miércoles, 14 de agosto de 2013

Ahí.

Me esperas sentado en un banco del parque más cercano a mi casa. Me esperas y esperas a que me acerque a ti. Te veo, estás igual que siempre. Veo tus ojos verde esmeralda, tu sonrisa cautivadora y ese cuerpo bien formado. Todo aquello que me enamoró de ti está ahí. Tú estás ahí. Estás en ese banco, ahí sentado, esperando pacientemente. 

Esperas que que me acerque, pero no puedo, no quiero. Sé que te preguntarás el por qué... es más, lo veo en tu mirada extrañada. Lo noto. Estás ahí mirándome fijamente, ahí, haciéndote mil preguntas. Ahí, esperando mil respuestas. 

Y es ahí donde está el problema... No siempre has estado ahí. He sido yo quien durante mucho tiempo ha estado esperando a que tú aparecieras. Fueron muchas las noches que pasé en vela esperando tu visita... o al menos una llamada o un triste mensaje. Pero ni siquiera eso llegué a recibir. Y ahora exiges mi atención, me pides que vuelva a ti. No puedo, no quiero. 

Fueron tantas mis preocupaciones por ti, por nosotros. No quería problemas, ni llantos, odiaba discutir. A ti, parecía gustarte. Me cansé. No deseaba pelear, ni discutir, sólo quererte y que tú pudieras corresponderme de alguna manera... Pero, ni siquiera llegaste a sentir un poco de compasión por mí o por mis sentimientos, nada... 

En cambio, fuiste capaz de jugar con ellos. Estuviste ahí para jugar conmigo, para herirme, humillarme, menospreciarme. Estuviste ahí para hacerlo. Intentaste cambiarme, que fuera otra persona distinta a la que conociste, de la que te enamoraste. 

Y ahí está otros de los problemas. Te "enamoraste" de mí tal y como era... Pero después me viste como un proyecto, una forma de conseguir un ideal. Entonces, vi que no me querías, que no sentías nada por mí. Si tan sólo hubieras estado ahí incondicionalmente, no habrías intentado cambiarme... Tú me conociste con mis más y mis menos, mis virtudes y mis defectos. 

Cambiaste mi vida, y estuviste ahí para ver como me derrumbaba, como mi mundo se desmoronaba. Como yo me iba cayendo poco a poco. Estuviste ahí. Ahora lo vuelves a estar, pero para pedir perdón. Ahí para ver como he crecido, como he vuelto a sonreír, como ahora soy fuerte. Y tú no. 

Ahora yo no puedo estar, no quiero estar. Soy feliz, y tú no eres parte de mi felicidad. Por eso, me doy media vuelta y empiezo a caminar, sé que no vendrás detrás mío, has entendido que ya no te necesito... Ya no te quiero ahí.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...