miércoles, 25 de diciembre de 2013

Fin.

Normalmente, al acabar el año, todos nos tomamos cinco minutos para hacer las reflexiones típicas sobre como han sido y como nos han ido estos últimos 12 meses. Esperamos al 31, para así poder publicar nuestras reflexiones. Sin embargo ¿para qué esperar?

Este año ha sido uno diferente, demasiadas idas y venidas, demasiados altibajos y algún que otro problema. Pero no vale recordar todo lo malo, más que nada porque poco a poco lo estoy borrando de mi mente. Son recuerdos que mejor borrar, olvidar y no volver a sacar. 

Pensando en todo lo bueno que me ha traído este año, no tengo mucho que añadir. Quiero decir, todo lo bueno que me ha traído este año lo he ido sacando poco a poco. Y también lo he ido demostrando a lo largo de estos doce meses. 

He ampliado mis horizontes, y he conocido más aun a personas que he tenido y tengo a mi lado. He reído y llorado con ellas y se han convertido en un gran apoyo. He sabido apreciar y valorar su amistad y cada día que pasa las quiero más. Son tres chicas que están locas, pero que sin embargo a mí me hacen feliz. 

He tenido a mi lado a esa persona que ha estado a mi lado en todo momento y que a día de hoy sigue estándolo. No me queda mucho que decirle, pues ya le he escrito tanto que siempre me acabo repitiendo. Eso sí, siempre llego a la misma conclusión: que la quiero. 

He consolidado grandes amistades que están dispuestas a darlo todo aun cuando tú no les pides nada. Capaces de abrazarte, hacerte sonreír y escucharte sin juzgarte. 

He dejado de lado a aquellas personas que me hacían daño, y siempre gracias a estas personas que me quieren, me vuelven loca y me hacen feliz. 

El 2013 acaba, y empieza un año repleto de aventuras y más locuras por cometer, pero siempre al lado de los míos. Siempre al lado de esas personas de gran corazón. 

Os extraño demasiado a todos y a cada uno de vosotros.  

¡Alive!

She said, "Hey, it's alright
Does it make you feel alive?
Don't look back,
Live your life,
Even if it's only for tonight"
She said, "Hey, it's alright
If it makes you feel alive"
(Alive, One Direction)

Sentirte viva, feliz, contenta. Disfrutar de la vida, de tu familia, disfrutar del día a día. Ser feliz. 

Pensamos demasiado en las habladurías de los demás, en el que dirán. Y eso nos ha perjudicado. Eso nos hace vivir con miedo y remordimientos prohibiéndonos disfrutar de los pequeños placeres de la vida. 

Sé que es difícil dejar de las lenguas viperinas, las malas lenguas. No obstante, debes pararte y preguntarte: ¿quiero ser feliz? ¿quiero disfrutar, divertirme?

Si la respuesta es no, sigue tal y como estás. Si la respuesta es sí, olvídate de los demás. Piensa en ti misma y en aquello que te apasiona. Piensa en esa sonrisilla que se asoma cada vez que recuerdas esos pequeños momentos o bien cuando recuerdas a esa persona que te hace feliz. 

Si la respuesta es sí, no te escondas. Lucha, vive y disfruta. Salta, canta, baila, juega y ríe. Si algo o alguien te hace sentir viva ¿cuál es el problema? ¡No lo hay! Es tu vida y debes disfrutar. 

Vive tu vida hoy, mañana y siempre. Hazlo lo mejor que puedas. Hazlo con una sonrisa en los labios. ¡Carpe diem! Cada día como si fuera el último, como si no hubiera mañana. 

Olvídate de los problemas. Disfruta de los tuyos. De los amigos y la familia. Y cada momento feliz y lleno de vida que tengas guárdalos en tu baúl de los recuerdos, de ahí donde nadie los podrá sacar ni borrar. 

No mires atrás, no tengas remordimientos ni miedos. No merece la pena. Solo ríe, sonríe, ama, quiere, sé feliz. Piensa en ti. Vive por aquello y aquellos que te hacen sentirte viva, despierta, como si vivieras en una nube. 


  

miércoles, 18 de diciembre de 2013

A la atención de:

Ester Ordoñez Masip

¿Qué te dedique un post? ¡Ojalá fuera cosa tan fácil! Pero claro, la inspiración ha de llegar, he de organizar mis ideas parea expresar correctamente lo que quiero decir... No es tarea fácil. Sin embargo, aquí estamos. 

Nos conocimos hace un año, y poco a poco la amistad fue surgiendo. Y a estas alturas he de admitir que te tengo envidia. Eres una persona de gran vitalidad, alguien que siempre tiene una sonrisa de oreja a oreja y está dispuesta a alegrar a los suyos. 

Tú eres una persona con muchísima fuerza, un pelín loca, pero aun así eres una persona de enorme corazón. Escuchas a las personas, aconsejas, haces reír y sonreír a las personas. Y en mi caso particular, me subes la autoestima. Una sonrisa tuya es lo mejor para volar, para sonreír. 

El día de hoy ha sido uno de los mejores. Y la verdad saber que mi regalo te ha hecho sonreír como una niña pequeña (aunque no te guste que te llamen así) me ha hecho sonreír a mí. Y no solo eso sino que saber que has sido tú quien me ha regalado todo eso me hace sonreír aun más, tú me haces sonreír. 

Sí. Porque cada vez que los vea te recordaré a ti. Solo me queda decirte que te quiero y que gracias por estar ahí. Sigue estando igual de loca, que así es como te quiero yo.

domingo, 15 de diciembre de 2013

¡Valora!

A veces no valoramos lo suficiente a nuestra familia. No pasamos el tiempo suficiente con ellos, los dejamos olvidados, como si fueran aquellos libros viejos que leíste una vez y no volverás a leer. 

En los días malos, creemos que están en nuestra contra, que no nos apoyan lo suficiente e incluso que molestan. Pero ¿por qué? Es nuestra familia. Y ellos que tanto nos quieren nos apoyarán en todo momento, sea cual sea la locura que queramos cometer. 

Aun así, nos avisarán si lo que vamos a hacer es un error. Pero, tarde o temprano apoyarán nuestra decisión. Y si caemos, si tropezamos nos ayudarán a levantarnos, a seguir adelante, a luchar, a continuar. Estarán allí. 

Están allí. Nunca se han ido de tu lado. Te escuchan, te aconsejan. Te quieren. Nunca dejarán de quererte. Por eso, date un día para ti y para ellos. Demuéstrales que los quieres y que los valoras. Porque quizás, si no lo haces será demasiado tarde. 

Tu familia es parte importante de tu vida. Debes quererlos, apreciarlos y de vez en cuando sonreírles dándole las gracias y susurrando un simple te quiero. Créeme eso es lo que más valorarán. 
  

Últimamente...

Últimamente no nos vemos tanto como quisiéramos. Últimamente vivimos en nuestro propio mundo, estresadas, pensando en los exámenes y en los mil y un trabajos a entregar. Últimamente...

