jueves, 8 de marzo de 2018

PODEROSA.

You can be a woman and a boss and wear the trousers at the same time
...
I got the POWER.

(Power, Little Mix feat. Stormzy)

Vaya día ¿eh? Menuda jornada llena de reflexiones, de declaraciones, de reivindicaciones y movimientos que han parado el mundo. Hoy el cielo era color lila con tintes de verde esperanza. Todas en marcha, con ideales diferentes y con un mismo propósito: luchar por nuestros derechos, igualdad, no sentir miedo. 

Hoy nos hemos sentido poderosas, hemos saboreado lo que es el verdadero poder, el llegar a tocar el cielo con la punta de los dedos. Sin embargo, esto no puede parar aquí, no debe ser un día más en el año y que mañana volvamos a la misma rutina de siempre, donde el hombre acaba estando por encima de nosotros. 

Hoy es lila, pero mañana también. Buscamos la igualdad en todos los aspectos de la vida. No tener miedo, salir a la calle sin tener que cuidar nuestras espaldas. Ser diferentes y no seguir a la mayoría, destacar y no sentir las miradas asesinas de los demás. Estar por encima y no tener que aguantar las malas lenguas de los envidiosos. 

Soy mujer y no del sexo débil. Dueña de mis decisiones, actúo acorde a ello. Puedo llevar pantalones, faldas, tacones y al día siguiente un par de viejas zapatillas y seguir siendo mujer. Mostrarme firme y segura de mi misma y no dejar que me pisoteen, que me critiquen, que los "piropos" que se conviertan en escalofríos. 

Maquillarme si quiero, y si no quiero que no me sienta menos mujer, ni menos persona. El problema es que esto no puede acabar aquí, el mensaje no se puede quedar en tan solo el 8 de Marzo. Teñir el mundo de color morado, pararlo durante 24 horas y retomar la sociedad machista al día siguiente. 

He ahí la cuestión. Yo soy mujer ayer, hoy y mañana. Cada día teniendo el poder en mi mano, caminando con la seguridad, creciendo personal y profesionalmente. Aprendiendo, cometiendo errores, saltándome las normas y creando mis propias reglas. Yo domino mi propio juego. 

La lucha no ha hecho más que comenzar. Sin embargo, ojalá el Día de la Mujer no existiese, ojalá pudiésemos celebrarlo todos los días, brindar, hablar alto y dar a conocer nuestras ideas y que sean verdaderamente escuchadas. Ojalá hubiese igualdad y no solo por un día. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...