martes, 12 de marzo de 2013

Hoy.

Y pensaba que esto había acabado, pensé que habíamos puesto punto y final a tu jueguecito. Creí que todo había quedado claro en su momento, que no volverías otra vez con lo mismo. 

Llegó un momento en el que dije ya está, se acabó, ahora cada uno tomará su camino. Y así fue, al menos durante unos días, al menos durante estos días. Pero hoy... hoy otra vez te has vuelto a equivocar, hoy has vuelto a cometer otro fallo más. Uno más para la lista, uno de los que no se olvidan, uno de los que hacen daño. 

Pensaba que estaba todo superado, pensaba que habíamos dejado ya este maldito y absurdo juego en el que, no sé como, pero siempre acababa perdiendo yo. Pero no. Hoy una vez más aquí estoy yo dedicándote otro post, escribiéndote como una idiota. Hoy una vez más tus palabras vuelven a herirme. 

Y no sé que entendiste en su momento, no lo sé... Y es que ya lo dicen cada uno entiende aquello que quiere entender. Y tú, si tú quien ahora lee esto tan atentamente entendió algo muy diferente. Porque yo, yo entendí que podía hacer mi camino, que podía seguir avanzando y progresando, pensé que podríamos cambiar las cosas, que dejaríamos atrás lo malo, que intentaríamos respetarnos. 

Pero hoy, una vez mas has fallado, has mentido. Otra vez has intentado engañarme. Tú con tu aparente inocencia, esa que te caracteriza, esa dulce y aparente inocencia de niña buena has vuelto a mentir. Y todo el mundo te perdona por esa apariencia que tienes, y todo el mundo te ve como la víctima y no como el verdugo. Y no, no digo que en este caso yo sea una víctima, porque las dos hemos actuado como víctima y como verdugo. 

Pero ahora... ¿ a qué juegas? Pasan los días, las cosas se calman, todos nos calmamos, y hoy, un día como otro cualquiera, vuelves a aparecer. Parece que intentas arruinar este día tan bonito. Porque llega un momento en el que no sé distinguir entre aquello que haces queriendo y aquello que haces sin querer. 

Noches en las que solo he hecho que dar mil vueltas a las cosas, noches en las que no he parado de pensar en tu manera de actuar, en como has hecho las cosas, en todo aquello que has dicho, que me has dicho. Noches de lágrimas, de tristeza, de dolor y decepciones. Noches encerrada en mi habitación, haciendo que la música que escucho me lleve a un universo paralelo, un universo, un mundo que no me haga pensar en ti y en el daño que has ido causando a tu paso. 

Basta... Por favor te lo pido, basta. 

Hoy no quiero llorar, ni pensar en ti. No quiero pensar en todo el dolor que has causado, no solo a mí, sino a todo aquél que ha estado, aunque sea un instante, a tu lado. No quiero estar pendiente de ti, ni de tus problemas, ni de tu vida. Has dejado de importarme, has dejado de ser prescindible en mi vida des del día en qué empezaste a hacerme daño, des del día en el que empezaste con tus idas y venidas, con tus historias sacadas de un cuento de hadas, con tus invenciones que no tienen ni pies ni cabeza. Hoy... es tiempo de parar, de dejar todo esto atrás. 

Hoy ya no es un día para estar mal, para llorar, para estar sufriendo por alguien como tú. O mejor dicho, por ti. Hoy es un día de alegrías, de risas, de recordar buenos momentos. Hoy es un nuevo comienzo, día en el que, poco a poco, empezaré a pasar de ti y a preocuparme más por mí. Hoy es un día en el que tú poco importas. 

O eso quiero creer yo. Porque sé que todo aquello que digas y hagas me afectará. Pero eso... eso será mañana no hoy. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...