martes, 5 de marzo de 2013

Piensas...

Piensas que con un abrazo y un simple lo siento está todo arreglado. Piensas que después del daño causado, esas simples palabras serán capaces de arreglarlo todos. Pues te equivocas, otra vez. 

Sí. Hoy, una vez más vuelves a equivocarte. Parece que no te dieras cuenta, pero tus palabras, tus actos duelen, hieren, causan daño. Y, sin embargo, aquí estoy yo, poniéndote buena cara cuando sueltas unas de tus impertinencias, sonriendo a cada mentira que cuentas. He de aguantar todas tus bromas pesadas, bromas sin gracias, bromas que sé que en el fondo algo de verdad conllevan. Porque ya lo dicen entre broma y broma, la verdad se asoma. 

Y piensas que soy una estúpida niña que no se da cuenta de las cosas, que tengo los ojos vendados, que no veo la situación real, pero no es así me doy cuenta y más de lo que tú te imaginas. Me mientes, y a pesar de eso, sigo a tu lado. ¿Quién puede seguir al lado de alguien tan mentiroso? ¿Por qué? Sencillamente, porqué te sigo apreciando. Pero, poco a poco, con tus hechos vas perdiendo mi cariño, y lo que es más importante, mi confianza. 

He confiado en ti, te he contado todo lo que me ha llegado a pasar en mi vida, te he contado mis alegrías y mis tristezas y ahora me veo ¿traicionada? No, más bien decepcionada y sorprendida. Me sorprende que, tras saber lo que siento, seas capaz de hacer aquellos que haces y decir aquello que dices. Sí, lo sé. Quizás para muchos sean detalles sin importancia, chorradas, simples estupideces... Pero para mí, son detalles que con el paso del tiempo van sumando y uno tras otro se van acumulando. 

Y dices que son bromas, que lo que quieres es hacerme enfadar, divertirte. Pero, no lo son. No sé si es que quieres ponerme celosa, porque si es así, lo consigues, no sé si es una situación que te divierte, ya no solo por el hecho de hacerme enfadar, no lo sé. No llego a entender porque haces todo esto... Tú bien sabes como son las cosas, tú bien sabes lo que yo siento y a ti todo eso te da igual... 

Piensas que la mala soy yo. Pero, no te engañes, no digo que seas mala, pero aquí la única persona que ha sido egoísta eres tú. Sí. Porque a pesar de saber lo que sabes, a pesar de saber cuales son mis sentimientos, a ti te ha dado igual y has decidido interceder. Eso sí, a tu manera. Intentando conseguir aquello que yo con mucho esfuerzo me había ganado poco a poco... 

Porque así es. Y piensas que todo debe ser para ti, que eres tú quien debe tenerlo todo, y parece que te da igual pasar por encima de las personas para conseguir tu objetivo. En pocas palabras, que te da igual hacer daño... 

¡Pero qué irónico! Sí. Porque no quieres que a ti te hagan daño, pero tú consciente o inconscientemente, la verdad a estas alturas ya me da igual, lo haces. Piensas y crees que no duele, tampoco es que dejes a los demás hablar y expresarse, pero duele ¿entiendes? Haces daño. Pero no... me parece a mí que muy claro no te ha quedado. 

Y no sé como decírtelo ya. Te lo he dicho de todas las formas posibles, pero tú ahí sigues, erre que erre con el mismo tema, siempre quieres sentirte el centro del universo, es como si ahora mismo dijeras cámaras aquí, los focos hacia mí. 

¿Por qué lo haces? ¿No te das cuenta qué estás perdiendo mi confianza? Estás arruinando esta bonita amistad. Poco a poco, estás arruinando todas aquellas amistades que te han tendido la mano y que te han escuchado cuando lo has necesitado. ¡Basta!

Deja de mentir, deja de hacer daño. Cansas, aburres, irritas, y sí, me haces enfadar. He ido acumulando todos los gestos que has tenido, los he ido guardando en un cajón... Pero, aun así, lo recuerdo todo. Recuerdo cada palabra que me has dicho, cada estupidez que has ido soltando, las bromas que has hecho, los comentarios fuera de lugar. En fin... 

No sabes cuanto me duele que, sabiendo todo aquello que sabes (aunque créeme en el fondo no sabes ni la mitad), hagas lo que haces y que pienses que no duele, y que pienses que no pasa nada... Porque lo siento, pero tras todo lo que has hecho, yo no puedo seguir confiando en ti, y tampoco quiero hacerlo. Se acabó. 

Así pues, deja de pensar que puedes hacer todo lo que te dé la gana, pasar por encima de las personas, porque lo siento, pero no es así. Te equivocas.  

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