar las cosas, hacer lo que creamos conveniente. No podemos sentarnos y esperar. No podemos esperar que el tiempo todo lo cure, lo arregle, ponga a cada uno en su lugar. Aunque creamos que no seremos capaces de hacerlo. Porque al final nos cansaremos de esperar a que el tiempo haga algo.

Pero, tranquilos. Tiempo al tiempo... que al final nos daremos cuenta que el tiempo es el problema.

No hay segunda oportunidad que valga.


Y de eso se trata. Sí. Del hecho que solo tenemos una vida. Una vida que, a pesar de que creemos que en ella todo es malo, tenemos que disfrutarla. Hemos de vivirla e intentar ver el lado positivo de las cosas.

También tenemos derecho a soñar, y a lograr esos sueños. No podemos pasarnos la vida pensando que son imposibles, que nunca conseguiremos nada. Porque sino al final de nuestra vida nos lamentaremos, nos llenaremos de dudas y empezaremos a plantearnos preguntas que no las deberíamos de hacer si en su momento hubiéramos hecho aquello que queríamos hacer.

Toca disfrutar. Salir y conocer mundo. Y no, no me refiero precisamente a salir de fiesta. Aunque... ¿por qué no? ¡Es otro de esos placeres de la vida! Pero también me refiero a viajar, a conocer ciudades, mundo y nuevas culturas. Sí.¡Hay qué hacerlo! Es vivir nuevas experiencias y darse cuenta de lo que uno tiene a su alrededor.

No abandones tus sueños, no abandones tu vida, NO LO HAGAS. Sé que hay veces que esos sueños son difíciles de alcanzar, sé que cuesta conseguirlos. Pero piensa que no hay imposibles, que con esfuerzo se puede conseguir. Podemos lograr todo, TODO aquello que nos propongamos. TODO. 

Y hay que hacerlo. Sí. Porque solo tendremos una única oportunidad. Una única oportunidad se soñar, de vivir nuestra vida, de aprovechar los pequeños momentos de la vida. Una única oportunidad de ser felices, de amar, de querer. Porque en esta vida no hay segunda oportunidad que valga.

sábado, 27 de octubre de 2012

¡Estúpido miedo!


Necesitar tanto a esa persona y no saber que hacer para recuperarla. No saber como decirle todo lo que siento. No querer que te suelte la mano, que todo acabe. 

Amar a una persona, querer gritarlo, pero saber que no puedes... Simplemente por miedo. ¡Estúpido miedo! El miedo nos prohíbe hacer tantas cosas. Es como si el miedo fuera un gran muro de piedra, pero este, a pesar de todo, no hay forma de derrumbarlo. No se puede. 



Te dicen que respires, que intentes vencer ese miedo. ¡Como si fuera tan fácil! Al menos si hubiera un poco de interés por tu parte, una pequeña muestra de que me quieres... por mínima que sea. Si tan solo eso viera parte de ti, mi miedo se iría. Se difuminaría. Sin embargo, al no ver esa muestra, sé que al decírtelo, todo, TODO se perdería.


Decírtelo sería estúpido, sería arriesgarme para nada. Y quizás muchos piensen que debería tirarme a la piscina pero sé que esa piscina estará vacía. Y acabaría perdiendo. Ya no te tendría a mi lado en los malos momentos, ni en los buenos. Ya no estarías ahí para decirme que estoy loca pero apoyándome en mis decisiones y como no, en mis locuras. Sería como si me faltara mi mitad, tú. 


Por eso hay veces que es mejor callar y mantener lo que se tiene. Valorarlo y no dejarlo ir. Quizás muchos piensen que no soy feliz, pero si lo soy. A mi manera lo soy. 

Seguiré amándote en silencio. Seguiré pensando que algún día tendré el valor suficiente para contarte como me siento. Lo mucho que te necesito y no precisamente como amigo. De mientras seguiré soñando contigo, en como estaríamos los dos juntos.

Sé que he de vencer mis miedos, he de superarlos, y así de esa forma seré feliz. Y tengo que hacerlo, he de ser fuerte. Pero hay miedos y miedos. Y éste es uno de esos de los que no se superan tan fácilmente. Es uno de esos miedos de los que, a pesar de tener el apoyo de todos los que te quieren, no se afrontan de la misma forma...

Porque al fin de cuentas, le tengo miedo al propio miedo. 


Tras una puñalada toca madurar.

