martes, 29 de agosto de 2017

A mi misma...

Al final del día, cuando las luces se apagan, cuando se baja el telón de toda actuación hecha durante el día, seguimos siendo como somos; personas con defectos, con mil virtudes, con personalidades distintas. Y eso no cambia, por favor que no te obliguen a cambiarlo. 

Que no quieran quitarte la inocencia, el brillo del verde de tus ojos, la sonrisa que se posa en tu boca cuando escuchas una canción que para ti tiene una historia, que te recuerda a una vieja anécdota. Impide que te intenten aplastar, que quieran verte fracasar, caer, tropezar y no levantar cabeza. 

Da igual que tengas defectos o miles de complejos, sigue mostrándote tal y como eres. Riendo cada vez que te cuentan un chiste malo, cantando y desafinando cada vez que en la radio escuchas tu canción preferida. Dejándote llevar por tu propia locura y yendo a sitios que jamás creíste ir. 

Sal a cenar o a comer, ve al cine. Ríe, llora, ama, sueña, vive. Besa y no dejes que nadie te pare. Abraza y exprésalo todo en cuanto en el medio de tanto vivido os encontréis. Siente y demuéstralo todo, no dejes que te juzguen y si lo llegasen a hacer... Ignora los comentarios de quienes no te conocen. 

Diviértete. Mírate al espejo, y a ti misma te repites lo bella que eres. Acaricia y deja que te acaricien, no dejes para mañana los sentimientos que hoy puedes demostrar. No pierdas oportunidades, no las dejes escapar. Salta, lánzate. No pierdas el tiempo, ni malgastes horas con quien no las mereces. 

Sigue apostando por quienes quieren conocerte, aquellos que poco a poco van derrumbando muros, quienes darán lo mejor de ellos mismos y a día de hoy has visto que no piden nada a cambio. Cuida a quienes poco a poco se ganan tu corazón. Y déjate cuidar. 

Estarás acostumbrada a dar mucho de ti, de lidiar con miles de situaciones ¿y quién ha estado ahí para ti? Si encuentras a esa persona, agárrate y vive miles de experiencias. Valora a quienes te entregan parte de su tiempo, a quienes quieren cuidarte, reír contigo, saltar y bailar. 

Sigue tu instinto y persigue cada sueño que tengas. Crea las mejores memorias, los mejores recuerdos. Guarda fotos, crea álbumes y atesora cada momento con aquellos que no quieren nada a cambio, que no te juzgan por las malas decisiones del pasado. 

Por favor, no cambies. Cuando llega la noche y solo a la luz de la luna sigues siendo perfecta. Muchos no lo creerán así, muchos verán lo peor de ti y te criticarán. Sin embargo, tú eres la única persona importante. Algún día, te recordarán esto, te dirán que vales muchísimo. Pero, hoy por hoy, quizás vale con que te lo repitas tu mismo. 

Así que sí, ama a quien te plazca, ríe con quien quieras, disfruta de las verdaderas amistades, juega, baila, canta, haz locuras, besa, abraza, quiere y déjate querer. Sé tu misma, vales mucho. 

Blah, blah, blah.

Te buscan cuando hay interés, cuando saben que sacarán provecho, que conseguirán algún tipo de beneficio. Te buscan a sabiendas de que tú te acabarás olvidando del mal trago del pasado, de las decepciones, de las heridas, las malas palabras que hubieron. 

Hoy deciden contar contigo, preguntarte sobre tu vida. Dicen interesarse, dicen que les importas, que jamás han podido sacudir esa sensación que los invade cuando piensan en ti. Hoy te escriben y recuerdan que has formado parte de su vida, de su día a día, de los malos y los buenos momentos. 

Dan la vuelta a la tortilla, giros de 180º, tergiversan las palabras de uno, se apropian de otras tantas y creen que las personas no cambiamos, que no maduramos, que las experiencias nos hacen madurar. Fingen ser ciegos, giran la cara al pasado, a todo lo que un día pasó. Yo no. 

Podré perdonar y eso no implica que olvide. Quizás guarde rencor y nunca te lo demuestre, pero eso no implica que no recuerde, que no piense, que no sepa que lo que has hecho una vez serías capaz de hacerlo dos, tres e incluso cuatro veces. 

Cara de ángel y la sonrisa más hipócrita de todas. "Quedemos" decías, "será divertido y os echo de menos". Blah, blah, blah. Lo decías por decir, y luego pedías que contestara tus mensajes, tus llamadas e incluso las indirectas que solías mandar. 

