miércoles, 10 de julio de 2013

Más que un tesoro.

Hoy ha sido otra tarde de verano más. Otra tarde veraniega, de mucha calor. Sin embargo, como cada día he ido al parque con mis pequeñajas. Sí, esas niñas que pueden llegar a ser pesadas, pero que en el fondo son demasiado adorables y cuesta mucho enfadarse con ellas, por que las quiero, porque son mis hermanas. Pero, no es de esto de lo que quiero hablar. 

Quedé con una amiga,mi gran amiga, aquella a quien considero una hermana. Nos sentamos a tomar algo, mientras disfrutábamos de la suave brisa, del día nublado que estaba empezando a hacer y de esas dos renacuajas que no paraban de jugar. Eso sí, siempre hablando y contándonos nuestras cosas, lo típico entre amigas. Eso sí, hablando, hubo algo que me hizo pensar. 

Ella se había cabreado porque el próximo año ya no estaría con sus compañeras habituales del curso anterior, sino que este curso la cambiarían de clase. Yo pensando en ello, le dije que no tenía que cabrearse porque sino la hubieran cambiado en bachillerato, quizás ahora no estaríamos juntas. Ella me dijo que eso no era así, porque nos hablábamos y nos veíamos. Entonces me dijo, que en todo caso en cuarto. Pues bien, en cuarto. La cuestión es que no nos hubiéramos conocido. Bueno, ella a esto argumentó que quien sabe.     
Y tiene razón, ni ella ni yo lo sabemos. Pero esto me hizo pensar. Me hizo ver que ella ha sido una de las bonitas casualidades del destino. Y es que ya lo dicen, quien tiene un amigo tiene un tesoro así que es mejor cuidarlo. Me he parado a pensar en que hubiera pasado sino la hubieran cambiado, si no hubiéramos empezado ese último curso de secundaria juntas. 

Recibir sus mensajes de buenos días, nuestras charlas sin sentido, y aquellas que sí lo tienen, las llamadas recibidas para desearnos suerte o para saber que es lo que nos perturba, lo que nos provoca el no querer ir a clase o querer desaparecer, las bromas, las sorpresas, los enfados en broma, los consejos, las ganas de ser a la primera a quien deseo contarle las buenas noticias... Perderme todo esto. Sino la hubiera conocido, nada de esto hubiera tenido sentido. 

Me encanta poder hacerla sonreír, hacerla reír. Me encanta poder escuchar todo lo que me tiene que contar, poder quedar con ella y cuidar de mis hermanas juntas. Pasar un rato juntas, disfrutando de la buena compañía, sonriendo. 

Porque el destino pone a nuestro lado a las mejores personas, aquellas que nos harán felices, aquellas que nos harán reír.  Sé que hay gente que no ha sabido ver cuanto vales realmente. Pero yo sí. Y puedo decir que tú eres mucho más que un tesoro al que cuidar. Y es que amistades más valiosas que un tesoro hay pocas. 

Así que ya no solo se trata de cuidarlas, sino de apoyarlas, protegerlas, mimarlas, hacerlas reír, y hacerles ver que ahí fuera hay un mundo lleno de esperanzas y nuevas aventuras por vivir. 

Bonitas casualidades, de esas que pasan una vez en la vida. Así que mejor no pensar en el qué hubiera pasado si... ¡No! Mejor no pensarlo. 

Mejor seguir sonriendo, seguir siendo feliz, seguir demostrándole a la vida lo grandes que somos, lo fuerte que somos. Mejor seguir siendo más que un tesoro. 

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