martes, 11 de septiembre de 2012

Nunca más seremos dos. Yo seré insignificante.






Eramos inseparables
ahora estamos tan distantes
las palabras el viento se las llevó...

(Nunca más seremos dos, Pignoise)





¿Qué hizo que nos separáramos? Sencillamente las palabras. Sí, las palabras. Palabras, que a simple vista parecen insignificantes, que parecen que no son capaces de hacer daño. No obstante, estas palabras poco a poco se van uniendo formando frases... frases que acaban en promesas.

¡Tantas cosas llegaste a prometer! Me prometiste la luna, me prometiste estar en los malos momentos, me prometiste levantarme si me caía, prometiste abrazarme, prometiste no dejar que nada malo me pasara, prometiste hacerme feliz, prometiste... prometiste... ¡simplemente prometiste! ¿Cumpliste alguna? ¡No! Fueron palabras en vano, palabras que el viento se llevó. 


Y así, esas palabras, esas promesas fueron arrastradas por el viento, llevadas, quizás, a un lugar mejor, a un lugar lejos de mí. Un sitio al cual yo nunca llegaré porque ya no te tengo a mi lado, y así es mejor, la verdad. 

Estas palabras, para ti insignificantes, ya no me harán más daño. Ya no me harán sufrir, porque eso ya son cosas del pasado, cosas de nuestro pasado conjunto, pero que ahora ya no están. Ahora he sido capaz de poner distancia entre tú y yo.  Ahora hemos dejado de ser inseparables. ¡Pero que más da! Si para ti yo no signifiqué nada. IYo, para ti era igual que las palabras que pronunciabas, insignificante.

Y así es ahora nuestra vida... así es como somos. Y así será.... Nunca más seremos dos.

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