¿Para qué? ¿Qué gano yo? Otro disgusto más que añadir a la lista, una demasiado completa e incluso interminable. Fueron buenos momentos y luego las puñaladas no solo vinieron por detrás, por delante también. Y sale a relucir la hipocresía, al fin y al cabo es lo que mejor se te da. 

Te encanta ganar batallas y da igual si juegas sucio, da igual a quien te lleves por delante, quien salga perdiendo o a quien hieras durante las peleas. El ombligo del mundo quieres ser, ganar en todo momento y ser "doña perfecta". Todos deben estar apoyándote a tu lado. 

Te importan poco los sueños de los demás, siempre cortando a media palabra, dando la nota, incluso opinando cuando nadie te ha pedido que hablases. Berrinche del año si sales perdiendo, si alguien te lleva la contraria, si siguen por su camino y no es como tú lo querías. 

Lo siento, pero hay gente con personalidad propia.  

sábado, 26 de agosto de 2017

Las vueltas que da la vida...

Las vueltas que da la vida. Ayer éramos dos desconocidas y hoy nuestros caminos se cruzan. Mentira; yo te conocía y tú de mí ni te acordabas. No importa, te lo perdono. Quizás ha merecido la pena, digamos que se trata de un nuevo comienzo. 

Tal vez ningún post anterior fue dedicado a ti, o sí y no lo sabes —tampoco te lo voy a decir—. Sin embargo, la fecha de hoy la puedes marcar como post dedicado única y exclusivamente a ti. No sé frente a quien presumirás (todavía no soy famosa), pero las palabras de hoy son todas tuyas. 

Con el paso del tiempo —y aunque no lo parezca— me he ido resguardando más, pero el haberte conocido es una alegría que se suma a mi día a día. Quizás nos quede mucho por descubrir la una de la otra, aunque tiempo y oportunidades tenemos. 

Cafés de media tarde, alfajores antes del trabajo (o mejor durante), chistes malos, anécdotas en el trabajo o mejor en cenas. Mesas rotas de las que preocuparse, clases que llegan a ser quebraderos de cabeza, etc... ¿Pero sabes qué? Contigo, todo eso es más divertido, más llevadero. 

Te lo dije una vez, tienes un corazón de oro, grande y rebosante. Sé que vales millones y creo que cada persona que te tiene a su lado guarda en si mismo mucho más que un tesoro. Quizás no te des cuenta, y aunque pocas veces lo diga; tú haces que el mi sol brille un poquito más fuerte cada día (sábados y domingo también). 

Poder compartir más que anécdotas contigo es un regalo —al igual que mejor mi catalán—. Sé que puedo contar contigo y sabes que conmigo también puedes contar, que me tienes para todo; para lo bueno y para lo malo. Bueno, miento, para cocinar mejor que no me pidas mucha ayuda. 

Sigue siendo quien eres, y síguete abriendo paso. Eres fuerte y valiente y todo aquello que te propongas lo conseguirás. Confío en ti y vales muchísimo, y mejor aún; te quiero. Gracias por todo y por dejarme entrever parte de tu vida, de los momentos que vives. 

Pues como ves, hemos creado muchos recuerdos y quiero seguir creando momentos y memorias. Ha sido un verano memorable, uno de los mejores y en él has estado tú. Gracias por los momentos vividos y por hacer que sea un verano inmejorable. 

Así que feliz cumpleaños. Disfruta de este día tan maravilloso, por que tú más que nadie te lo mereces. Aprovecha para celebrarlo, para disfrutar de la gran compañía y sigue sonriendo. Todos nos merecemos un pedacito de felicidad y tú la que más. Y tranquila, sé que nos quedan un montón de canciones por descifrar. Aunque, en el día de hoy te dedico una de tus preferidas. Love you. 


martes, 22 de agosto de 2017

Un auto-brindis.

Miles de textos, borrón y cuenta nueva. Muchos tachones, libretas medio llenas y otras medio vacías. Servilletas que se convierten en nuevas historias, pequeños trozos de papel con nuevas ideas y siempre un bolígrafo en mano. Nada ha cambiado ¿no crees? 

A pesar de los bloqueos mentales o de la falta de inspiración, hoy he podido llegar a los cinco años escribiendo, redactando, dejando que la imaginación volase o que los sentimientos del momento se apoderaran de mí. En todo momento he expresado lo que me apetecía, dar al botón de publicar y no pensar en las consecuencias. 

Y no, no voy a mentir; ese atrevimiento me ha costado más de un problema. Es mi blog, algo que yo con apenas 17 años decidí crear. En ese momento era una gran ilusión, era un objetivo a cumplir, quería crecer día a día, dejar mi pequeña huella. Y daba igual si lo leían muchos o pocos, jamás me obsesioné con ello. 