Creo que no te recuerdo suficientemente lo importante que eres para mí, ni lo mucho que te quiero. Lo que sí es obvio es que te necesito, que te extraño. Necesito verte, hablar contigo, escuchar tu voz y que me abraces. Y ahora más que nunca. 

Necesito que me calmes, que me digas que todo esto va a acabar y a pasar. Porque sí, sé que hay cuestiones que debo ignorar, hacer como si no existieran, pero aunque lo intento no es fácil. Por eso te necesito, para que me ayudes a continuar adelante. 

Últimamente dices que me olvido de ti. Pero te aseguro que no es así. Eres la última persona a la que escribo antes de irme a dormir, eres a quien día y noche le digo te quiero. Tú y solo tú. 

No pienses que te tengo olvidada, porque personas como tú no se pueden olvidar. Has marcado un antes y un después en mi vida. Y gracias a Dios, ahora vienen las "vacaciones" y podré tenerte a mi lado aunque solo sea un rato. 

TE QUIERO. 

viernes, 13 de diciembre de 2013

LÉELO.

Historias que se repiten una y otra vez. Historias que se leen y releen. Historias contadas y recontadas. Historias para repetir, pero también para olvidar. Sonrisas y lágrimas. Reescribir una historia, cambiar el final, el principio o quizás todo. 


Descubrimos nuevos caminos, vivimos nuevas aventuras y conocemos nuevas personas. Creamos amistades. Formamos un grupo. Sin embargo, un día algo se rompe, algo se quiebra, las cosas salen mal, algo se tuerce. ¿El qué?

Nos distanciamos, nos separamos, ya nada es como antes. Tampoco pienses que puede ser como antes. Traiciones, mentiras y falsedades, razones por las que ya nada será como antes. 

El daño está hecho y es irreparable. Ya nada se puede hacer. Lo hecho, echo está y no se puede volver al pasado. Créeme, a mí me gustaría volver al pasado pero no para evitar todo esto, sino para actuar de otra manera, para haberte dicho las cosas en su momento. Ahora, quizás es demasiado tarde. 

Yo nunca le hubiera dedicado un post a alguien que no me importara, no lo hubiera hecho. A ti te dediqué unos cuantos, intenté subirte los ánimos en todo momento, intenté hacerte sonreír. Y mira lo que recibí; dolor..

Me importabas. Al principio eras importante para mí, te quería. Teníamos una bonita amistad. Juntas nos reíamos y nos divertíamos. Vivimos grandes momentos... Pero nada de eso queda ahora. 

Las malas lenguas hablan, y a ti te dicen lo mala persona que soy yo, como te he traicionado, como te he engañado y mentido. Tú les crees. Es tu problema. Formaste parte de mi vida, en un pasado me importaste, ahora ya no. Eres alguien que tal y como entró en mi vida se fue. Rápido, sin ser visto, por la puerta de atrás. 

Tantas palabras dulces te dediqué, tantas sonrisas y abrazos. Pero cuando ese algo se quebró, se rompió dejé de sentir tus abrazos. No te los daba con el mismo cariño, ni con el mismo amor. Ya nada era igual, ya nada es igual. 

Dejé de confiar en ti y dejé de contarte mis secretos. No podía, no puedo. Ahora ya no confío en ti, ahora no me importas, ni puedo tenerte aprecio ni cariño. Tranquila, te sigo respetando. 

Hubo un día que yo necesitaba desahogarme, necesitaba explicarle a alguien como me sentía, alguien que tan solo me escuchara. No quería que fueran mis amigas, ellas ya aguantan demasiado. Y mira tu por donde, escogí alguien de tu confianza, alguien importante para ti. ¿Y sabes qué? 

Yo podría haberle hablado sobre todo lo que había pasado contigo, las cosas que sabía. Podría haberle explicado como me hiciste sentir, haberle explicado tus mentiras. Pero callé, no lo hice. Yo no iba a romper tu amistad con esa persona. Yo no soy así. No te nombré, no lo hice. ¿Y de qué me sirvió? De nada... 

Entonces pensé que podía utilizar mi blog, pero tampoco. También utilizaste mi vía de escape para hacerme daño. ¿Por qué? Es mi blog. Yo lo creé. Hace más de un año empecé con esta locura, con este blog. Yo soy la autora, y por ende yo decido los temas. 

Puedo utilizar mi blog a mi manera. Escribir sobre lo que a mi me apetezca, sea sobre ti o no. Si tú te das por aludida, es tu problema no el mío. Yo sé para quien escribo, tú no. Y en el caso de que se refiriera a ti ¿cuál es el problema? ¡Es mi vida! 

Léelos, lee este. Léelos todos. Me da igual. Ya nada puedo hacer. Voy a seguir así. Voy a seguir escribiendo sobre lo que me apetezca. Lee, lee y relee. Intenta reescribir esta historia. Ya nada puedes hacer.    

miércoles, 11 de diciembre de 2013

3 líneas.

Te piden un post de tres líneas y tú te esfuerzas por escribirlo. Sin embargo, tus esfuerzos por conseguirlo son en vano. Ya no queda nada por decir, ni nada por explicar, tan solo recordar lo muchísimo que os quiero. 


martes, 10 de diciembre de 2013

Desahogarse...

Somos muchos los que utilizamos el escribir para desahogarnos, muchos. Para nosotros, la escritura es una válvula de escape, una vía de escape, un medio para aislarnos. Escribir nos ayuda. Sí, nos ayuda a ordenar nuestras ideas, a pensar y reflexionar sobre lo escritor, a ver las cosas desde otro punto de vista. Escribir forma parte de nuestra de vida, de nosotros. 

Sin embargo, a veces, escribir no es tan fácil y sencillo... Quiero decir, al igual que no medimos nuestras palabras cuando hablamos, cuando escribimos tampoco. Y a veces las medimos demasiado. Nos callamos demasiadas cosas, las guardamos y a veces no entiendo por qué lo hago. 

Me gustaría poner los puntos sobre las íes, profundizar en según que cuestiones. Me encantaría poner nombres y apellidos, nombrar a todo aquél que está tras un post, tras unas líneas. Me encantaría y no lo hago. 

No nos equivoquemos, no es cobardía. Sencillamente, no es tan fácil expresarlo todo sin hacer daño a una, dos o tres personas. Hay veces que no quieres buscarte enfrentamientos, ni más problemas de los que ya tienes, así que es mejor callar. 

Pero claro, callar tiene sus consecuencias y no todas son buenas. Una de ellas es que no te puedes desahogar como quisieras, debes ir con tanto cuidado que al final no dices nada nuevo. Al final, tan solo consigues estar más frustrada que antes, mas agobiada. 

Lo peor es que haya personas que lo lean de den por aludidas. Otra de las cosas malas que tiene el no aclararlo todo. Y claro, el que se den por aludidos conlleva problemas. Mira tu por donde, prefieres no dar nombres, ni especificar y prefieres generalizar y aun así encuentras problemas. 

