viernes, 9 de noviembre de 2012

Dejarlo de lado, y todo por ser estúpido...


La veracidad de la vida, que a veces perdemos personas por el orgullo, en lugar de perder el orgullo por una persona que queremos. Y que a veces por no rectificar, podemos perder a quienes queremos sin poderles decir lo que sentíamos. 
(Luli) 

Hoy, falta de inspiración a causa de las aburridas charlas familiares, decidí preguntarle a una de mis mejores amigas que me diera un tema, una idea sobre la que escribir en el blog. Pues bien, este es el tema que ella me dio. Y aquí estoy yo, horas más tarde, dando mi opinión sobre este tema, sobre lo orgullosos que somos capaces de ser.

¿Somos orgullosos? Sí. Lo somos. A veces, quizás demasiado. Nos cuesta demasiado dejar nuestro orgullo atrás, nos cuesta dejar de lado esas pequeñas diferencias con las personas que queremos, dejar de lado esos pequeños problemas e intentar solucionarlos. ¡Se nos hace imposible!

Creemos que al dejar atrás el orgullo, nos estamos humillando, nos estamos arrastrando y eso... eso no es propio de las personas. ¿Humillarme? ¡No! ¡Jamás! Es impensable. "Eso no va conmigo", "antes muerta", "¿quién se cree qué es?", "tampoco es tan importante en mi vida"... y así un sin fin de frases más que hacen que no seamos capaces de tragarnos nuestro orgullo, que no nos deja mostrarnos tal y como somos, que no nos deja mostrar lo que de verdad sentimos. 

¿De verdad son personas sin importancia? No sé. Quiero decir, hemos compartido momentos inolvidables con esas personas, hemos vivido nuestros mejores años, hemos compartido confidencias, y en un momento dado la cagamos. Sí, es así, Hay veces que la cagamos, que cometemos errores, que nos equivocamos, y hacemos daño a nuestros seres queridos. A ellos que nos han estado apoyando, que han estado ahí. Y causamos problemas que pueden llegar a tener remedio, si tan solo fuéramos capaces de perdonar, de hablarlo con la persona en cuestión. Y entonces, cuando no somos capaces de pedir perdón, cuando no somos capaces de agachar la cabeza y admitir que nos hemos equivocado porque somos demasiado orgullosos ¿de verdad esas personas no han significado nada en nuestra vida?

¡Hemos compartido parte de nuestra vida juntos! ¿Tanto cuesta, tanto cuesta agachar la cabeza y decir lo siento? ¿A qué viene tanto orgullo? ¿Por qué, por una vez, solo por una vez, no podemos dejarlo de lado? 

Y así, dejándonos llevar por el orgullo perdemos a esas personas. Y así, por no querer hablarlo, por no querer escuchar, por no querer darle importancia, la importancia que se merecen a esas personas... las perdemos. LAS DEJAMOS DE LADO.

Entonces, vemos que ya es demasiado tarde para rectificar, para volver al pasado, y entonces nos llenamos de reproches, nos maldecimos a nosotros mismos por dentro. Nos hundimos. Y ahí, justo en ese momento nos damos cuenta que esas personas eran de gran importancia para nosotros, que eran personas que, en cierta forma, eran vitales. Y salen más reproches.

¿El típico reproche? Fácil. ¿Por qué? Sí. ¿Por qué no le pedí perdón? ¿Por qué no la valoré lo suficiente? ¿Por qué no la escuché? ¿Por qué, por una vez, no me tragué mi orgullo? ¿Por qué no le dije cuánto la quiero? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿¿¿Por qué???


¿Sabes por qué? ¡¡Por estúpidos!! Sí. Como lo lees. Solemos decir "estúpido orgullo que no me deja pedirle perdón, que no me deja estar ahí, a su lado". Pero el orgullo no es estúpido. No. Nosotros somos los estúpidos. 

Podríamos haber dejado todo de lado. Podríamos habernos acercado a esa persona, nos podríamos haber dado cuenta de que hemos cometido un error, de que necesitamos a esa persona. Pero por estúpidos no lo hemos hecho, por estúpidos no hemos sido capaz de valorar a esa persona, por estúpidos los hemos acabado apartando de nuestro lado, por estúpidos.... ¡por estúpidos!

¿Lo qué más rabia me da? Que cuando definitivamente pierdes a esa persona es cuando más la valoras. Y es cuando hay personas que creen que se les puede llegar a aplicar el cuento de "más vale tarde que nunca", son los otros los que se vuelven, en cierta forma, un poco orgullosos. Y deciden, que quizás esa amistad no valía lo suficiente y que no merecía la pena. Y ese orgullo les hace ver que un sin fin de "te quiero" no arreglaran todo lo que el orgullo del otro ha hecho.

En fin, somos orgullosos. Somos estúpidos. Somos personas. Por eso, antes de dejar que tu orgullo te gane, sé inteligente y demuéstrale a esa persona porque la valoras, porque la quieres. Hazlo antes de que sea demasiado tarde y antes de que te preguntes ¿por qué fui tan estúpido?





Gracias a la persona que me ha dado la inspiración para este post. Al fin de cuentas, es más suyo que mío.  Gracias por ser como eres, y aportar tanto ami vida, por demostrarme que, a pesar de ser diferentes, podemos estar juntas. Gracias por ser tú. Gracias por darme la trama principal de este post. 

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