He ido madurando —aunque pocos lo noten— y esta página también lo ha hecho. Aun así, de los disgustos tampoco me puedo olvidar. Hay meses en los que he sido incapaz de escribir, de decir algo coherente. Muchos han sido borradores publicados en frío y no en el gran auge de sentimientos. 

Otras veces he querido cerrar esta página, no volver a saber nada más de ello. Y no miento, da mucha rabia que por culpa de unos cuantos una quiera echar por tierra todo esfuerzo conseguido. Que por culpa de otros tantos, esa pasión quede reprimida, guardada en un cajón quedándote tú con un mal sabor de boca. Me parece un poco injusto. 

Y jamás lo dije, lo callé. Nadie me dio una palmadita en la espalda, ni me dijo que siguiese escribiendo, que lo hacía muy bien. No hubo críticas buenas, ni críticas malas, tan solo malos comentarios y ataques de quienes no sabían que hacer con su vida. 

Es del tiempo pasado, pero no olvidado. Otros pensaron que era una moda pasajera, y aquí estamos. Al pie del cañón y disfrutando de cada palabra que se deja escrita y plasmada. Sigo con ganas de celebrar otro año más, poder decir que ya llevo más de 25 mil visitas y dejar que la gente disfrute de lo que escribo, que a lo mejor se evadan por cinco minutos. 

He sido yo sola la que se ha dado la palmadita en la espalda, la que se ha sentido orgullosa de un proyecto que ha ido evolucionando. Un día fue un bebé y hoy está en proceso de madurez. Para muchos será una piedra en un zapato, pero para mí es un gran éxito. 

Así que hoy, me tomaré una cerveza a mi salud. Haré un brindis por los cincos años y por todo lo que me queda, por el orgullo que me aporta escribir. Un brindis por esas personas que me leen y que desde el silencio me apoyan, me animan a seguir continuando. Y sí, gracias a aquellos que más de una vez me han hecho tropezar. 

De verdad, gracias de todo corazón. Nadie sabe lo que significa para mí y tampoco hay palabras capaces de expresarlo de la mejor manera, ni de la más rigurosa. Seguiré escribiendo, para deleitar a muchos, aburrir a pocos, pero también para mí misma. Seguir siendo una mera soñadora, aquella que escribe cuando se le antoja y expresa cualquier cosa que se le pasa por la mente. 

domingo, 13 de agosto de 2017

Un día especial.

Tú también, un día 13 tenías que nacer. No dará mala suerte ¿verdad? Yo no lo sé, porqué cada día vivido a tu lado ha estado lleno de alegrías y de momentos de cháchara y risas. Si nos ponemos a pensar, nos conocimos un pelín tarde, pero no pasa nada; ya nos pondremos al día. 

Lo que sí es cierto es que han sido grandes momentos y días contigo. Musicales inspirados en clase, poemas basados en los amantes de la sintaxis, cafés antes del trabajo, alguna que otra noche de cine... y así un sin fin de cosas más. ¡Oh! ¡Por fin hemos acabado nuestra queridísima carrera universitaria! (Voldemort incluído)

Sé que las alegrías no acaban aquí y que pronto seguiremos recorriendo mundo y explorando nuevos caminos juntas y por separado. Lo importante es que en todo momento podrás contar conmigo. Ya lo sabes, para lo bueno y para lo malo... en cualquier momento y a cualquier hora. 

Gracias por todo y por hacerme crecer como persona. Me alegra poder tenerte a mi lado y convivir contigo, que confíes en mí de la misma manera en que yo confío en ti. Y no, en ningún momento me has dado mala suerte, y si ha pasado seguro que es por lo patosa que yo llego a ser. 

Te quiero mucho y sé que quiero seguir compartiendo contigo mis alegrías, mis grandes y pequeños momentos y también mis problemas y tristezas. Me has dado grandes consejos y también has hecho que cada día sea más ameno, más llevadero. 

Poco más puedo decirte que no sepas. Solo sé que quiero tenerte a mi lado, que esto no acaba aquí y que sé que no son promesas vacías, ni mentiras que jamás se cumplirán. Jamás he tenido que mentirte, así que no voy a empezar ahora. Gracias por ser quien eres y seguir estando ahí. 

Así que sí, habrás nacido un día trece y ninguna superstición se cumple contigo. Eres grande y única. Me sigues el juego y me dejas ser yo misma, incluso aguantas mis locuras. Por eso, y por muchas cosas más (que mejor me las guardo para mí) te deseo el mejor de los cumpleaños. 


jueves, 10 de agosto de 2017

Dos individuos...

