martes, 6 de agosto de 2013

He aprendido...

Hay un tema muy concurrente en mí y es la amistad. No es que yo sea una persona con mil amigos, sino todo lo contrario. Tengo pocos, pero verdaderos. Sin embargo, admito que me ha costado tiempo encontrar personas tan especiales como ellos. Además, admito haber vivido y visto situaciones muy diversas de las cuales he aprendido. 

Lo primero que he aprendido es que si alguien te importa de verdad buscas aunque sean cinco minutos para poder pasarlos con esa persona. Encuentras la manera de disfrutar de esa amistad. Aunque haya obstáculos por superar, si a esa persona la quieres superarás todas las barreras que haya. Da igual todo lo demás, si la amistad es de verdad. 

Pero claro, no todo el mundo es así. Y quizás tu amistad le importa, pero no le da el suficiente valor, al menos no para ti. En ese momento, como nosotros sí valoramos mucho a esa amistad, vamos detrás de ella. Sin embargo, con el tiempo he aprendido que hay veces que es mejor desistir. 

La amistad es cosas de dos, donde las dos personas han de ceder por igual... Aunque después no esperes nada a cambio. Quiero decir, llega un momento en que uno se cansa de dar y de esperar respuesta... cansa. Por eso, en un momento dado hemos de parar, frenar, seguir atados a una persona que no muestra interés no vale la pena. 

He aprendido que en nuestra vida las personas pueden ser: amigos, "amigos", compañeros, conocidos o hipócritas. En este mundo hay de todo. ¡Qué le vamos a hacer! Hay gente que nunca madura, que son egoístas, que se creen el ombligo del mundo... A estos he aprendido a ignorarlos. No hay que prestarles mucha atención. Es lo mejor. No puedes esperar que cambien, que se preocupen por los demás... Ignóralos. Se sentirán solos, sin un apoyo incondicional. 

Por eso, yo he aprendido que sí, que en esta vida puedes encontrar un apoyo incondicional, alguien único. Quizás no es tan solo una persona, quizás son dos o tres... Pero son personas a las que puedes llamar a las  de la madrugada, sabes que contestarán. Amigos que siempre te tienden una mano, que te ayudan a levantarte cuando has caído. En fin, que siempre están ahí. En las buenas y en las malas, cuando llueve o hace sol, siempre. Nunca desaparecen. Siempre dispuestos a escucharte a aconsejarte, a abrazarte. He aprendido a valorarlos. 

Y es gracias a ellos que he descubierto un mundo nuevo, diferente. He aprendido a vivir mi vida, a ser feliz, a ser fuerte... He aprendido a aprender de ellos.  

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