martes, 22 de agosto de 2017

Un auto-brindis.

Miles de textos, borrón y cuenta nueva. Muchos tachones, libretas medio llenas y otras medio vacías. Servilletas que se convierten en nuevas historias, pequeños trozos de papel con nuevas ideas y siempre un bolígrafo en mano. Nada ha cambiado ¿no crees? 

A pesar de los bloqueos mentales o de la falta de inspiración, hoy he podido llegar a los cinco años escribiendo, redactando, dejando que la imaginación volase o que los sentimientos del momento se apoderaran de mí. En todo momento he expresado lo que me apetecía, dar al botón de publicar y no pensar en las consecuencias. 

Y no, no voy a mentir; ese atrevimiento me ha costado más de un problema. Es mi blog, algo que yo con apenas 17 años decidí crear. En ese momento era una gran ilusión, era un objetivo a cumplir, quería crecer día a día, dejar mi pequeña huella. Y daba igual si lo leían muchos o pocos, jamás me obsesioné con ello. 

He ido madurando —aunque pocos lo noten— y esta página también lo ha hecho. Aun así, de los disgustos tampoco me puedo olvidar. Hay meses en los que he sido incapaz de escribir, de decir algo coherente. Muchos han sido borradores publicados en frío y no en el gran auge de sentimientos. 

Otras veces he querido cerrar esta página, no volver a saber nada más de ello. Y no miento, da mucha rabia que por culpa de unos cuantos una quiera echar por tierra todo esfuerzo conseguido. Que por culpa de otros tantos, esa pasión quede reprimida, guardada en un cajón quedándote tú con un mal sabor de boca. Me parece un poco injusto. 

Y jamás lo dije, lo callé. Nadie me dio una palmadita en la espalda, ni me dijo que siguiese escribiendo, que lo hacía muy bien. No hubo críticas buenas, ni críticas malas, tan solo malos comentarios y ataques de quienes no sabían que hacer con su vida. 

Es del tiempo pasado, pero no olvidado. Otros pensaron que era una moda pasajera, y aquí estamos. Al pie del cañón y disfrutando de cada palabra que se deja escrita y plasmada. Sigo con ganas de celebrar otro año más, poder decir que ya llevo más de 25 mil visitas y dejar que la gente disfrute de lo que escribo, que a lo mejor se evadan por cinco minutos. 

He sido yo sola la que se ha dado la palmadita en la espalda, la que se ha sentido orgullosa de un proyecto que ha ido evolucionando. Un día fue un bebé y hoy está en proceso de madurez. Para muchos será una piedra en un zapato, pero para mí es un gran éxito. 

Así que hoy, me tomaré una cerveza a mi salud. Haré un brindis por los cincos años y por todo lo que me queda, por el orgullo que me aporta escribir. Un brindis por esas personas que me leen y que desde el silencio me apoyan, me animan a seguir continuando. Y sí, gracias a aquellos que más de una vez me han hecho tropezar. 

De verdad, gracias de todo corazón. Nadie sabe lo que significa para mí y tampoco hay palabras capaces de expresarlo de la mejor manera, ni de la más rigurosa. Seguiré escribiendo, para deleitar a muchos, aburrir a pocos, pero también para mí misma. Seguir siendo una mera soñadora, aquella que escribe cuando se le antoja y expresa cualquier cosa que se le pasa por la mente. 

1 comentario:

  1. ¡Hola, guapa!

    ¡Muy bien dicho! Hay gente que no lo entiende, pero tener un blog significa invertir horas y dar lo mejor de ti. En mi caso, cuando leo algunas de mis primeras entradas no se parecen en nada a cómo escribo actualmente. Un blog, además de ser una fuente de entretenimiento/información, también es un reflejo de nuestra madurez. Tienes que sentirte muy orgullosa de haber estado cinco años escribiendo, ¡muy pocos lo pueden decir! Y aunque no te lo diga o deje un comentario siempre leo tus textos y me maravilla la profundidad, sensatez y madurez que hay en ellos. Y que no te importe lo que digan los demás. El blog es tuyo y pones en él lo que tú quieras. Cuando nuestros "hijos blogueros" cumplan 10 años lo celebramos juntas porque se llevan sólo un mesecito jajaja

    ¡Un beso muy grande, my beautiful and lovely little dreamer!

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Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...