lunes, 2 de diciembre de 2013

Ell@s.

Momentos divertidos y únicos se viven con muy pocas personas. Momentos donde se pierde la noción del tiempo y disfrutas de la buena compañía de tus amigos, de esas personas que te importas y quieres. 

Un café, una charla amena y locas amigas y amigos con los que disfrutar. Risas y más risas reinan en la mesa. Personas distintas, personas de diferentes mundos, de diferentes lugares que se unen. Nos unimos, formamos nuestra bonita amistad y aquí estamos como cada tarde compartiendo momentos inolvidables. 

No pensamos en nada ni en nadie. Tan solo pensamos en pasar un buen rato, pensamos en olvidarnos de los problemas, de los malos rollos. Pensamos en sonreír, en preocuparnos por aquellos que están presentes en la mesa. Pensamos en ellos y en nosotros. Pero no en aquellos que no están ahí, que ni siquiera quieren formar parte de esa amistad, de ese grupo que poco a poco se ha ido uniendo. 

Tenemos nuestros defectos, nuestras virtudes, nuestros más y nuestros menos y sí también cometemos errores. Sin embargo, lo bueno de las verdaderas amistades es que son capaces de aceptarnos tal y como somos. Y no solo eso, sino que no nos juzgan ni nos critican. Todo lo contrario. Las verdaderas amistades están ahí para lo bueno y para lo malo, para escucharte y apoyarte y como no, para darte su mejor consejo y decirte siempre la verdad... Algo que no todo el mundo hace. 

Sólo aquellos que son capaces de compartir horas y horas de risas contigo, que son capaces de olvidarse del tiempo contigo, sólo ellos son capaces de decirte la verdad. Aunque duela. Además, con ellos no hace falta fingir, puedes mostrarte tal y como eres. Ya lo dicen: la confianza da asco. 

¡Pero aun hay más! Da igual que la confianza dé asco, son tus amigos. Y ellos sabrán cuando estás mal sin necesidad de que se lo digas y te abrazarán si así lo creen conveniente, y te recordarán porque les importas. Sencillamente, estarán ahí. 

Ahora bien, si no saben reconocer cuando estás bien o mal, si no se han dignado a conocerte bien, a escucharte y apoyarte no son verdaderas amistades. Ni verdaderas ni amistades. No son nada. Simples conocidos que de la misma forma que entraron en tu vida se irán. 

2 comentarios:

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...