sábado, 19 de octubre de 2013

Día redondo.

Fingir: Simular, aparentar.
(RAE)

Fingir que todo está bien, que nada ha cambiado, que todo sigue igual. Aparentar que todo sigue como antes, como si nada hubiera pasado. Simular que todo va bien cuando sé que es mentira. 

He fallado, he decepcionado, he hecho daño a alguien que verdaderamente aprecio, quiero y me importa. Sé que un post, sé que estas simples palabras no cambiarán nada porque el daño ya está hecho. Pero, de vez en cuando las personas necesitamos desahogarnos, decir, explicar o plasmar cómo nos sentimos. 

He pedido perdón, y lo seguiré haciendo. Aun así, sé que de poco vale pedir perdón en según que situaciones y esta es una de ellas. Intento tanto no decepcionar a las personas que tengo a mi alrededor que de tanto intentarlo lo hago... Y lo que es peor me decepciono a mi misma. 

Ya da igual lo que digas o hagas, el daño ya está hecho. Sé que no lo hice apropósito, pero esa no es justificación para lo que hice. Sé que nunca he querido hacerle daño ni de forma intencionada, ni no intencionada. Y sin embargo, el dolor está ahí. 

La decepción está ahí. Grave error por mi parte, error que no es sencillo perdonarlo, y quizás algún día lo haga, aunque quizás nunca olvide. Quizás ella perdone, pero yo no. No puedo perdonarme a mi misma, cuando sé que he defraudado. 

Ella está enfadada. ¿Y yo? También, conmigo misma. Dicen que arrepentirse no vale de nada y sin embargo no hago otra cosa que arrepentirme y culparme. La verdad, me merezco lo que me está pasando. 

Tuve uno de esos días redondos, donde todo salió mal... Todo fue de mal en peor. Fue un día redondo a la inversa. Entonces, necesitas desahogarte, pero ya no puedes hacerlo con nadie, con todo lo que ha pasado no encuentras a la persona adecuada, idónea. 

Entonces, te paras a reflexionar. ¿Qué hacer? La solución fue encerrarme en mi habitación y pensar, pensar y pensar... Escuchar música, dejar que todo fluyera, lo bueno y lo malo. Y al final, llego a la misma conclusión... Me lo tengo merecido. 

Todo pasa por algo, y si a mí me ha pasado su razón de ser tendrá. Es el karma, y si ha pasado así es porque era lo que me debía pasar. Es normal, me lo he ganado. 

Y sigo escribiendo, recapacitando, pidiendo perdón. Me desahogo para ver si así consigo tranquilizarme, para ver si así consigo desconectar por unos minutos. Pero sé que es imposible. Mis palabras ya no valen nada, o al menos así lo siento yo. Y dejar de pensar es imposible cuando tus pensamientos no dejan de rondar y rondar por tu cabeza. 

Lo siento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...