Yo, igual que muchas otras personas, escribo porque me gusta y me apasiona. Quizás hay días que lo que escribo es algo demasiado sencillo, triste o absurdo y otros en los que me desahogo sin pensar en las consecuencias. Pero siempre lo hago pensando en mí. 

He de dejar de pensar en las posibles personas que pueda dañar. Pero no por nada, sino por que ellas solas se están dañando, ellas solas malinterpretan el contenido de mis escritos. Además, si a la hora de hablar nadie piensa en lo que me pueda llegar a sentar mal a mí ¿por qué yo sí he de pensar en los demás? 

Es mi vida, mis decisiones y mis escritos. Yo escribo porque me apasiona. Escribo porque me ayuda. Forma parte de mí. Y este es mi blog. Puedo decir lo que a mi me apetezca siempre teniendo en cuenta a las personas que más me importan ¿pero los demás? 

Aquellos que no importan, que no aportan nada a mi vida, que tan solo buscan destruir el buen rollo que tengo con mis amistades, con mis verdaderas amistades se pueden ir por donde han venido. Pueden irse de paseo, no los tendré en cuenta. 

Yo decido si dedicarles unas líneas recordando los viejos tiempos o recordando los actuales donde no hacen nada más criticar. Se aburren, no tienen nada mejor que hacer. Además, envidian no poder formar parte de un buen grupo, un grupo de verdad. Les duele no poder tener alguien en quien confiar verdaderamente. 

Te tengo a ti, a quien conozco desde hace años, a quien me une una gran y bonita amistad. Y las tengo a ellas, las personas más locas que podía haber conocido en este mundo, en esta nueva etapa. Y a ellos (o él), amigos que me sacan sonrisas en todo momento y se preocupan de verdad por mí. Y lo mejor de todos y cada uno de ellos es que me aceptan tal y como soy y creen en mí. 

Y al final, quizás indirectamente, he conseguido desahogarme. Ahora bien, antes de darte por aludido pregunta. Porque quizás, si no me conoces bien-que es lo más seguro-, no sabrás de que va la historia. Y quizás no va contigo. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Tú tampoco.

Nunca lo hago, nunca te dedico unas líneas. Pero hoy lo haré. Sí, he  de hacerlo pero tan solo para que entiendas porque nunca -hasta hoy- te he dedicado unas cuantas palabras.
Pues bien, la verdad es que no merece la pena. Tú no mereces la pena. Eres alguien que no me ha aportado nada bueno a mi vida, ni tampoco nada malo. No he llegado a aprender nada de ti, ni de tu falsa amistad. N-A-D-A. Y te preguntarás el por qué.
Una vez, presumiste diciendo que me acogiste, que fuiste tú quien me ayudó a salir adelante, a dejar la vergüenza atrás. ¿Perdón? ¿Es que a caso soy un perro? Que yo sepa no. Sin embargo, yo también te presenté mis amistades, te dejé que me conocieras y a ellas también. Pero para ti yo fui una especie de proyecto, o de perro abandonado. No lo sé.
La cuestión es que nuestra amistad no cuajó. Y no por mi parte, sino por la tuya. Muchos besos, abrazos y te quiero, pero después me clavaste unas cuantas puñaladas traperas. Pero de eso prefiero no hablar, ni recordarlo. No merece la pena, tú tampoco.
Te dejé entrar en mi mundo, en mi vida. Y ahora me arrepiento. Quizás estés satisfecha de esto ¿verdad? Pues no deberías. Más que nada porque tú no sabes ni la mitad de lo que mis amigas, mis verdaderas amigas saben. No te he explicado nada que los demás no sepan. No lo merece, tú tampoco.
Te sonrío por educación. Las únicas capaces de sacarme sonrisas y carcajadas son ellas. Ellas, las que están a mi lado a ca paso que doy, haciéndome fuerte, feliz. Y la verdad no merece la pena comparte con ellas, tú tampoco mereces ser incluida en nuestro grupo, en nuestra amistad.
Te mueres de envidia, desearías este con nosotras. Pero no es posible. No merece la pena y ¿tú? Tú tampoco.

domingo, 8 de diciembre de 2013

A la realidad suspirando...

Suspiro. Solo me queda suspirar. Estoy cansada y exhausta. No puedo seguir así, ni tampoco con esto. Tan solo necesito un poco de tranquilidad, un poco de paz. Y sin embargo, solo me queda suspirar. 

Ya no salen lágrimas, no hay un largo llanto, ni enfados, ni tristezas. Tan solo hay suspiros. Suspiros por lo que tuve y he perdido. Suspiro por esos momentos vividos que ya no volverán. Suspiro, suspiro, suspiro. 

No puedo creer que todo acabe aquí, que todo acabe así. No sé lo que pasó, ni como pasó. Solo sé que eso tan bonito que teníamos, aquello por lo que luchábamos se perdió, y yo... yo me perdí con ello. 

¿Sonreír? ¿Fingir? ¿Hacer como si nada pasara? ¿Creer que todo está bien? ¿Mentir? ¿De qué vale todo esto? Prefiero suspirar. 

Desahogarme mediante suspiros, liberar mis pensamientos, mis dudas y problemas. Todo. Lo bueno y lo malo, todo. Aquello que me preocupa y me atormenta, todo. Utilizar tan solo mis suspiros. 

¿Palabras? ¡De qué valen! Ya no sirven. Puedo escribir, escribir y escribir... Puedo expresarlo todo mediante palabras, textos y escritos que de nada servirán. ¡De nada! No lo entenderías, no serías capaz de sentir lo que yo siento. 

Y lees esto. Lees y crees que con un abrazo todo acabará, finalizará. Pero no es así. Me abrazarás, sentiré tu perfume, tus manos frías acariciándome ¿y yo? Yo suspiraré. 

Todo lo callado lo lanzaré en un suspiro. Todo aquello que he guardado dejaré que se marche en un simple y mero suspiro. Un mero suspiro que hace que me derrumbe, que me debilite. 

El sentir tu abrazo, tus manos, tus fríos labios en mis mejillas, en mi cuello me provocan suspiros... Suspiros y lágrimas. Pequeñas gotas que dejan caer recuerdos, momentos, historias y secretos. 

Revivo todo aquello ¿Y tú? Tú me pides que no llore. No te gusta, te duele. Te importa. Te importo. Pero yo sigo en mi mundo, recordando, reviviendo. Quiero creer que todo acabará, que dejaré de suspirar. Pero no es así. 

Y quizás son tus labios, tus manos acariciándome, el sonido de tu voz o bien el hecho de que haya personas a nuestro alrededor lo que me devuelve a la realidad. Sin embargo, los suspiros no cesan. 

Jealousy!

