domingo, 14 de abril de 2013

Los últimos 5 minutos.

Porque hay días en los que tan solo deseas tumbarte en la cama, cerrar los ojos y desconectar. Desconectar aunque tan solo sean cinco minutos escuchando tu canción favorita, esa que siempre escuchas en los peores momentos, esa que escuchas cuando vas de camino al tren, al trabajo o a la universidad. Esa canción que escuchas mientras te duchas, mientras reflexionas, mientras desconectas... 

Y sin quererlo, mientras tu canción favorita suena una y otra vez, mientras estás con los ojos cerrados, te das cuenta que tus pequeños ojos se han humedecido. Te das cuenta que los últimos cinco minutos que ha durado la canción no has dejado de llorar, no has parado ni un solo instante. 

¿Llorar? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿A qué se deben esas lágrimas? Pensé que dejaría toda esa tristeza atrás, pensé que todo lo malo había acabado, pensé que se habían acabado los reproches, las mentiras y el dolor. 

Creí que podría ser feliz a tu lado. Pensé que tan solo tú serías mi motivo para sonreír, quien en los peores momentos me sacaría una sonrisa, quien con tan solo una mirada haría que los problemas se desvanecieran... De verdad, lo creí. 

Y sin embargo mis lágrimas no cesan. Sin embargo... no puedo, no puedo parar de llorar, no puedo parar de pensar en lo que podríamos haber pasado juntos si me hubieras dado la oportunidad de hacerte feliz. Pero, nunca quisiste darme esa oportunidad. 

No sé porqué no quisiste, no sé porqué pensaste que lo mejor era alejarse de mí, porque lo mejor era dejar que el tiempo pasar, y poner distancia entre nosotros. Y yo, a sabiendas de esto, a sabiendas de que entre tú y yo no habrá nada, ni lo habrá, decido seguir estando ahí. .

Decido seguir intentando. ¿No lo entiendes? ¡Me importas! Me importas demasiado, eres una de las pocas personas en las que puedo confiar, con la que puedo hablar largas horas sin que nos quedemos en silencio, sin que nos quedemos callados. Pero, poco a poco todo cambio. 

Decidimos fingir, decidimos hacer como si nada pasara aunque tú y yo sabemos que no es así, aunque tú y yo sabemos que tenemos cosas por solucionar... Cosas de las que hablar y reflexionar. 

¡No puedo más! No puedo seguir callándome esto, no puedo seguir así. No puede ser que mis últimos 5 minutos antes de dormirme, antes de caer en un profundo sueño te los dedique a ti, te los dedique llorando. Así que decido secarme las lágrimas, decido secarme esas lágrimas que no han parado de cesar y decir que basta, hasta aquí hemos llegado. 

Seguiré ahí, pero tú has tomado una decisión, y yo he tomado la mía. No dedicarte mis últimos cinco minutos antes de caer rendida, no dedicarte más lágrimas, pero tampoco más sonrisas. No más. 

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