lunes, 9 de diciembre de 2013

Tú tampoco.

Nunca lo hago, nunca te dedico unas líneas. Pero hoy lo haré. Sí, he  de hacerlo pero tan solo para que entiendas porque nunca -hasta hoy- te he dedicado unas cuantas palabras.
Pues bien, la verdad es que no merece la pena. Tú no mereces la pena. Eres alguien que no me ha aportado nada bueno a mi vida, ni tampoco nada malo. No he llegado a aprender nada de ti, ni de tu falsa amistad. N-A-D-A. Y te preguntarás el por qué.
Una vez, presumiste diciendo que me acogiste, que fuiste tú quien me ayudó a salir adelante, a dejar la vergüenza atrás. ¿Perdón? ¿Es que a caso soy un perro? Que yo sepa no. Sin embargo, yo también te presenté mis amistades, te dejé que me conocieras y a ellas también. Pero para ti yo fui una especie de proyecto, o de perro abandonado. No lo sé.
La cuestión es que nuestra amistad no cuajó. Y no por mi parte, sino por la tuya. Muchos besos, abrazos y te quiero, pero después me clavaste unas cuantas puñaladas traperas. Pero de eso prefiero no hablar, ni recordarlo. No merece la pena, tú tampoco.
Te dejé entrar en mi mundo, en mi vida. Y ahora me arrepiento. Quizás estés satisfecha de esto ¿verdad? Pues no deberías. Más que nada porque tú no sabes ni la mitad de lo que mis amigas, mis verdaderas amigas saben. No te he explicado nada que los demás no sepan. No lo merece, tú tampoco.
Te sonrío por educación. Las únicas capaces de sacarme sonrisas y carcajadas son ellas. Ellas, las que están a mi lado a ca paso que doy, haciéndome fuerte, feliz. Y la verdad no merece la pena comparte con ellas, tú tampoco mereces ser incluida en nuestro grupo, en nuestra amistad.
Te mueres de envidia, desearías este con nosotras. Pero no es posible. No merece la pena y ¿tú? Tú tampoco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...