lunes, 20 de octubre de 2014

Cartas, partidos, riesgos.

 Pongamos las cartas sobre la mesa. 

Vamos a narrar los hechos y sucesos que nos perturban, aquellas pequeñas cosas que nos molestan y/o que nos han dolido. Vamos a pararnos durante cinco minutos para poder describir y hacer una lista detallada de lo que nos ha podido llegar a pasar. Sentémonos, enseñemos nuestras cartas y valoremos amistades. 

Sé que soy una persona tímida, a la cual muchas veces le cuesta expresarse, a la cual le cuesta hacer frente a los problemas y a las situaciones que se le presentan. Y parece mentira, más teniendo en cuenta que escribo y poseo un blog. La cuestión es que en este caso nadie me ve. 

En fin, ciñámonos y centrémonos en la cuestión de este post: el tomar riesgos en cuanto a amistades se refiere.

Siempre me he preguntado ¿como nace una amistad? o ¿de dónde nace esa amistad? A veces todo empieza con un simple "hola" o con un triste "adiós". Nacen y empiezan a crecer. Poco a poco, las amistades se van haciendo más fuerte hasta ser amistades de verdad. 

¿Según que patrones debemos considerar a alguien un amigo? Pues bien, a mi parecer debe ser según aquello que compartimos, pero, también aquello que nos diferencia. Y es que las amistades especiales son aquellas que no sabes verdaderamente lo que te une, pero, hay algo que te une. 

Y quizás sea eso, quizás sean las diferencias que se encuentran entre nosotras lo que hacen que formemos una amistad verdadera, fuerte, de aquellas por las que pondrías la mano en el fuego y de las que de verdad te dolería perder. 

Entonces, llega un momento en el que debes tomar partido en el asunto. Te preguntarás a que viene esto, al igual que a qué viene el hecho de decir que soy tímida. Pues bien, el ser una persona a la que le cuesta expresarse no significa que no tome partido en según que situaciones. 

Y es que, de vez en cuando debemos tomar partido en algunas situaciones. Debemos valorar nuestras amistades y valorar a quien queremos tener a nuestro lado a lo largo de nuestra vida. 

Y hay algo que yo no entiendo. ¿Como puedes valorar más la amistad de alguien con quien poco contacto has mantenido antes que la mía? Me doy cuenta que no has sido capaz de dar un paso al frente por mí, que no te has posicionado a mi lado, que no has sido capaz de dar la cara por mí. Y eso me ha dolido. 

Somos amigos ¿verdad? Pues, no lo parece. Desapareces del mapa y no vuelvo a saber nada de ti. Poco a poco, reconozco que ya no puedo confiar en ti, que no puedo abrirme en canal contigo como lo hacía ante. Hay veces que debemos arriesgar y tú hoy no lo has hecho. 

Así es como perdemos amistades. ¿Da pena? Sí. Pero, aprendemos de ello y entendemos que hay personas que seguirán estando a tu lado y las cuales no perderás por el camino. 

Despacito, todo se va perfilando. Y encuentras a esas personas con las que las horas pasan volando, con quien te ríes y disfrutas de su compañía. Encuentras personas con las que salir y disfrutar de una buena tarde. A tu lado, se encuentran esas personas especiales que hacen tu día a día más llevadero. Te encuentras con personas en las que confiar y con quien contar en todo momento. Aquellas que no se esconderán y tomarán cartas en el asunto. 

A tu lado están esas personas que se enfrentarán contigo porque saben que tú lo harías por ellos, aquellas que no te juzgarán y te aceptarán tal y como eres. 

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