sábado, 27 de octubre de 2012

¡Estúpido miedo!


Necesitar tanto a esa persona y no saber que hacer para recuperarla. No saber como decirle todo lo que siento. No querer que te suelte la mano, que todo acabe. 

Amar a una persona, querer gritarlo, pero saber que no puedes... Simplemente por miedo. ¡Estúpido miedo! El miedo nos prohíbe hacer tantas cosas. Es como si el miedo fuera un gran muro de piedra, pero este, a pesar de todo, no hay forma de derrumbarlo. No se puede. 



Te dicen que respires, que intentes vencer ese miedo. ¡Como si fuera tan fácil! Al menos si hubiera un poco de interés por tu parte, una pequeña muestra de que me quieres... por mínima que sea. Si tan solo eso viera parte de ti, mi miedo se iría. Se difuminaría. Sin embargo, al no ver esa muestra, sé que al decírtelo, todo, TODO se perdería.


Decírtelo sería estúpido, sería arriesgarme para nada. Y quizás muchos piensen que debería tirarme a la piscina pero sé que esa piscina estará vacía. Y acabaría perdiendo. Ya no te tendría a mi lado en los malos momentos, ni en los buenos. Ya no estarías ahí para decirme que estoy loca pero apoyándome en mis decisiones y como no, en mis locuras. Sería como si me faltara mi mitad, tú. 


Por eso hay veces que es mejor callar y mantener lo que se tiene. Valorarlo y no dejarlo ir. Quizás muchos piensen que no soy feliz, pero si lo soy. A mi manera lo soy. 

Seguiré amándote en silencio. Seguiré pensando que algún día tendré el valor suficiente para contarte como me siento. Lo mucho que te necesito y no precisamente como amigo. De mientras seguiré soñando contigo, en como estaríamos los dos juntos.

Sé que he de vencer mis miedos, he de superarlos, y así de esa forma seré feliz. Y tengo que hacerlo, he de ser fuerte. Pero hay miedos y miedos. Y éste es uno de esos de los que no se superan tan fácilmente. Es uno de esos miedos de los que, a pesar de tener el apoyo de todos los que te quieren, no se afrontan de la misma forma...

Porque al fin de cuentas, le tengo miedo al propio miedo. 


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