Después de tantas puñaladas traperas, después de tantos plantones, me he dado cuenta de que hoy he de madurar.

Sí. Yo. Y no ellas. ¿Por qué? Sencillamente porque ellos, porque las personas que me han hecho daño no van a madurar. Pero yo sí puedo. He crecido como persona. Y tengo que apartar de mi lado a esas personas que no merecen la pena.

Pero, también hay otra duda: ¿por qué no van a madurar esas personas que tanto dolor han causado? Por el simple hecho de que siempre han tenido un comportamiento de niño pequeño, de personas malcriadas que se creen el centro del mundo. Y claro está, en el momento que se ven "amenazados", sacan sus uñas. Se defienden... Eso no está mal ¿verdad? Pero lo que si está mal es la forma de hacerlo, la forma de defenderse. Hacen daño. No piensan más que en si mismos.


Y es que es eso. Los demás no importamos, los demás no somos nadie... Para ellos somos simples moscas que revolotean por sus alrededores, que vamos sin rumbo fijo.


¡Qué gran equivocación! Son ellos los que no saben que hacer con su vida y por eso son ellos los que no van a madurar.Y es por esto, y, obviamente, por un sin fin de cosas más, que yo he de madurar. Abrir bien los ojos y dejar de lado todo aquello malo, todo lo que no forma parte de mi vida, aquello que no me complementa. No puedo seguir esperando a que suene el teléfono, a que me envíen un mensaje. 

Me he equivocado tantas veces y he visto el mismo comportamiento demasiadas veces. He visto como muchas personas me decían que eran "niñas malcriadas", que eran personas interesadas. Pero yo en un afán de demostrar que esto no era así me acerqué a ellas. En ese momento tuve un comportamiento inmaduro, me comporté como una niña pequeña porque quería ser YO la que tuviera razón. 

Por eso ahora veo las cosas des de otro punto de vista. Y veo que no puedo rebajarme a ese nivel. No puedo hacer las cosas que ellas han hecho. Porque yo no soy así. Porque yo no me veo amenazada...

Yo no doy puñaladas traperas como ellas, ni tengo esos comportamientos. Yo he madurado. ¿Ellas? Con su comportamiento infantil no lo creo.

  

jueves, 25 de octubre de 2012

ESE DÍA...

Yo no me doy por vencido
(Luis Fonsi)




Hay veces que desearía tirar la toalla, pero sé que si lo hago decepcionaría a todo aquél que confía en mí. Y lo peor, me decepcionaría a mi misma... Todo aquello que hacemos necesita un esfuerzo y si tiene una gran dificultad, requiere más esfuerzo.

0APero llega un momento en el que crees que todo lo que haces está mal, que no hay nada que hagas bien y que, por ende, nada, NADA saldrá bien.

Te deprimes, te hundes en un pozo y piensas que no hay manera de salir de él. Piensas que es un túnel demasiado oscuro, un túnel sin salida y donde, al final de éste, no hay luz. Pero todo esto lo creemos por una sencilla razón.

No pensamos las cosas con claridad. Nos vemos tan hundidos que no somos capaces de percibir la realidad de forma clara.

Pero esto tan solo se puede permitir un día. Ver el vaso medio vacío o completamente vacío solo lo podemos permitir una vez. Por eso, al día siguiente  cuando te levantes, piensa que es un nuevo día y mucho mejor al anterior. 

Piensa que te vas a comer al mundo, que tú eres la estrella y , pase lo que pase, no vas a permitir que nadie ni nada te lo arruine.

Todos tenemos un mal día. Ese día en el que pensamos que peor no nos puede ir, ese día en el que lo vemos todo negro, todo nublado. Un día malo, negativo, donde no vemos nada bueno. Pero siempre, SIEMPRE, de algo malo hemos de intentar sacar algo bueno, aunque parezca imposible.

Por eso, ese día no te des por vencido. Ese día yo NO me daré por vencida, por eso NO volveré a tirar la toalla. 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Amores y príncipes.

Recuerdo creer en el amor, 
Pero ahora sé que ya nada me creo 

(
Al final, Pignoise)

Y de eso se trata este post. El tiempo pasa, y uno aprende. A lo largo de nuestra vida (la misma es corta) vivimos grandes decepciones amorosas... decepciones de las que creemos que JAMÁS nos levantaremos. El daño ha sido  tan grande con el paso del tiempo, que ya nos cuesta creer y confiar en una persona.