Cuando entre la marea de personas, dos se encuentran. Almas que se conocen, que indagan. Entre la odisea y la multitud de gente, dos individuos son escogidos, llevados por caminos y pasadizos escurridizos, entre callejuelas y callejones.  

Y no es fácil. Uno quiere echar a volar sin aprender a caminar. Dar pasos de gigante y no empezar por las huellas de bebé, ni siquiera gatear. Preferimos correr, adelantarnos a todo tipo de acontecimiento sin ni siquiera pensar antes de actuar. Sin embargo, entre tantos errores, confusiones, complicaciones y demás; nos seguimos encontrando. 

Nos miramos como quienes quieren descifrar un enigma. Resolver problemas que hasta el momento no tenían solución. Intentamos cambiar la situaciones, las fichas del tablero e incluso el juego entero. Esto es cosa de dos, pero sabes bien que un simple gesto puede llegar a ser malinterpretado. 

Seguimos encontrándonos. Como quien no quiere la cosa, bonitas casualidades y encuentros furtivos. Momentos a la luz de la luna, y planes inciertos de buena mañana. Caricias bajo la mesa, manta bajo el cobijo de un buen árbol, paseos por el lago, viajes inesperados... todo a tu lado. 

Frente a frente con ganas de hablar, explicar lo inexplicable. Entender y darle sentido a la vida, aunque cada día se haya convertido en un sinsentido. Saber que cada día que pase volveré a encontrarte. Dos corazones distintos, del blanco al negro, de la pasión al desamor, que se siguen recordando. 

Dolor del pasado que uno jamás olvida. Errores que no se quieren volver a cometer. Dos nuevas personas con una mochila a la espalda —lleno de experiencias que no de piedras—. ¿Ir con cautela? Quizás es lo mejor. Aun así, nada te impide explicar el verdadero por qué. 

Y cuando todo se calme, cuando uno piense que ya no hay nada más por hacer ni explicar: nos seguiremos encontrando. Cuando suspiremos por aquello que nos falta, cuando pensemos que hemos metido la pata hasta el fondo, cuando hayamos empezado a caminar... estaremos ahí, de la mano, encontrándonos. 

Serás quien me pare los pies cuando yo vaya muy deprisa, seré quien te abrace cuando creas que el mundo se te viene encima. Quien te compre esa estúpida bufanda que tanta gracia le hizo o quien me compre una sencilla taza solo por verme sonreír. 

Y un día todo acabará. ¿Pero por qué pensar en ello cuando este encuentro aun no se ha dado? Será mejor que no busquemos, que dejemos que el tiempo decida. No somos sabios, pero los dos queremos lo mismo: encontrarnos e ir a nuestro ritmo. No correr, ni hundirnos entre tanta marea. No te des por vencida, no tires la toalla, tarde o temprano se dará el encuentro. 

No pienses en lo que digo, ni busques explicaciones rebuscadas. Es la hora de preguntar, de entender, de saber que todo tiene un motivo. Las inseguridades y la poca experiencia van de la mano, momentos de vergüenza que en ningún encuentro te digo. Ojalá lo supieras ver por ti mismo. ¿Y si no? 

Volveremos a encontrarnos. Seremos dos extraños que se ven una y otra vez, que toman rumbos distintos y se cruzan repetidamente, que al final tan solo buscan para verse una vez más, para verte sonreír, para ser tú mismo. Entre tanta locura y poca cordura, entre la gran multitud: dos personas se esconden que mucho quieren sentir, pero ya poco quieren decir. 

domingo, 6 de agosto de 2017

Si tan solo...

Lo que ayer fue, hoy ya no queda rastro. Palabras arrastradas por las olas, mensajes arenosos borradas, difuminados que la marea se lleva. Sucesión de letras ordenadas que se confunden, palabras que se malinterpretan. Todo se deja en un segundo plano mientras te centras en su significado, en los sentimientos que se esconden. 

Ahí estás; paralizado. Momentos de shock, de respuesta en blanco, mirada al frente pero sin ver nada, sin querer verme. Estupefacto, petrificado, mudo y sin articular sonido alguno, sin querer decir ni una palabra, tampoco muestras sentimientos. ¿Qué es lo que pasa por esa cabecilla tuya?

Escalar montañas y subir senderos, alejarte de la realidad apartándote de la mía. Dos mundos paralelos que nunca se cruzan son los nuestros. Vivimos realidades distintas, aunque nadie dice que no puedan convivir. ¿Por qué no arriesgar? Rodar montaña abajo o quizás resbalar en alguno de tantos caminos. 

