lunes, 5 de octubre de 2015

Infinidad de mentiras.

How many nights does it take to count the stars?
That's the time it would take to fix my heart
Oh, baby, I was there for you
All I ever wanted was the truth, yeah, yeah
How many nights have you wished someone would stay?
Lie awake only hoping they're okay
I never counted all of mine
If I tried, I know it would feel like infinity
(Infinity, One Direction)

A veces, uno debe dejar que todo siga su cauce y darse unos días para uno mismo. Debemos dejar que todo se calme, que nos dé tiempo a pensar lo que queremos, lo que deseamos decir sin acabar hiriendo los sentimientos de alguien. Debemos pensar en frío, hablar cuando ya han pasado los días de rabia y ansiedad. Ahora es el momento de expresarse. 

Durante días me he sentido decepcionada, dolida, llena de rabia por todo lo que ha pasado y por aquello que ha dejado de pasar. Me he sentido como el verdugo de una situación en la que, si bien tuve mi parte de culpa, no fui yo quien cometió todos los errores. 

Te fuiste, decidiste marcharte. No hubo despedida, ni un adiós, ni un mensaje avisando que emprendías un nuevo camino del que yo no formaba parte, en el que tú no me querías ver más. Desapareciste sin ni siquiera una triste llamada para avisar que ya no volverías. Fue fácil para ti ¿verdad? Porque para mí no. 

Me costó desprenderme de ti, de tus sentimientos, de los recuerdos vividos. Me costó seguir adelante, aceptar la verdad, admitir que ya no volverías más, que ya no estarías aquí cuando te necesitara. Me costó entender que habías encontrado otras personas que encaban más en el perfil de amistades que buscabas, que "necesitabas". Aun así lo hice. 

Me hizo falta tiempo y grandes personas a mi lado que me hicieran entender todo esto y mucho más. Entendí que, si bien yo cometí errores, los tuyos fueron igual de graves que los míos, igual de imperdonables que los míos. Aprendí a seguir adelante sabiendo que tú ya no ibas a estar ahí, que ya no volverías, o eso creía yo. 

Porque tras tiempo sin saber de ti, tras tiempo sin pensar en ti como tan solo parte de mi vida pasada, parte de mis recuerdos pasados, vuelves. ¿Y todo para qué? Tan solo para reprochar el dolor vivido, tan solo para recordarme que ya no me necesitas, tan solo para mentirme una vez más. 

Estuve tanto tiempo a tu lado, tantas veces contigo. Te escuché cuando nadie más quiso hacerlo, aguanté tus berrinches, tus malos humores, tus peleas inacabables con aquellos que iban desapareciendo. Aguanté tus dolores, tus llantos y tu rabia. Y no lo voy a negar, también tuve tiempo de vivir y ver lo bueno de ti. Sin embargo, volviste a mentirme. 

No basta con decir te quiero, ni tampoco lo siento. No basta con enviar palabras de apoyo y cariño. No basta, si no se siente. Infinidad de veces me has mentido, quizás pensando que yo no lo iba a saber o quizás queriendo que yo lo supiese, no lo sé. La cuestión es que me apartaste de tu lado sin motivo alguno, sin darme tiempo a responder, sin darme tiempo a comprender. 

Sin embargo, todos podemos jugar a ese juego. Todos somos capaces de poner una sonrisa falsa, de hacer como que nada pasa, de hacer como que olvidamos el dolor y la rabia. Todos podemos hacer creer que todo está arreglado, que ha quedado en el pasado, que nada ha sucedido de verdad. Y yo también puedo. 

Las mentiras son lo que más duelen, nos rompen por dentro, abren una pequeña brecha en nuestro corazón que deja paso a las inseguridades y no solo al dolor. Contamos estrellas, contamos el tiempo, pensando que si llegamos a un número definitivo, también habrá llegado el final del dolor. Pero, no es así.

Porque da igual lo que pase, o lo que digan, o que verdaderamente podamos contar todas las estrellas. Da igual, porque el dolor, el reproche, la rabia estará siempre ahí, aunque sea escondido, detrás de esa brecha abierta tras la mentira, detrás de todo lo malo vivido. Aunque ahora esté en el pasado, siempre resurgirá, porque al igual que las estrellas, el dolor es infinito. Y uno puede perdonar, pero nunca olvidar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...