Celos, celos y más celos. Esto es lo único que recibo de tu parte; celos. Todo aquello que hago, te molesta cuando tú no estás presente. No puedo reír, ni hablar con otra persona que no sea de tu círculo, no puedo hacerlo. Y si lo hago te invaden los celos, empiezas a pensar que no me importas, que los demás son más importantes y mejores que tú. ¿Enserio?
Basta. De verdad. No puedo aguantar tu actitud. No puede ser que cada movimiento deba estar condicionado a ti. Quiero reírme cuando me apetezca, salir con quien yo quiera, conocer sitios y que nada de eso te siente mal. Pero todo te sienta mal, todo. Y crees que te dejo de lado, que no cuento contigo para nada. Mentira. Porque siempre, sea bueno o malo, siempre acudo a ti.
Créeme cuando te diga que personas como tú quedan pocas. Créeme cuando te digo que como tú no hay nadie, que tus abrazos, besos y caricias son diferentes. Pero nunca me crees. Para que ¿no? Entonces empiezan los hechos dolorosos. Esos pequeños actos provocados por un estúpido enfado, por los malditos celos.
Celos. Celos innecesarios. Y veo tus actos. Eres capaz de ignorarme, borrarme de tu vida, sacarme y tirarme como quien tira la basura. Pero ¡eh! Yo estaré aquí en todo momento, cuando me necesites, cuando no tengas a nadie, cuando necesites un abrazo, un beso y escuchar un te quiero. Ahí estaré yo.
Sí, otra vez quedaré como una estúpida. Ora vez volveré a depender de lo que tú pienses. Otra vez empezarán los celos, los enfados y los actos dolorosos. Volveremos a estar como el principio. Volveré a sufrir. Me toman el pelo, me tomas el pelo. Abusas de mi confianza. Sabes como soy, me conoces. Sabes  perfectamente que volveré a caer, que te daré todas las oportunidades que hagan falta. A pesar del dolor, de la rabia, de los celos.
Celos, celos y más celos. Esto es lo único que recibo de tu parte; celos.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Sin sentido...

Ordenar mis ideas, mis pensamientos. Ordenar mis sentimientos, los tuyos, los de los demás. Entender esta situación, analizarla, buscar soluciones, respuestas. 

Acabar con esta situación que me supera, que me cansa, que me destroza. ¿Tan mala soy? ¿De verdad me merezco esto? ¿Tanto daño he hecho y el karma así me lo devuelve? 

A veces desearía ser de otra manera. Desearía ser otra persona. Quizás alguien más valiente, más borde, con más carácter, mas inteligente y menos estúpida. Porque sí, aquí estoy yo. 

Aquí está la tonta de turno a la que se le puede tomar el pelo, mentir o herir que nada pasa. Aquí está esa persona que ayuda, escucha e incluso aconseja para que después le mientan, utilicen. Estás cosas pasan ¿no?

Y yo necesito un medio para desahogarme, pero ni siquiera escribir sirve. Pero no me malinterpretéis. Hay quien lee y relee aquello que escribo y se da por aludido, se siente herido. Y quizás no es para ellos, yo sé para quien escribo y para quien no. 

Y no hablo, solo escribo. Callo. No me rebelo, no explico lo que siento. Soy así, va con mi personalidad. Personalidad que a veces desearía cambiar. Sí. Tener menos paciencia y callar menos. Dejar de quedar como la estúpida de turno. 

Pocas personas son capaces de apreciar mi amistad, pocas personas son capaces de hacerme reír en los peores momentos, cuando todo va mal. Pocas personas son capaces de escucharme y aguantarme. 

Sin embargo, hay veces que de nada sirve. Todo eso desaparece cuando tú ya no tienes ganas de continuar, cuando no quieres seguir pensando, ni organizando tus ideas. 

Solo piensas en desaparecer aunque solo sea por unas horas. Tan solo piensas en esconderte donde nadie te encuentre, en algún sitio donde no tengas que pensar en los demás, ni siquiera en ti. 

Mis sentimientos están muy claros. Soy feliz a mi manera, con mis más y mis menos, pero feliz. Pero a veces la felicidad se esfuma cuando aparecen problemas. 

Sonríes pero no sabes que es lo que está bien y que es lo que está mal. Sonríes porque ya estás cansada de dar explicaciones. Sonríes. 

Siento ser como soy. Siento ser esta persona infantiloide, que se comporta como una cría. Siento ser una persona que se calla las cosas, que tan solo lo hace porque no quiero problemas, y sin embargo los encuentro. Lo siento. 

¿Tan estúpida soy? 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

¡HAKUNA MATATA!


Hakuna Matata 
Una forma de ser 
Hakuna Matata 
Nada que temer 

Sin preocuparse 
Es como hay que vivir 
A vivir así 
Yo aquí aprendí 
Hakuna Matata 
(El Rey León)

Sin problemas ni complicaciones. Vivir nuestras vidas sin pensar en los demás. Por una vez ser egoístas pensando en aquello que nos favorece a nosotros, que nos hace felices a nosotros. 

A veces creo que de tan buenos que somos nos toman por tontos, por personas demasiado buenas que nunca dirán que no a nada ni nadie. ¡Pues se acabó! 

Nos toca vivir, ser felices, disfrutar de nuestra vida, y no pensar en el qué dirán. Sé que hay veces que es difícil. Nos han hecho daño, lo estamos pasando mal. Sin embargo hay que sonreír. 

Mira a tu alrededor, al lado tuyo siguen habiendo personas que se preocupan por ti, a las que les importas, personas que están dispuestas a hacer lo que sea para verte sonreír. Créeme, las hay... No estás solo. 

Por eso, porque no estás solo, debes sonreír, mirar al frente, vivir tu vida, disfrutarla. Somos demasiados jóvenes y no vale la pena estar amargándose por según que cosas. Debes olvidarte de los problemas, tomártelos con humor y seguir sonriendo. 

Así que di hakuna matata y vive tu vida. Conoce mundo, personas. Descubre todo aquello que te apetezca y no tengas miedo. No hagas caso a las habladurías. 

Tú sabes como eres, quien eres y eso es lo importante. Así que pueden decir lo que quieran, pueden juzgarte que de nada va a valer. Los que te conocemos estaremos a tu lado, ahora y siempre. En todo momento para hacerte sonreír. 

Para recordarte: hakuna matata.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Ell@s.

Momentos divertidos y únicos se viven con muy pocas personas. Momentos donde se pierde la noción del tiempo y disfrutas de la buena compañía de tus amigos, de esas personas que te importas y quieres. 

Un café, una charla amena y locas amigas y amigos con los que disfrutar. Risas y más risas reinan en la mesa. Personas distintas, personas de diferentes mundos, de diferentes lugares que se unen. Nos unimos, formamos nuestra bonita amistad y aquí estamos como cada tarde compartiendo momentos inolvidables. 

No pensamos en nada ni en nadie. Tan solo pensamos en pasar un buen rato, pensamos en olvidarnos de los problemas, de los malos rollos. Pensamos en sonreír, en preocuparnos por aquellos que están presentes en la mesa. Pensamos en ellos y en nosotros. Pero no en aquellos que no están ahí, que ni siquiera quieren formar parte de esa amistad, de ese grupo que poco a poco se ha ido uniendo. 

