lunes, 4 de febrero de 2013

Prisiones...

El miedo es la prisión del corazón...
(Anónimo)

Una prisión, una cárcel, un cuarto oscuro del que no podemos salir... Encerrados entre cuatro paredes estamos por culpa del miedo. Miedo, pánico, terror es lo que sentimos cuando alguien entra en nuestra vida para quedarse, cuando empezamos a querer a alguien, cuando empezamos a amar alguien. 

Y yo lo digo alto y claro: tengo miedo. Estoy aterrada. Y creo que todos en algún momento de nuestra vida lo hemos estado... Quizás hubo un pasado en el que no lo pasamos del todo bien, un momento de nuestra vida en el que sufrimos y después de ese mal trago decidimos que no queríamos volver a saber nada del amor.

Pero, aquí estamos. Nos hemos vuelto a enamorar, volvemos a sonreír, recobramos la esperanza, la ilusión, empezamos a ser felices... Pero el miedo sigue ahí. Sigue presente con cada paso que damos. ¿Y tú te crees que yo no tengo miedo? 

Me he ilusionado, estoy ilusionada, pero tengo miedo a que sean falsas ilusiones, a que todo por lo que estoy luchando sea en vano, no valga la pena. Tengo miedo a lo que pueda pasar de aquí en adelante, tengo pánico con cada paso que doy. Igual que tú, yo no quiero ser el clavo que saca otro clavo. Da igual que lo que haya pasado no sea reciente, da igual... Porque quizás el dolor sigue estando ahí...

No quiero ser ese otro clavo, esa otra persona con la que olvidar el pasado. Porque, lo siento, pero el pasado no se olvida, sino que se acepta. Tú tampoco quieres serlo ¿verdad? No. 

Quieres ser especial, quieres sentirte especial. Pero, tienes que darte cuenta de algo: esté o no esté él a tu lado, tú ya eres especial. Tienes un algo que te hace especial, un brillo en tus ojos, una sonrisa, un gesto... En fin, algo que te hace ser alguien único, alguien especial. 

Tú bien lo has dicho muchas veces, tú bien me lo has dicho muchas veces... Tiempo al tiempo. Dale tiempo y a ti también. No intentes correr, no tengas prisa, lo que tenga que suceder sucederá... Quizás no hoy, pero sí mañana. Tú no lo sabes y yo tampoco. 

Pero, tampoco tengas miedo. El pasado es el pasado, y no tiene porque volver a repetirse. No tengas miedo porque así solo mantienes encerrados tus sentimientos... Quiero decir, el miedo solo hace que mantengas encerrados tus sentimientos en un cajón. Tampoco se trata de gritar lo que sientes a los cuatro vientos, porque quizás no es el momento, porque quizás debes esperar. Pero disfruta... ¡Sí! ¡Disfruta! Te lo mereces... 

Mereces poder levantarte cada día con una sonrisa de oreja a oreja. Mereces que te hagan feliz. Por eso, saborea cada pequeño instante que tengas, saboréalo, despacio, con calma, sin prisas... 

Goza de cada caricia, de cada beso, de cada caricia, de cada te quiero, de cada gesto que tenga contigo... No tengas miedo, haz lo que te apetezca en ese momento... No encarceles tus sentimientos, no dejes que el miedo sea la prisión de tu corazón...

Si quieres besar, besa. Si quieres abrazar, abraza. Si quieres acariciar, acaricia. ¡Hazlo! ¡No sufras! ¡No tengas miedo! Y por encima de todo recuerda lo siguiente... 

Igual que tú, yo no te dejaré caer. Igual que tú, yo no te dejaré sola. Ahí estaré, para levantarte si hace falta. Ahí estaré, para seguir recordándote que tú ya eres especial...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...