martes, 3 de febrero de 2015

Dreaming, falling, regretting...

Moving too fast
Moon is lighting up her skin
She's falling, doesn't even know it yet
Having no regrets is all that she really wants
(Night Changes, One Direction)

Mirando por la ventana, asomándome a ella, veo un día gris, triste y lluvioso. Pequeñas gotas caen y resbalan sobre los viejos cristales de esta habitación. Mientras tanto, bebo pequeños sorbos de un café ya frío y dejo volar mi imaginación tratando de escribir en este viejo ordenador. 

Todo pasa tan rápido, y ya no solo el café está frío, incluso la cena recién servida ha acabado enfriándose rápidamente. Y es que todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, que cuando quiero darme cuenta ha llegado la oscura noche, ha llegado el momento de recoger, marcharse e irse. Sin embargo, aquí sigo escribiendo. 

El tráfico abundante del día lluvioso poco a poco decae con la llega de la noche. Las gotas que antes caían ahora se transforman en el reflejo de la luna. Es como si pudiera alcanzarla, es como si pudiera llegar a ella mientras roza mi piel, mientras ella se acerca a mí. 

Todos tenemos sueños, algunos quizás son imposibles, otros algún día los conseguiremos. Pero, al fin y al cabo son solo sueños. Muchas veces no se cumplen, o quizás no como queríamos. Entonces... caemos. 

Caemos porque no hemos llegado a nuestro objetivo, no hemos conseguido la meta que tanto ansiábamos. No hemos sido capaz de lograr eso sueño que creíamos inalcanzable, imposible, pero, que un día tuvimos al alcance de nuestras manos. 

Caemos sin darnos cuenta. Caemos como las gotas que siguen resbalando por los cristales de esa bonita ventana, caemos como quien se resbala caminando por la lluvia o como quien no mira bien donde pisa por ir con prisas. Caemos y seguimos cayendo sin darnos cuenta de que eso no nos lleva a nada. 

Somos capaces de ver lo negativo de cualquier situación que nos quedamos estancados. No miramos hacia el futuro, no buscamos otras salidas y soluciones. No calentamos el café ya frío, ni la cena, decidimos no utilizar paraguas o bien ir con cuidado al caminar. Nuestros sueños se han desvanecido igual que todo lo demás. 

Es aquí cuando empiezan los remordimientos. Pensamos en lo que hicimos mal y en lo que podríamos haber hecho mejor, pensamos en aquello que fue mal y en lo que podría haber ido bien. Aunque las decisiones ya estuvieran tomadas, seguimos dándole vueltas a lo mismo... Aunque ya sea demasiado tarde. 

Y me gustaría no arrepentirme. Soñar, caer y no arrepentirme. Seguir adelante con todas las consecuencias. Porque sí, seguiré soñando, y sí, volveré a caer... Caeré una y otra vez. Pero, no quiero arrepentirme. No quiero. 

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