viernes, 14 de febrero de 2014

Confianza.

Intento detener las lágrimas que este momento se escapan, intento detenerlas porque quiero ser fuerte, porque quiero demostrarte que soy fuerte, que no tengo miedo a nada, ni a nadie. Pero tú no me lo pones fácil. 

Ojalá fueras capaz de confiar en mí, ojalá creyeras en mí, en mis locos sueños y objetivos. Desearía que por una vez tuvieras fe ciega en mí, que cerraras los ojos y me susurraras: adelante. 

Pero, no. Sigo esperando a que algún día me digas que confías en mí, que puedo conseguirlo, que me animes. Me gustaría que por una vez en tu vida me dieras esa pequeña libertad y confianza que necesito. 

Y al no conseguirla, me derrumbo. Me encierro en mi pequeña habitación y escuchando la música del momento me transporto a un mar de lagrimas. Así es como estoy... No hago más que llorar preguntándome porque no eres capaz de darme ese leve empujón que sabes que necesito. 

Estás ahí, presente en todo momento. Estás ahí, sin dejar que me caiga ni que cometa mis propios errores. No me dejas tropezar, ni que yo tome mis propias decisiones. No lo haces. No confías en mí. 

¿Por qué? ¿No merezco que confíes en mí? Creía haberte demostrado que sí podías. Pero de un momento a otro todo se arruina. Un simple no por tu parte hace que todo vuelva a ser como siempre. 

Yo vuelvo a ser un mar de lágrimas, una persona insegura que tan solo quiere desaparecer. Sin embargo, no hago más que llorar y sentirme culpable por algo que aun no sé.  

¡Culpable! Me borras la sonrisa en un abrir y cerrar de ojos. Me causas dolor e inseguridad. Sí, admito que no soy tan fuerte como yo pensaba. Pero creí que si confiabas un poco en mí podría ser un poco más fuerte. 

No lo soy. No lo seré. ¿Tanto te cuesta confiar en mí? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...