viernes, 21 de septiembre de 2012

Concluyendo temas amorosos...

Me he parado a pensar muchas veces en esto. Me he parado a pensar en como pasó todo. En como todo aquello que sentíamos se fue desvaneciendo poco a poco. Como esas piezas de mi puzzle, de nuestro puzzle, las cuales antes encajaban a la perfección, hoy van desencajando a medida que escribo este texto, a medida que tú lo lees y a medida que nos damos cuenta que lo nuestro nunca fue amor. 

Sentada en nuestro banco, en el parque donde tantas veces nos besamos, escribo esto. Y sé que lo leerás. Sé que mis palabras harán mella en ti. Y de esa forma, igual que yo escribiendo esto, abrirás los ojos para así saber que fue bonito mientras duró pero nunca fue real. Fue fruto de nuestra inocencia, de la falta de cariño que había. Pero nunca escuchaste un "te amo" por mi parte. Pero yo tampoco por la tuya.

Y así, mientras yo sigo aquí, poco a poco todo se desvanece. Incluso aquello que intento no borrar de mi mente, se va. Las noches llenas de pasión, ya no significan nada. Los besos que nos dábamos ahora van al aire, se pierden en un segundo, en un instante. Los cálidos abrazos ahora son muy fríos y cada vez llegan más tarde, como si en realidad no quisieran llegar. Las sonrisas que me regalabas quedan suspendidas en el aire. Es como si ya no estuvieran hechas para mí. El amor que decías proclamar, que jurabas gritar a los cuatro vientos y defender contra viento y marea... poco a poco se va ahogando en el mar, perdiéndose en el horizonte. 

Y de esta forma nos damos cuenta que ya no queda nada. ¿A dónde fue todo? ¿A dónde?

Y decido cambiar de escenario. Decido caminar, despejarme. Mientras camino, escucho nuestra canción. Esa canción que me dedicabas y me cantabas cada vez que veías que lo necesitaba. Pero esa canción tan solo dura tres minutos. Despacito se va acabando y veo que de la misma forma nuestro amor finaliza, lentamente.

Y en un momento dado de toda esta historia de amor (o quizás no es de amor), en un instante oigo el ruido de un tren. Y ahí empieza la típica metáfora de nuestra vida, de nuestro tren... Quizás hemos cogido el tren equivocado, uno que iba sin rumbo fijo. Y ese fue nuestro gran error. No tener un plan de futuro común. Algo por lo que luchar, porque luchar por nuestro amor no era suficiente... y no lo es.








Por eso, lo siento. Pero esto se acabó. Finalizó. Terminó. Zanjó. ¡Adiós!           

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...