viernes, 22 de agosto de 2014

Cinco palabras.

Cada día me decepcionas más...

5 palabras, 5 malditas palabras. 5 palabras que vagan por tu mente, que se pasean por ella, que inundan cada uno de tus recuerdos. Cinco palabras que se clavan en tu corazón. 

¿Sabías que duelen? No, no lo sabes. A veces no te paras a pensar en el dolor que causas con tus palabras. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y que esta puede doler mucho más que cualquier cosa dicha. Sin embargo, el dolor se puede instaurar en ti con tan solo pronunciar estas cinco palabras. 

Decepción. ¿Es eso lo que soy para ti? ¿Una decepción? Intento darlo todo, quiero que te sientas orgulloso, que cada vez que hables de mi en tu voz haya un atisbo de orgullo, quiero que tu mirada se ilumine y que me mires con el amor que otro miran a aquella persona que quieren. 

¿Consigue eso la decepción? No. ¿Por qué? Dime que he hecho mal, hazme entender en que me equivoco, donde fallo. Explícame porque solo consigo decepcionarte y nunca sacarte una sonrisa. Te prometo que intento dar lo mejor de mí, pero, para ti nada es suficiente. ¿Que he de hacer? ¡Háblame!

No me grites. Estoy cansada de pelear y discutir. Intento ignorar todas las pequeñas peleas que tenemos, hacer como si nada pasara. Doy mi brazo a torcer pensando que así todo estará bien, pensando que si digo algo te acabaré hiriendo y que seré yo quien salga perdiendo. 

Y salgo herida. Es una continua batalla, donde siempre soy yo quien sale herida. ¿No lo ves? No, no lo ves, no lo notas, ni lo sientes. ¡Eres la voz de la experiencia! Tú sabes más, tú conoces más. Yo solo intento aprender de ti, aunque solo acabe decepcionándote.

Da igual lo que yo diga, da igual lo que yo haga. Todo acaba mal para mí. Siempre acabo protegiéndome tras las suaves sábanas de mi cama, tapándome... Llorando sin consuelo, creyendo que todo esto acabará. Solo te pido un abrazo. Pero, solo lo pienso nunca lo digo. ¿Sabes por qué? No quiero decepcionarte aun más y que me veas como alguien débil. 

Quiero irme, quiero irme. No quiero estar aquí, no quiero. Cinco palabras son capaces de calarme tan hondo. ¡Solo cinco palabras! ¿Cuándo fue la última vez que me dijiste te quiero? ¿Cuando? No lo recuerdo. 

Mis propias inseguridades me están matando, me comen viva. Me dejo llevar por ellas. Me piden que sea fuerte, que no decaiga, que haga oídos sordos, que siga adelante...

Y quizás por eso te haya decepcionado; por decaer, por no luchar, ni ser fuerte.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguimos viviendo de sueños.

Ojalá poder hablar sin tapujos, ser un maldito libre abierto, no dejar que te coma por dentro, que en ti haya un malestar generalizado por a...