miércoles, 22 de agosto de 2018

Mi mandato.



Ella no es solamente lo que ves 
A ella ni tú ni nadie le para los pies 
[...]
Déjala que baile con faldas de vuelo Con los pies descalzos dibujando un mundo nuevo 
(Déjala que baile, Melendi feat. Alejandro Sanz, Arkano)

Soy quien quiero ser, no dejo que nadie eche por tierra mis sueños y objetivos. No permito que me juzguen por como visto, hablo o aquello que como. No dejo que me pongan obstáculos, que intenten pisotearme, que me digan que puedo llevar y que no, que puedo hacer y que no. Soy como soy, yo me gusto, me aprecio y me quiero. 

Claro que siempre han habido pequeñas imperfecciones que no me han gustado, que me han creado inseguridades, miedos y me han bajado la autoestima. Sin embargo, con el paso del tiempo he aprendido a apreciarlas, a hacerlas parte de mi ser, a ignorar a todo aquel que me ha hecho sentir mal por ser como era, por tener esos "fallos de serie". 

Es tan fácil que te miren y te juzguen, que se entrometan en tu vida sin saber, que hablen y cuchicheen sin conocerte. Somos más que una cara bonita, que un simple cuerpo al que mirar y criticar cada vez que nos aburrimos. Siempre hay alguien que quiere impedirte conseguir tus sueños, alguien que no cree en ti. 

Luego hay personas que tan solo tienen envidia de la mala, que creen que pueden corregirte, crear una versión mejorada de ti, como si fueses un proyecto o como si se tratara de un coche que debe pasar por el mecánico a por una capa de chapa y pintura. 

Debemos dejar de llevarnos por estereotipos, y no podemos permitir que nos digan como ser, ni quienes ser. Se equivocan, no nos conocen, no saben de nuestra historia. Detrás de esa cara a la que mirar, de ese cuerpo al que juzgar, se esconde alguien, se esconde una persona de sentimientos nobles, de miedos y sueños. 

Detrás de esta pantalla (la mía y de quien lo lee) se esconde alguien con imperfecciones, con una lista de errores y otra de aprendizajes. Se oculta una persona con una maleta llena de deseos por cumplir, de caminos por recorrer. Se equivocan; no saben nada de nosotros, salvo aquello que se ve a simple vista y aquello que dejamos entrever. Y esto es siempre una mísera parte de lo que en realidad somos. 

Pocos serán los privilegiados en verdaderamente descubrir nuestros secretos, de saber quien eres realmente. Hay veces que sabemos en quien confiar y hay otras en las que nos equivocamos. Sé tu misma y no dejes que te obliguen a cambiar tu forma de ser. Haz de tripas corazón, regala tu mejor sonrisa y sigue hacia delante. 

Créeme esas personas se irán perdiendo por el camino. Y es que tú tienes el control, el poder. Eres tú quien manda, quien decide y quien actúa. Nadie puede ni es más fuerte que tú, que tus ansias de seguir viviendo, aprendiendo, creciendo como persona. Eres tú quien con una sonrisa como único escudo sale a la calle, entra al trabajo y sigue en la vida. 

Sal descalza, baila bajo la lluvia o haz una locura más. Marca tus pasos y crea tu propio mundo, diseña tu vida a tu gusto y jamás al gusto de los demás. Deja que hablen, que critiquen, ignora y sigue riendo que eso siempre da rabia. Camina y descúbrete a ti misma, conócete y decide quien eres verdaderamente. 

Demuéstrale al mundo que eres tú quien manda, quien camina sin miedo y tomando las riendas de cada situación que se te presente. Decide por ti misma, pensando en ti, en aquello que quieres y deseas. Síguete queriendo, vistiéndote a tu manera, riendo alto y alzando la voz siempre que quieras. 


Muévete al ritmo de la música o no, tírate a la piscina o camina por el bordillo. Agárrate fuerte o suéltate y déjate llevar por las emociones y los sentimientos. Te lo digo muy enserio, haz lo que quieras, sé tu misma, que personas leales a sí mismas quedan muy pocas. 



Con este post, celebro los 6 años de este blog. ¡Y por muchos más! Me alegra poder seguir contando historias, refugiarme tras una pantalla y dejar que los sentimientos vuelen. Así que gracias a todo aquél que me lea. 

jueves, 9 de agosto de 2018

Faros y sirenas.

A veces me siento como una extraña en mi propia piel, un marinero sin rumbo o una sirena perdida sin cánticos que atraigan. Hablo sin reconocer mi voz, sin saber lo que quiero, lo que busco, sin reconocer mis pensamientos. No admito mis miedos, ni tampoco mis virtudes. 

Voy perdida, siguiendo un mapa sin sentido y pensando en no perder el norte. Una brújula mal orientada me guía e intenta llevarme por un río de sueños y amores que tan solo son fruto de mi imaginación. Agua fría que no me devuelve a la realidad, que me transporta a un mundo que no es el mío. 

Llego a mi destino, aunque sin entender como lo consigo, como alcanzo la meta. No soy yo misma y lo presiento. En mi piel no me conozco y tampoco me reconozco tras mirarme en el espejo. Me siento incómoda en mi propia piel, en mi alma. 

De pies descalzos y heridas brutales, dejo que el mar salado cure mis heridas, cicatrice mientras me pierdo en infinidad de deseos y aspiraciones. Ambiciones que no alcanzo, fantasías que no recuerdo, que creo que no están en mí y que se pierden en el horizonte del mar que me cura. 

Busco la luz de un faro, encontrar mi guía, el mapa que me enseñe mi camino. Sin embargo, tan solo resuenan cánticos enamoradizos, barcos que zarpan y olas chocando contra rocas que crean una fortaleza. Pienso en tercera persona, buscando mi plan de huida, una respuesta sólida. 

Encuentro un plan de escape torcido, un faro de bombilla rota, una llamada truncada y cánticos de desesperación. Llantos y lágrimas mientras nos despedimos del barco en el mar. No ves la esperanza, solo el desconcierto de no encontrar tu propia salida, de no sentirte tú misma. 

Estás perdida creyendo que una brújula dará todas las respuestas o que encontrarás tu rumbo y al final ceder el timón a un absurdo capitán. Sigo sin ser dueña de mi propio destino, de mis determinaciones. Sigo encontrándome en un mar de ambigüedades, un lugar lleno de recuerdos, de cartas y llamadas que no reconozco, que no me pertenecen. 

Ojalá pueda retomar el timón, seguir un mapa, encontrar el rumbo. Saber que mi piel es mía y que mis pasos los marco yo. Aferrarme a los pensamientos y las ilusiones que me lleven a mis nuevos objetivos.  

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...