viernes, 8 de marzo de 2013

Perdón.

Te pido perdón, de la única forma que sé.
(Devuélveme la vida, Antonio Orozco y Malú)

¿Cuántas veces me habré equivocado? ¿Cuántas? ¿Cuántas veces habré pedido perdón? ¿Cuántas? 

Y así... así empiezo hoy. Con muchas dudas y con una única palabra en mente; perdón

Sobre el perdón, ya hablé una vez en este blog y si mal no recuerdo dije que era una palabra muy sencilla pero muy difícil de pronunciar. Y así es, porque el tiempo pasa y seguimos sin saber como pedir perdón. 

Y en fin, aquí estoy yo, sentada delante de mi ordenador, intentando pedirte perdón de la única forma que sé... con palabras. Porque creo que pronunciarlo sería muy difícil. Sin embargo, llegados a este punto, ya no sé exactamente porqué te pido perdón, y no sé exactamente en qué me he equivocado, pero viendo el panorama, viendo tu actitud conmigo (aunque la verdad no la entiendo), te pido perdón, me disculpo. 

Y, es que repentinamente has cambiado de actitud conmigo... Si antes podíamos pasarnos horas hablando. Recuerdo que nos estirábamos en mi cama, y ahí mirándonos, hablábamos durante horas. Recuerdo que nos contamos todos nuestros secretos, aquellos más íntimos, recuerdo que nos contábamos anécdotas, aventuras, experiencias vividas y todo eso quedaba entre tú y yo. También, recuerdo nuestras sesiones de cotilleos, siempre a la misma hora y en el mismo lugar. Los sábados de mañana en el parque pasaban volando. 

¿Y ahora? Estás distante, y dices que soy yo quien ha cambiado. Y quizás por eso debo pedirte perdón ¿no? Pero... no estoy tan segura de que sea así. Quiero decir, no sé si soy yo quien debe pedirte perdón... Más que nada porque si he cambiado en parte es por tu culpa. 

Sí, por tu culpa. Has ido destruyendo todo aquello que yo iba construyendo, apropiándote de todo aquello por lo que yo había luchado, lo has ido haciendo tuyo, has ido mintiendo, explicando sandeces y barbaridades. He dejado de confiar en las personas por el daño que en su momento me causaste, porque te reíste de mí, estuviste criticándome a las espaldas... 

Y sin embargo, sigo creyendo que te hice daño, que he sido yo quien te ha ido engañando, mintiendo. Y sí, en cierta forma así fue, pero tuve mis motivos y mis razones. Y quizás, me he equivocado al hacerlo, quizás hice mal al mentirte, pero también hice mal al contarte mis alegrías y tristezas. Así que me equivoqué en todos los sentidos... 

Pero, recuerda que no fui la única que se equivocó. Tú también lo hiciste. Cometiste los mismos errores que yo... Y por eso, tú también deberías pedir perdón. Pero claro, como es una palabra tan difícil de pronunciar pues aquí estamos, tú y yo, distantes, sin saber nada la una de la otra. Equivocándonos a cada paso que damos... 

Tú, como bien he dicho antes, fuiste destruyendo todo aquello que construí, y ese fue tu error. ¿El mío? No pararte, no saber pararte y todo por no hacer daño, por no estar sufriendo, por no buscar ni encontrar problemas. Quizás, de buenas maneras, debería haberte dicho algo, aunque tan solo fuera un simple para... 

Y por eso, por no haberlo hecho, es por lo que verdaderamente pido perdón. No te pido perdón a ti, por lo que haya pasado, sino por no haber hecho nada, por haberme quedado de brazos cruzados, perdón por haber tenido que escuchar un te lo dije o un lo sabía. Por eso pido perdón, y lo hago a mi manera... 

Lo siento.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...