Reírte de mi torpeza, sin olvidarte de darme la mano. Preocuparte por mí sin poder aguantar la risa. No importa, me gusta verte reír. Tu felicidad se acentúa más, las ganas de vivir se vuelven inmensas y no hay aventura que falte cuando esa bonita curva aparece en tu boca. 

Otro silencio más. Todo se tuerce, se lleva por el mal camino y sigues sin preguntar qué es lo que exactamente sucede. Tan sólo interpretas mis palabras, juegas con ellas y te las llevas a tu terreno. Le das el significado que tú quieres, sin importar nada de lo demás. No me debería importar ¿verdad? 

Es para tomárselo con calma, solías decir. Insinuabas que debía dejar las ficciones, las novelas románticas de final feliz y el rodearme del color rosa. Tampoco te gustaban mis historias, ni cualquier tipo de fantasía ni sueño tonto. Y aquí estamos, frente a frente. 

No mires hacia atrás, ni pienses en pasado. Fíjate en tu presente, usa las palabras, muévete con acciones. Pregúntame para entender el significado tras mis palabras, no tuerzas mis palabras. Cambios de tono que nos dejan afectados, montañas que ya no se escalan y senderos que se abandonan. 

Caminamos, pero no hay un rumbo. Lo que ayer significó mucho, hoy es un simple rastro difícil de seguir. Solo quedan pequeñas huellas, palabras sin interpretación correcta y prisas que nos lleva por el camino erróneo. No es fácil, y tú piensas cosas que no lo son. Si tan solo preguntases...

Horizonte limitado.

I just wanna dance with somebody
It could be anybody, tell me, are you that somebody?
Don't matter who you are, just love me the way I are
I just wanna dance with somebody
(The way I are, Bebe Rexha)

Me abrazas, me envuelves en tus brazos mientras te apoyas en mi espalda. Inhalas ese perfume de lavanda, mientras un suave beso plantas en el rojo de mi espalda. Suaves caricias, un leve cosquilleo y una única pregunta; ¿qué te atormenta tanto?

Supongo que por no querer creer en el horizonte, en aquello que no se ve más allá, trazamos una línea imaginaria, un límite entre aquello conocido y todo lo desconocido. Seremos curiosos, pero siempre aferrándonos al mundo real, a aquel que conocemos. Dando un paso hacia delante, aunque jamás saliendo de la zona de confort. 

Miramos más allá, y a pesar de que las dudas asalten, preferimos estar en tierra firme antes que navegar por alta mar, no perdernos en un mar de nuevas sensaciones y tampoco adentrarnos en miles de pensamientos. Ir sobre seguro, pisando fuerte siempre y cuando sea por un camino ya construido. 

Sin embargo, me gustaría saber que hay más allá. Tocar el horizonte, ver donde dos océanos se tocan, escuchar las conversaciones llenas de rarezas, copa de vino en mano ¿y por qué no un par de risas? Descubrir otros mares, otras playas contigo yendo despacio, sin prisa y sin poner pausas. 

Besos de medianoche, otros tantos a media mañana. Intentar tocar el cielo contigo o dejar que me salga con la mía queriendo navegar entre nubes. Decir que quiero saber sobre aquello desconocido, y que seas tú quien me enseñe. Palabras susurradas, un par de ellas a media voz y entre unas y otras ¿por qué no besarnos? 

Marcar el ritmo, pero jamás el límite. No imaginar una línea divisoria y seguir conociéndonos. Buscar a quien no te juzgue, tampoco hace falta que te comprenda; tan solo que te escuche, que acepte cada parte de tu ser. Que sepa de tus defectos y de tus virtudes, que conozca tus sueños y también los errores. 

Que quizás sepa ver tu inexperiencia, pero vea tus ganas de aprender, de vivir, de realizarse a tu lado. Que no te atormenten los límites, ni el sumergirte en el más helado de los mares. Que aquél que te abrace quiera descubrir el horizonte y no aparte su mano tras la más leve de las caricias. 

Así que mientras me abrazas, mientras tú te preguntas una y otra vez en qué estaré pensando, yo tan sólo disfruto del momento que nos envuelve; de las vistas y las sonrisas escondidas, del horizonte sin límites, de los besos sorpresas, de las mejillas sonrojadas y de nosotros mismos. 

¿Te animas? Ser quien baile conmigo sin intentos de cambiarme, quien me apoye y se deje apoyar, quien marque los pasos de un suave vals, pero me deje tomar el timón del barco. Quien quiera explorar el día a día sin prisas, tan sólo descubriendo cada día un poquito más rompiendo así las barreras del horizonte.  


Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...