sábado, 16 de febrero de 2013

Pequeños detalles.

Pequeños detalles que marcan la diferencia...

Detalles. Pequeñas particularidades que hacen grande tu día a día, pero que también pueden marcarte, pueden sentarte mal... Y es porque esos pequeños detalles marcan la diferencia. 

Un mensaje a media mañana, un mensaje que demuestre su preocupación o cuanto te necesita, te alegra, hace que sonrías, te hace sentirte bien. Pequeños momentos, pequeñas charlas que te ayudan a desahogarte, que te permiten acaba con todo lo malo y dejar paso a lo bueno. Pequeños detalles, pequeños regalos de esas personas que tanto quieres que te sacan sonrisas, que te animan, que provocan que te olvides de lo malo, de los problemas. 

¿Regalos? Sí. Pero, no me refiero a regalos materiales, que también pueden ayudarte... Me refiero a pequeños detalles como un abrazo inesperado, un beso robado, una mirada llena de amor. En fin, regalos que perdurarán toda la vida por el simple hecho que los recordarás siempre. Estarán en tu mente, en tu corazón... Y son pequeños detalles del día a día que agradeces.

Pero, también hay otros pequeños detalles que recuerdas... Pequeñas cosas que, para ti, ya no son tan agradables. No sé... Pequeños gestos que, en un momento dado tan solo tú tenías hacia una persona, y después aparece otra persona que se cree con el derecho de hacer lo mismo que tú. 

Quiero decir, hay veces que tenemos pequeños detalles con una persona. Una persona especial para nosotros, una persona en la que confiamos... Y en un momento dado aparece una tercera persona haciendo exactamente lo mismo que tú. Teniendo esos pequeños detalles, exactamente los mismos que tú, con aquella persona especial... 

¿Celos? Puede ser, no se puede negar. Pero quizás más que celos, es sentirte mal... Sí, sentirte mal. Porque bien que ella sabía la particular amistad que compartíamos. Y un buen día, así de la nada, aparece en tu vida...

Aparece, se adjudica méritos que no tiene, te aparta de esa persona especial, es como si poco a poco se fuera llevando parte de tu vida... Y tú, ahí estás sin saber que hacer. No se trata de luchar, porque es obvio que eso lo harás. 

Y entonces, poco a poco, cuando se va llevando parte de tu vida, es cuando ves esos gestos que tú antes tenías y ahora ella también. Y duele, te sienta mal, te quedas sorprendida... Porque bien sabía ella que esos detalles eran los pequeños detalles que marcaban la diferencia, que te hacían feliz.  


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