Tenemos nuestros defectos, nuestras virtudes, nuestros más y nuestros menos y sí también cometemos errores. Sin embargo, lo bueno de las verdaderas amistades es que son capaces de aceptarnos tal y como somos. Y no solo eso, sino que no nos juzgan ni nos critican. Todo lo contrario. Las verdaderas amistades están ahí para lo bueno y para lo malo, para escucharte y apoyarte y como no, para darte su mejor consejo y decirte siempre la verdad... Algo que no todo el mundo hace. 

Sólo aquellos que son capaces de compartir horas y horas de risas contigo, que son capaces de olvidarse del tiempo contigo, sólo ellos son capaces de decirte la verdad. Aunque duela. Además, con ellos no hace falta fingir, puedes mostrarte tal y como eres. Ya lo dicen: la confianza da asco. 

¡Pero aun hay más! Da igual que la confianza dé asco, son tus amigos. Y ellos sabrán cuando estás mal sin necesidad de que se lo digas y te abrazarán si así lo creen conveniente, y te recordarán porque les importas. Sencillamente, estarán ahí. 

Ahora bien, si no saben reconocer cuando estás bien o mal, si no se han dignado a conocerte bien, a escucharte y apoyarte no son verdaderas amistades. Ni verdaderas ni amistades. No son nada. Simples conocidos que de la misma forma que entraron en tu vida se irán. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Confundiendo sentimientos...

Me llamas falsa e hipócrita. Me tachas de mentirosa e incluso de loca. Dices ser mi amiga, pero aquí estoy... Aquí estoy dedicándote un par de líneas para aclarar mis ideas, o mejor, aclarar las tuyas. 

Confundes las cosas y las situaciones. Te crees todo aquello que te dicen, sin embargo en mí no confías. No confías y no te atreves a preguntarme qué es lo que está pasando exactamente. No eres capaz. 

Juzgas a las personas sin preguntar, sin saber, tan solo teniendo en cuenta lo que los demás te dicen. Y conmigo haces exactamente lo mismo. No eres capaz de conocer a las personas y tan solo te quedas con la información que otros te dan. 

Ves cosas donde no las hay. Crees que todo gira entorno a ti y que todos estamos en tu contra. Crees que te odiamos y que solo queremos arruinar tu felicidad. Piensas que te estamos haciendo daño, que te vamos a hacer daño... Lo siento, pero yo no soy tu enemiga. 

Te recuerdo, que fui yo quien en un momento dado te escuchó. Fui yo quien te dio consejo, quien intentó ayudarte, quien fue capaz de arriesgar una amistad para ayudarte. Pero claro, a ti eso que más te da. A ti eso no te importa y seguro que ni siquiera lo sabías. 

Confundes todo. Confundes mis sentimientos. Quiero decir, piensas que mi amistad va mucho más allá, que hay algo más. Pero créeme, no es así. No lo es. Lo confundes todo y tan solo consigues hacerte daño a ti misma. 

Bueno, a ti misma y a los demás. Y en este caso a personas que verdaderamente me importan. Haces daño y mucho. Lo que tú has dicho de mí no me duele, no del todo. Verdaderamente no me conoces. Yo sé cuales son mis sentimientos y créeme yo no estoy para nada confundida. Dí lo que quieras, no me afecta, no me duele. 

Sin embargo, he tenido que escucharte. ¿Para qué? Para que después hagas daño. Pues nada querida amiga con la que tanto he compartido, sigue por ese camino, sigue así y verás como poco a poco pierdes a todo aquél que te escuchó y apoyó. A mí por ejemplo. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Bravo! ¡Viva! ¡Un aplauso!

HIPOCRESÍA: fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se sienten o se experimentan. 
(RAE)

¡Viva la hipocresía! Esto es lo único que me queda por decir. Y es que es la verdad. Sí señor, es así. Es tal y como lo digo. Es la pura verdad, es tal y como lo veo. 

En mayor o menor medida, a lo largo de nuestra vida nos encontramos personas falsas, mentirosas, aquellas que fingen sentir algo y que en realidad es todo lo contrario. Son capaces de sonreírte, son capaces de hacerse pasar por tus mejores amigos y después resultan que te están apuñalando por detrás. 

No será la primera ni la última vez que nos encontraremos en una situación similar. Ahora bien, hay personas que te sorprenden, que me sorprenden y esta vez para mal. Y es que no me lo esperaba. 

Resulta que llevas todo tiempo fingiendo, sonriéndome, ayudándome, de la misma manera que yo te ayudaba. Llevas todo este tiempo fingiendo ser alguien que no eres. Llevas todo este tiempo demostrando unos sentimientos contrarios a los que verdaderamente experimentas. 

¿Por qué fingir? ¿Qué se gana actuando, sintiendo falsedades? ¿Qué se gana jugando a ser quién no eres? ¿Por qué? ¿Qué ganas? No lo sé... 

Lo que sí tengo claro es que yo no voy a cambiar por ti, ni por ti ni por nadie. Tengo claro que en este mundo falsos hay a patadas, así que por ti no me preocupo. Tú eres uno más en el montón. Haz con tu vida lo que quieras, que yo voy a seguir viviendo la mía. 

Concluyendo, falsos hay muchos, no eres el único. Créeme que me da igual lo que hagas, no me importas en absoluto. Así pues, un aplauso a todos los hipócritas. Y como siempre digo:

El tiempo pone a cada uno en su lugar, y tú tendrás el tuyo. 

martes, 26 de noviembre de 2013

Da igual...

Respeto: Miramiento, consideración, deferencia.
(RAE)

Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. 

Pues bien, da igual las veces que repitas esta maldita palabra que hay personas que siguen sin saber lo que es. Pues sí, da exactamente igual cuanta veces lo repitas, da igual que busques mil sinónimos, hay gente que seguirá faltando el respeto. 

¿Tan difícil es respetar? ¿De verdad hay que pedirlo? ¿Tanto cuesta que uno por si solo se dé cuenta que ha de respetar? ¿De verdad hace falta decir por qué respetar y qué/quién respetar? Pues sí, parece mentira pero sí. Sí a todo. 

Hay que respetar a las personas. Sean altas, bajas, demasiado delgados o no tan delgados. Hay que respetarlas sea cual sea su orientación sexual o su religión. Hay que tener un poco de educación y un poco de respeto por las personas porque en el fondo todos somos iguales. Y esto es otra de las cosas que las personas olvidan. 

También, hay que respetar los gustos y hobbies de las personas. Sí es verdad, he dicho que somos iguales pero no en todos los aspectos. Quizás a mi me gusta el pop, a ti el heavy metal y a él le gusta el R&B. Pues bien ¿cuál es el problema? Yo no lo veo. 

Y ahora saldrá alguien de debajo de las piedras diciendo: ¡Eh! Pero si tú vas por ahí faltando el respeto. Lo siento, pero eso no es así. No confundas faltar el respeto con las bromas internas entre amigos. Y remarco lo de amigos por si no queda claro, ya que a veces pasa que no queda claro. 

Somos amigos, y nuestras bromas son desde el respeto. Pero hay personas que no conocen los límites y no saben distinguir entre una buena broma y el herir los sentimientos de las personas.

