martes, 26 de febrero de 2013

Dos minutos...

Cada dos minutos una eternidad... 
(Dos minutos, Despistaos)

Y es que ya lo dicen el tiempo es oro. Y así es, dos minutos pueden significar mucho, pueden ser importantes, especiales, mágicos. No subestimes al tiempo, no te subestimes... Y es que, dos minutos, dos simples minutos pueden ser efímeros, pero en ellos muchas cosas pueden y deben pasar.

Un beso. Un beso de tan solo dos minutos. Un beso que quizás sea el definitivo, el último. Dos minutos charlando, y quizás la última vez que te sinceres. Y a lo mejor crees que no, pero en dos minutos puedes sincerarte. Decir un simple te quiero y después tan solo crear un profundo silencio, un silencio que acorte esos dos maravillosos minutos. Un silencio con el cual no sabéis como acabar y al final encontráis una solución... Un beso. 

Quizás, esos dos minutos pueden ser los últimos que tengas para ver a esa persona especial. Y, tal vez, es la última oportunidad... La última oportunidad para estar con él o con ella, para disfrutar de su compañía, de su aroma, de sus abrazos, de sus caricias y sus besos. 

120 segundos, 120 malditos segundos... Segundos para regalar sonrisas. Verdaderas sonrisas. Sonrisas poco falsas, relajadas. Y como no, que esas sonrisas siempre estén acompañadas por miradas. Estar durante dos maravillosos minutos mirándonos fijamente. Miradas apasionadas, miradas donde solo a nuestra manera nos demostramos nuestro amor. Miradas en las que tan solo existimos tú y yo.    

Porque ya lo dicen, nadie sabe lo que tiene hasta que al final lo pierde. Y sí, en dos minutos, puedes perder a una persona. En dos minutos, puedes dejar marchar a una persona. En esos dos minutos, puedes herir a una persona... En definitiva, dos minutos dan para mucho. 

Y mucha gente piensa que tan solo son dos minutos en lo que nada puede pasar, donde no sucederá nada importante, nada emocionante ni interesante. Pero, fíjate bien, date cuenta que te equivocas y que no podemos perder ni siquiera dos minutos. 

Por eso, haz que esos dos minutos sean eternos, disfruta de esos dos minutos y no permitas que sean tus últimos minutos, tus últimos segundos. Besa, y convierte ese beso en eterno, y que esos dos minutos besándoos se conviertan en horas de amor. Y ríe, y que sea eterno, que sean dos minutos de risas, día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto. Vuelve a empezar la cuenta de los 2 minutos que llevas riendo. 


Convierte esos dos minutos en una eternidad, crea tu mundo eterno...  

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