Y nos llevamos desengaños amorosos, nos damos cuenta que, incluso, ese príncipe era un fraude. Sufrimos. Pero es lo único que se puede hacer, y así de esa forma aprender de ese dolor, y, tal vez, de ese error. 

Llega un momento en el que creemos que la felicidad no volverá a nosotros. Y lo único que hacemos es fantasear con los cuentos de hadas, esos donde hay un príncipe azul que viene a nuestro rescate... Pero no existe tal príncipe azul, y no porque no sea príncipe, sino porque no es azul... Porque que sea azul determina que es el único y perfecto hombre...



Es como si, en un momento dado, te borraran la sonrisa. Como si ese brillo especial que antes te notabas en los ojos ya no volviera a aparecer, como si poco a poco ese cuento de hadas que tanto soñábamos se fuera haciendo pedacitos, añicos. Todo aquello que creíamos es como si no fuera a volver... como si ya no quedara nada...

Y así veo como dejo atrás un pasado doloroso. Y así creo que le debo de abrir las puertas a un presente y un futuro glorioso. Dónde no hay miedos, donde no hay dolor, donde ese brillo volverá a mí, donde volveré a sonreír y donde no dejaré que nadie me haga sufrir, me haga llorar.

Y así volveré a creer en el amor, ese amor que un día comprendí que no era para mí, en el que de je de creer.

Comprendí que el amor es un cuento, 
que ya nadie me quiere contar.
(El amor es un cuento, Pignoise) 

Dudas que acaban en dudas...



Ha pasado un largo tiempo, y hoy ya es hora de ponerse a reflexionar... de ver como las cosas han cambiado en un espacio de tiempo muy corto, y no solo las cosas sino también las personas.

Ahora cada uno ha cogido un camino distinto, ahora cada uno ha empezado una nueva etapa que querrá recordar. Sin embargo... ¿comenzar una nueva etapa significa perder el contacto con esas personas que decías que eran importantes? 

Hoy me he dado cuenta de como la gente ha cambiado, de lo diferente que están. Y sí, puedo entenderlo pero hasta cierto punto. Hoy puedo decir que hay de personas que sí me lo esperaba, que era obvio que iba a pasar... ¿pero de otras? 

Todo lo vivido, los grandes momentos, las risas y confidencias... Todo eso es cosa del pasado. Pero, la diferencia es que, por más que esté en el pasado, yo lo recuerdo, los demás no. Ahora ya no hay ni un simple hola. ¿Dónde quedó todo?

Y me he dado cuenta de como las conversaciones que hemos llegado a tener ya no duran ni dos minutos, que ahora están vacías de significado, de sentimiento... Y no lo entiendo... ¿qué ha pasado? 

Y también he aprendido. Sí, he aprendido a ver quienes están ahí a pesar de todo, a pesar de la distancia, a pesar de tomar nuevos caminos, a pesar de ya casi no tener tiempo... A pesar de todo esto, yo sé quien sacará tiempo para mí si lo necesito. ¿Por qué quién prometía estar ahí no lo está? 

Pero no solo eso. He aprendido que, si una persona de verdad aprecia a otra, intentará por todos los medios mantener esa amistad, mantener el contacto y no dejar que todo se esfume... ¿por qué otros lo permiten?

Me utilizaron. Estuve ahí, apoyándolas, dándoles mi cariño, escuchándolas, y NUNCA pedí nada a cambio... Solo quería seguir manteniendo esa amistad. He visto que a pesar de todo, hay gente que no ha sabido valorarme, que no ha sabido conocerme y ver como soy... Que solo les interesaba estar a mi lado para ciertas cosas, y ahora ya no están. Yo ya no sirvo...

Encontrarán otras "víctimas", personas que pasarán por lo mismo que yo, que creerán que ellas son sus amigas, pero no es así. No vale la pena seguir engañándose. Pero, sin embargo, las dudas persisten, las dudas se quedan ahí, se quedan en mí. Y sigo pensando que el río volverá a su cauce y podré pedir explicaciones. Eso sí, el río volverá a su cauce, pero yo no estaré en él. No seré la misma. Habré cambiado. Mantendré a mi lado a las personas que yo quiero tener a mi lado. Pero de ellas ya no me creeré una palabra...

Y así me surge otra duda: ¿es que, después de todo, les he de creer una sola y mísera palabra?

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...