Entonces nos salen varias dudas que yo misma me intento contestar... ¿Qué hago cuando me han hecho una "broma" que ha acabado en falta de respeto? Al menos para mí, creo que de nada sirve que le digas que esa "bromita" poca gracia te ha hecho. Da igual, hay gente con la que no se puede razonar. ¿Ignorar? Quizás sea lo mejor. Pero tampoco le regales una sonrisa. 

Otra pregunta que me hago es: si sabes que has faltado el respeto ¿qué hacer? La pregunta tiene una sencilla respuesta en la cual todos estaremos de acuerdo... ¡Pide perdón! 

De vez en cuando, si sabes que te has equivocado, no está de más pedir perdón. No es algo que de miedo y nadie te va a matar por pedir perdón. Todo lo contrario, quizás hasta te aplaudan. Pero en fin, hay gente que se niega a pedir perdón y cree que si deja pasar el tiempo las cosas se normalizarán. Pues no, señores y señoras, si te has equivocado admite tu error. 

¿He llegado a alguna conclusión? ¡Sí! Y es la siguiente:

Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. Respeto. 

Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. Perdón. 

Da igual cuantas veces escriba estas palabras o cuantas veces las pronuncie. De verdad, da igual. Siempre habrá personas que seguirán sin entender su concepto.  

     

miércoles, 20 de noviembre de 2013

De vez en cuando...

De vez en cuando, tener un detalle con aquellos que te importan no está de más. 


Tener un pequeño detalle, por más que pienses que es una tontería, siempre es de buen grato para aquellas personas que te quieren, te valoran y a las cuales les importas. 

No está de más pensar en aquellos que te rodean. No hacen falta regalos caros ni extravagantes. No señor. No se pide eso, yo no pido eso. Nunca se pide eso, ni siquiera se piden los pequeños detalles. Esos deben salir de ti. 

Un pequeño recordatorio de porque te importo, de porque me necesitas a tu lado y de porque me quieres. Un vídeo, una foto, un pequeño mensaje, una carta, tres líneas recordando nuestros momentos. Una canción, una frase que lo dice todo y a la vez no dice nada. Pequeños detalles. 

De vez en cuando no está de más estar por esa persona que te importa, demostrarle lo que vale. Puedes hacer feliz a una persona con muy poco. Y quizás una sonrisa es el mejor de los regalos, aunque tú creas que no, lo es. 

De vez en cuando no cuesta nada demostrar cuanto se quiere a una persona. Y las palabras a veces sobran, y son los hechos los que cuentan. Y los hechos son los que te hacen ganar más confianza. Y son los hechos los capaces de provocar sonrisas, mil sonrisas. 

Tú puedes hacerlo. Pequeños detalles que alegren el día a día de tus más allegados. De vez en cuando no está de más. 

Dormir y llorar.

Las lágrimas brotan, caen, no paran. Las lágrimas salen, tocan el suelo y nunca cesan. ¿Por qué? ¿Qué he hecho? ¿Acaso lo merezco?

No llores, no te derrumbes, no caigas. Sé fuerte, no débil. Te lo repiten, me lo repiten una y otra vez. Y yo lo intento, y lo vuelvo a intentar. Nada. Da igual. Vuelvo a caer. Me canso de intentar. No quiero tirar la toalla, ni desfallecer. Sin embargo, yo no puedo más. 

Cansa mucho, me canso mucho Y ya, ni los abrazos, ni los besos, ni el apoyo incondicional de los que están a tu lado sirve. Nada. Por un día solo quieres dejar de luchar. Dejarlo y llorar. 

Sí, lo sé. Llorar no sirve de nada. Pero por un día lo necesito. Esconderme bajo capas y capas de mantas, esconderme y llorar. Eso es lo que de vez en cuando necesito. Llorar. 

Y miro alrededor, busco a alguien. Pero no sé a quien. No busco a nadie en concreto. Estoy confusa, hecha un lío. Pido ayuda, la busco, nadie sabe que hacer. Yo tampoco. 

Salgo, corro, huyo, llueve. La lluvia me empapa. Mis lágrimas se confunden con la lluvia. Ya no las reconozco, ya no me reconozco. No sé lo que hago. No lo sé...

Busco mi camino y tampoco lo encuentro. Sigo corriendo. Él va detrás mío. Me abraza, me susurra dulces palabras al oído. Y sin embargo yo estoy paralizada. Nada sirve. 

Me cuida. Él me protege. Él me mima. Lo hace. Quiere ayudarme, no hay solución. Seguir adelante es la opción. Y él no entiende que no puedo. Aquí sigo, estancada. Solo me queda dormirme. 

Dormir en su regazo, inhalar su olor. Dormirme a su lado. Llenarlo de lágrimas que se derraman por su cuerpo desnudo. Veo su dolor, pero él ya no ve el mío. 

Mi dolor está escondido. Escondido bajo capas de mantas, de sonrisas falsas. Duermo y lloro. Eso es lo que me queda; dormir y llorar. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

No lo aplico.

Levantarte. Cuando has caído, tienes que levantarte, seguir adelante. Debes mostrar tu mejor sonrisa al mundo demostrándole así que eres fuerte. Lo digo mil veces y yo nunca lo aplico. 

Lloro de la rabia, de la impotencia que me da esto. Quisiera contarte todo lo que pasa por mi mente en este momento. Quisiera ser capaz de poner los puntos sobre las íes, dejarlo todo claro y que vieras que es lo que sucede verdaderamente. Pero no puedo, no hay manera de hacerlo. 

No quiero hacerte daño, ni que terceras personas salgan perjudicadas, ni que salgas tú decepcionado. Yo solo busco lo mejor para ti. Sólo quiero verte sonreír, verte feliz. Por eso, yo lloro mientras a lo lejos te veo reír. Me callo muchas cosas, las guardo en mi interior, en un cajón del que nunca saldrán. Me encanta verte feliz. Me encanta verte sonreír, aunque yo no cause esa felicidad. 

Sé que si te explicara todo aquello que he ido guardando, te dolería. Lo sé. Y a la vez, tengo miedo a que no me creas, a que me olvides y me odies. Sin embargo, necesito contártelo. 

Es la única forma que tengo de salir adelante, contándotelo. La única. Si te explico lo que verdaderamente pasa, podré seguir avanzando, creciendo como persona, conociendo mundo. Por una vez, quiero ser yo quien ría, quien se coma el mundo. Y eso no pasa... Y todo por callar. 

Sólo puedo decirte que eres muy importante para mí. En el mundo, muy pocas personas son como tú. Así pues, sigue sonriendo. Pero recuerda algo muy importante:

No es oro todo lo que reluce... 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¡Te pillé!

Nadie es quien dice ser ni quien aparenta ser. Hay personas que siempre se han mostrado sinceras, claras y transparentes y otras que han jugado al juego de la hipocresía. Hay personas que han fingido y han tardado en mostrar su verdadera personalidad. Hay personas de todo tipo. Las hay. 

