viernes, 8 de febrero de 2013

Sorpresas.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida... Y la verdad, yo siempre he odiado las sorpresas. Sí, la he odiado. No por nada en especial, sino por el hecho que no sabes que esperarte, no sabes si las cosas saldrán bien. Es más, tiendo a pensar que saldrán mal. Pero, hay sorpresas y sorpresas...

Hay pequeñas sorpresas que, aun cuando ha pasado ya mucho tiempo, te siguen alegrando... El simple recuerdo de dichas sorpresas  te sigue gustando, te sigue haciendo sonreír. Y yo, yo aun recuerdo...

Recuerdo aquel frío día de invierno... Estaba yo sentada en esos viejos bancos de madera cuando alguien se me acercó por detrás, cuando tú te acercaste... Estabas detrás, me tapaste los ojos, me hiciste adivinar quien eras y yo decía mil y un nombres, decía todos los nombres posibles, salvo uno... salvo el tuyo.  Y en el momento que mis labios pronunciaron tu nombre, en ese instante tú apareciste delante mío con una rosa roja... Al principio te miré incrédula, es más aun no me lo creo. ¡Me regalaste una rosa! Un pequeño detalle que tuviste conmigo, un detalle que siempre recordaré porque no siempre te regalan una rosa roja... 

Y después de esa rosa, después de un par de sonrisas y otro par de miradas, tan solo me tendiste la mano. Tomé tu mano y empezamos a caminar... Un largo paseo por los verdes prados que nos rodeaban, un largo paseo en silencio... Nunca fue un silencio incómodo, simplemente nos sobraban las palabras, no había nada que decir... 

Y al final del camino, me diste otra sorpresa. Me llevaste a tu lugar secreto, aquél donde vas cuando necesitas pensar, cuando necesitas estar solo, un lugar que ahora tan solo tú y yo conocemos. Y eso es lo mejor, porque ahora es nuestro pequeño secreto...

Y eso me encanta. Quiero decir, tenemos nuestros pequeños secretos... Tú sabes cosas de mi que nadie más sabe y viceversa. Tú y yo compartimos pequeños momentos que nadie más comparte. Tú y yo tenemos largas conversaciones que nadie más tiene. Tú y yo, tú y yo... tú y yo estamos solos pero juntos. 

Me conoces, y sabes que odio las sorpresas. Sin embargo, eso te da igual y me das pequeñas sorpresas que consiguen hacerme reír, sonreír y disfrutar... Disfrutar de ti. 

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