domingo, 23 de diciembre de 2012

Pétalos...

Pétalos rojos, pequeños pétalos rojos alrededor de toda mi habitación. Pétalos de esas rosas rojas que alguna vez significaron algo, y ¿hoy? Hoy ya no son nada, hoy son simples pétalos marchitos. Pero esos pétalos en su inicio significaron mucho, y aun hoy esconden una gran historia, esconden nuestra historia de amor. 

Parece que fue ayer cuando me regalaste la primera rosa. Esa rosa con la que me dijiste que me querías, esa rosa con la que me dijiste que yo te hacia feliz. También recuerdo que mi cara se iluminó, que en mí volvió ese brillo que hace tiempo que no tenía, ese brillo de felicidad. Te vi a los lejos con esa pequeña rosa roja entre tus manos y jamás pensé que fuera para mí, pero lo fue...

Y guardé esa rosa, intenté mantenerla viva porque pensé que así nuestro amor seguiría vivo. Y hasta cierto punto, así fue... Pero no fue esa la única rosa...

Vinieron más, pero ninguna como la primera. Las siguientes ya no proclamaban tu amor por mí, ya no decían que me querías. Eran rosas de perdón, rosas rojas que utilizabas para pedirme perdón. Y por más que yo intentaba mantenerlas vivas, estas no duraron tanto como la primera rosa...

Sin embargo, todos esos pétalos marchitos, todos esos pétalos que poco a poco iban cayendo sobre mi mesa, los iba guardando en una pequeña caja. Sé que te preguntas el porque... Sencillamente, para recordar todas las veces que me habías hecho daño, para recordar el dolor causado y para ver lo estúpida que fui al perdonarte tantas veces, al decirte que te perdonaba, que confiaba en ti y sabía que no volverías a hacerme daño.

¿Por qué lo hice? Porque creí que me volverías a regalar una pequeña rosa roja llena de amor, llena de pasión, una rosa como la que me regalaste la primera vez. Pero nunca llegó.

Y no puedo esperar a que llegue, no puedo seguir esperando a que vuelvas. Por eso, decido abrir esa pequeña caja de pétalos, decido abrirla y esparcir por toda mi habitación esos pétalos llenos de dolor. Están llenos de dolor, pero al liberarlos de su caja, también me libero a mi, me deshago de todo el dolor para intentar volver a ser feliz. Para intentar que mis pequeños ojos vuelvan a iluminarse.

Pero aunque decida tirar todos esos pétalos, habrá unos que siempre conservaré. Los primeros pétalos, los pétalos de nuestro amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...