Centrándome en ti, te tendí la mano cuando me necesitaste, te ayudé cuando no eras capaz de pedirlo, te aconsejé, apoyé y escuche. Estuve en todo momento presente, estuve para ti. Lo estuve, en todo momento. Cuando todo el mundo desapareció y no quiso saber nada de ti, yo estuve ahí. Me daba igual la hora, el día, lo que tuviera que hacer, yo estaba ahí. Traicionaste mi confianza. 

Confié, confié y confié. Lo hice, mientras había gente que desconfiaba de ti. Y así me lo pagas... Sé la verdad, no hace falta que finjas. No hace falta que me digas que me quieres, ni que me abraces ni me beses, no hace falta. Te descubrí. Descubrí tus mentiras y tu falta de sinceridad. Lo hice. Jugaste a un juego muy sucio. Lo hiciste. 

Mentiste. Mentiste a personas que yo consideraba importantes. ¿Celos? ¿Envidia? Te faltó valor para venir y decirme que te sentías sola, que las cosas habían cambiado. Le llenaste la cabeza de pajaritos a nuestros amigos. 

Sabes, cuando me enteré de lo que habías hecho me dio rabia, coraje y dolió, dolió mucho. Creo que malinterpretaste todo aquello que yo he ido expresando aquí, en mi blog. Sin embargo, te adueñaste de mis palabras, las hiciste tuyas y las tergiversaste. Hablaste, hablaste y hablaste... Y siempre de forma errónea. 

Y yo, durante todo este tiempo me he preguntado el por qué. Quería saber que te había hecho. ¿Celos? ¿Envidia? ¿Tú? ¿Por qué? Otras personas quizás sí, pero tú no. No lo entendí, no lo entiendo. 

Me acerqué a personas que a ti no te hacían mucha gracia y eso te dolió. Pero es mi vida, yo tomo mis decisiones. En este mundo no sólo vas a estar tú. Tengo derecho a conocer a otras personas, igual que tú lo haces. Sin embargo, siempre te dejé claro que contarías conmigo. 

Pero ahora no. No, ni lo sueñes. Poco a poco, he ido descubriendo cada una de tus mentiras. Lo que me has hecho y lo que no has sido capaz de hacer por mí. Porque tuviste detalles que dolieron y créeme de esos también me enteré. Entonces, ¿como puedo confiar en ti? Hoy por hoy se me hace imposible. 

Además, tampoco has sido capaz de dar la cara. Te has escondido detrás de personas que, aun siendo como son, se han enfrentado a la verdad. Pero tranquila, aun estás a tiempo de enfrentarte a la verdad, de enfrentarme. Tú bien sabes donde encontrarme. Llámame, búscame, háblame. Hazlo. Puedes venir, hablar y corroborar todo lo que yo ya sé o bien negarlo. Pero créeme, volveré a enterarme de la verdad y sabré si mientes.   

   

lunes, 11 de noviembre de 2013

Smiling!

¡Sonreír, sonreír, sonreír!

Lema para el día a día. Una frase, tres palabras (o más bien una) que debemos tener presente en nuestro día a día. Y yo lo hago (o al menos lo intento). 

Sí, cada mañana cuando me levanto me repito una y otra vez. Esto es lo que debemos hacer siempre; sonreír. A pesar de las adversidades, de la tormenta, de los malos momentos, hay que sonreír. Sonreírle al mundo, a nuestros seres queridos, a nuestros amigos... ¡Siempre!

Y debes tener motivos para sonreír. Yo los tengo. Me considero una persona afortunada por tener a mi lado personas que hacen mi día más llevadero, personas que me apoyan, me escuchan, me ayudan y me hacen sonreír en todo momento. 

Con ellas puedo ser totalmente sincera, reírme a carcajada limpia sin miedo al que dirán, demostrarnos mutuamente que nos queremos a nuestra manera, sin miedo al que dirán. Juntas. 

He encontrado a personas con las que reír y llorar y eso, quieras o no, es algo muy bonito. Cada vez que veo una publicación de alguna de esas personas tan importantes para mí, no paro de sonreír. 

Juntas somos nosotras mismas, sin miedo al que dirán, sin miedo a nada ni nadie, sin miedo a sonreír. 

Por eso, sonríe cuando estés al lado de alguien a quien quieres, sonríe. Esa persona quiere verte feliz y quiere ser feliz contigo. No descuides a esas personas. Y sigue sonriendo. 

 

jueves, 7 de noviembre de 2013

7/11/1994.

Un 7 de Noviembre de 1994 nació una dulce niña. Esa pequeña niña fue creciendo y creciendo y creciendo, hasta convertirse en lo que es hoy. Ella, hoy ya es una princesa, una niña de ojos bonitos y gran sonrisa que tiene ganas de comerse el mundo cada día que pasa. Esa niña eres tú. 

Sí, tú. Mi amiga, hermana, confidente. Tú, mi amor y mi princesa. Tú la persona que hoy cumple 19 años, que hoy se hace más grande, más fuerte y más valiente. Hoy es tú día princesa y como no, aquí estoy yo dedicándote otro post más. 

Cumples 19 años y me siento una privilegiada por poder celebrarlos contigo, a tu lado, sonriendo y siendo feliz. Hoy cumples 19 años y hay algo que a lo largo de todo este tiempo no ha cambiado, sigue siendo igual y es que te quiero. 

Puedo gritar a los cuatro vientos que tengo a mi lado a una gran persona, como tú en el mundo hay pocas. Alegras a tus más cercanos con tu sonrisa, con tu risa, con tus bromas. Me siento muy orgullosa de ser tu amiga y por supuesto me siento muy orgullosa de ti. 

Sí. Le has demostrado al mundo que tú vales mucho, que tú te puedes comer el mundo siempre que quieras, día tras día. Te has levantado cuando hubo quien pensó que no, has seguido adelante a pesar de todo y siempre con una sonrisa en la boca. Eres un ejemplo a seguir. 

Lo eres todo para mí. Te quiero. Disfruta del día de hoy, disfruta de mi pequeño regalo. 

martes, 5 de noviembre de 2013

AUTOESTIMA.

Maldita autoestima. Cada vez va a peor. Lo sé, siempre se repite la misma historia, cada día es lo mismo, el mismo cuento, rutinoso, horroroso. 

Decido callar, no hablarlo. Quizás mis allegados ya están cansados de escucharme, de oírme repetir siempre lo mismo. Pero lo siento, soy así. Soy una persona insegura, a la que le falta confianza en si misma y a quien hay que según que cosas que le afectan demasiado. 

Y de eso la gente se aprovecha. Son capaces de decirte que te quieren y en cuanto te das la vuelta ya te están criticando. Abrazarte y sonreírte como si nada pasara, y después ponerte en contra de los demás. Hay personas así.

Lo peor de todo es que estas personas no saben nada de tu vida, no tienen ni idea por lo que has pasado y hacen todo aquello que te recuerda a tu pasado. Hacen todo aquello que has intentado olvidar, borrar y no recordar. Sin embargo, allí están aquellos que no te permiten olvidar.

Son personas  que tienen detalles contigo y con los demás totalmente diferentes y eso provoca que tu confianza en ti misma se vaya desmoronando. Eso sí, ellos no saben el daño que te están haciendo, ellos no lo ven. Tan solo se preocupan por si mismos. Son personas que se creen el ombligo del mundo, el centro del universo. Ellos, ellos y siempre ellos. 

¿Y yo? Yo quedo en la nada, como siempre. Pensar que tienes a alguien en quien apoyarte y que todo se desmorone, se desvanezca. Yo no soy así. Ante todo respeto, eso suelen decir. Y soy tan tonta que al hablar de mis problemas, callo según que detalles, los omito, me los guardo para mí. No rompo amistades, no destrozo la confianza en uno mismo de otros... Y por supuesto no tiro por la borda la autoestima de los demás. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Canciones.

Hay canciones que las puedes escuchar una y otra vez que no te cansas. Canciones que te siguen poniendo la piel de gallina cada vez que las escuchas. Canciones que te provocan mil sentimientos y que son capaces de hacerte soltar alguna que otra lagrimilla. Canciones que te provocan recordar. 

Pues bien, cierro los ojos y recuerdo. Las canciones vienen a mi mente. Aquellos estribillos perfectos que han descrito a la exactitud mis sentimientos, mis dudas y mis miedos. Las letras de canciones antiguas pero que con tanto sentimiento se han cantado y que obviamente han transmitido tanto. 

Pequeñas frases que me han hecho pensar, reflexionar. Frases que me han marcado y se han convertido en mi lema. Canciones capaces de subirme el ánimo cuando lo he necesitado, y otras tantas que me han llevado a otro mundo, al mio propio. 

Y sin embargo, siempre habrá una canción por encima de todas. Una canción que nos haga soñar, que nos haga pensar en nosotros mismos, en nuestro pasado y nuestro presente. Esa letra que tanto nos dice y que tanto nos enseña. Esa canción que somos capaces de poner una y otra vez y no aburrirnos. 

Todos tenemos una canción.Yo tengo la mía. Y pienso en ella, y pienso en ti. Pienso en los recuerdos que esa canción me provocan. En los momentos que he vivido gracias a esa canción.

Todo lo malo se va, me sumerjo en mi mundo y no pienso en nada, sólo en ti. Que grandes momentos hemos vivido y que ya no están. Lo nuestro ya no está. 

A veces, escucho canciones para no pensar, para olvidar. Las escucho para huir, escapar y esconderme. Las escucho para escapar de la realidad y del dolor que me causa. Tan solo escucho canciones. 


Te lo pido por favor. ¿No lo ves?

No haces más que recordarme lo mal que lo he hecho. No paras de recordarme los errores que he cometido, como te he defraudado y decepcionado. No paras de repetirme que estás dolido, que me equivoqué y bastante. No paras. 

¿Y no me ves? Lo estoy pasando mal. No sé como lo haces, pero tienes la capacidad de recordármelo en el peor momento de todos. Sé que no lo haces a propósito, sin embargo lo haces. 

Entiendo que estés dolido, entiendo que veas que he hecho mal al ocultarte algo, al callar, lo entiendo. ¿Pero es necesario qué me lo recuerdes todos los días? He pedido perdón de todas las maneras posibles, lo he hecho. He reconocido mi error de todas las maneras posibles, pero tú no perdonas o al menos no dejas de recordarlo. Sé que es difícil olvidar, tampoco te pido eso. 

¿Pero no lo ves? ¡Por favor! Estoy hecha polvo. No puedo más. Cada palabra que me dices, que me envías me atraviesa el corazón. Me duelen. ¿Es eso lo que querías conseguir? ¿Es eso lo que quieres conseguir? ¿Quieres que yo me vea en tu misma posición? Lo estás consiguiendo. 

Y a la vez, tiras por tierra mi autoestima. Sí como lo lees. Cada vez que me recuerdas tu enfado, tu dolor, yo sólo puedo agachar la cabeza, suspirar y decir lo sé, lo entiendo. Callo, guardo mis sentimientos y mi propio dolor. Pero cada vez me hundo más, cada vez que me lo recuerdas me haces sentir la peor persona del mundo. Siento como si nunca hubiera sido una buena amiga, alguien en quien confiar, en quien apoyarse. Pero, yo no soy así. Y sin embargo lo creo. 

No quiero echarte la culpa de todo a ti. Sé que yo tengo gran parte de la culpa. Si no me hubiera equivocado... ¡Pero lo he hecho! Lo siento, lo siento, lo siento. No sé que más hacer. Cada noche antes de acostarme dudo en si decirte buenas noches, dudo porque tengo miedo a tu respuesta. No quiero irme a dormir con lágrimas en los ojos, no quiero. Pero tú lo consigues. de una forma u otra lo acabas consiguiendo. 

Consigues que llore, que vaya cabizbaja por todos los lados y llorando. Consigues que sólo tenga ganas de esconderme o bien de irme bien lejos donde nadie me conozca. Lo consigues. Pero sé que yo tengo la culpa. Me lo tengo merecido ¿no? Quieres darme a probar de mi propia medicina. Lo entiendo. 

Tú eres alguien muy importante para mí y yo sé que yo también te importo. Sin embargo, hoy por hoy rechazas mis abrazos, me niegas una sonrisa y por supuesto no hablemos de los te quiero. Estas son cosas que ya no me recuerdas, y no porque no merezcan la pena, sino porque yo no lo merezco. No por ahora. A veces incluso me niegas el saludo, o los buenos días. Me niegas esos pequeños detalles que siempre habíamos tenido. 

Y yo, estúpida de mí, sigo detrás tuyo. Sigo intentando recuperarte, sigo pidiéndote perdón aunque de nada sirva ya. Y a la vez, intento seguir adelante. Pero cuando por fin consiguen sacarme una sonrisa, ahí estás tú para estropearlo todo. Ahí estás, para recordarme que por ahora no merezco tu perdón ni ser feliz. 

¿No lo ves? No, claro que no lo ves. No ves el dolor que todo esto me causa a mí, eres ajeno a él. Intento pensar que pararás, que dejarás este estúpido juego, pero no lo haces. Y ahí sigo yo, cayendo, cayendo... 

No sé que hacer más. Te pido que pares, te pido que dejes ya el maldito enfado, al menos para otro momento. No puede ser que me lo estés recordando a cada instante, justo cuando más te necesito, justo cuando más necesito que estés a mi lado. ¡Escúchame! ¡Hazlo! 

Por una vez, mírame a la cara y mira como me siento, lo destrozada que estoy. No puedo más con esta situación, con todo lo que está sucediendo. Quiero contarte lo que me pasa, pero no hay manera. Cada vez que lo intento tú solo te remites a mi error. Mira como me voy hundiendo, como voy a peor. Ayúdame. Pero no lo harás. No eres capaz, sigues dolido. Yo sí soy capaz de verlo. 

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...